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Quién falla ¿el hombre o la ley?

¿Qué más podría hacerse para mejorar la Ley?, si esta no ha servido para siquiera contener los actos de corrupción.

POR: FRANCISCO EDGAR, FLORES MITA (DECANO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE MOQUEGUA)

Desde el año 1821 a la fecha hemos tenido 12 Constituciones, sin contar los reglamentos y estatutos provisorios, hagámonos solo una pregunta ¿Esos cambios de constitución han servido para eliminar la corrupción, la injusticia y la desigualdad en nuestro país?, la respuesta que vamos a dar es únicamente al tema de la corrupción explicar lo demás no cabría en este artículo, reservándonos para hacerlo más adelante.

La corrupción viene desde el Virreinato, Alfonso W. Quiroz, en su libro “Historia de la corrupción en el Perú” citando a Antonio de Ulloa y Jorge Juan, comisionados por el Rey Felipe V sobre una misión especial al Perú en 1735, dijeron en su extenso tratado: “Empieza el abuso del Perú desde aquellos que debieran corregirlo”, refiriéndose a la corrupción que existía en esa época, cometida por el Virrey y grupos de poder de ese entonces.

Esa realidad a la fecha no ha cambiado, los gobernantes de turno y los grupos de poder se corrompen, contraviniendo la Constitución y la Ley.

¿Qué dice la Constitución de 1993 para contener la corrupción?:

Para evitar el enriquecimiento ilícito de los altos funcionarios Públicos los obliga a hacer una declaración jurada de sus bienes y rentas tanto al asumir el cargo como al salir la que es publicada. (art.41)

El plazo de prescripción tratándose de delitos de corrupción se duplica y si son delitos graves dicho plazo no prescribe. (art.41)

Están impedidos de ejercer la función pública, las personas sobre quienes recaiga una sentencia condenatoria emitida en primera instancia en calidad de autores o cómplices, por la comisión de delito doloso. (Art.39-A)

Teniendo en cuenta, esos principios constitucionales se han dado leyes, para complementarlas, como, por ejemplo:

i.-Con la Ley 26643 del 26/06/1996 y el Decreto Legislativo N°1243, pub. 22/10/2016, se agravan las sanciones a quienes cometan delito de Peculado, es decir a quienes se enriquecen a costa del Estado, una condena puede ser no menor de 8 ni mayor de 12 años, además de la inhabilitación y la multa.

ii.-Con el Decreto Legislativo N°1243, se agravan las sanciones a quienes cometan delito de colusión, es decir aquellos funcionarios que se coluden con los particulares para defraudar al Estado, siendo la pena a imponerse una condena no menor de 6 ni mayor de 15 años, además de la inhabilitación y la multa.

iii.-Con el Decreto Legislativo N°1351, la suspensión de la ejecución de la pena es inaplicable a los funcionarios o servidores públicos condenados por actos de corrupción, es decir todas las penas son efectivas.

Como se puede ver, las penas son graves para quienes defrauden al Estado Peruano, esos delitos no prescriben es decir se puede investigar no importando el tiempo transcurrido y si son condenados no pueden volver a la administración Pública.

¿Qué más podría hacerse para mejorar la Ley?, si esta no ha servido para siquiera contener los actos de corrupción.

Desde el 16 de marzo del 2020 al 31 de octubre del año que nos deja, según el diario Gestión, “Fiscalía registra más de 1800 denuncias de presuntos actos de corrupción en pandemia”, entre los casos más sonados, fueron  las irregularidades encontradas en las compras que venía haciendo la Policía Nacional del Perú, durante la emergencia sanitaria, donde se evidenciaron casos de corrupción con compras públicas de la Policía, como una supuesta adquisición simulada de 700,000 mascarillas por un valor de 8,25 millones de soles a una empresa que no estaba especializada en el sector salud, esto motivo la caída del Ministro Moran, aunque el entonces Premier Vicente Zeballos lo negó.

Esa gente que se corrompe, altos funcionarios públicos, con educación superior en el País y en el extranjero, ¿acaso no les importa la Ley?, la conocen, porque ellos la hacen,  sin embargo, no la cumplen, no les interesa, pesa más su codicia, como dice Mario Vargas Llosa en su novela “El sueño del Celta” refiriéndose a uno de sus personajes, “Su tabla de valores está de acuerdo a su codicia”, la codicia del hombre puede más que la Constitución y la Ley;  José Antonio Pagola  en su obra “Jesús y el dinero” citando a Jesús dice: “Lo decía Jesús: Guardaos  de la codicia; aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes”.

Si el hombre no cambia y solo prefiere cambiar la Ley, seguiremos en el mismo vicio de cambiar Constituciones y de agravar penas, cuando pensemos que el país no tiene remedio, sin darnos cuenta que el problema somos nosotros y no la Ley.

Con ello no quiero decir, que la Ley siempre es buena, también hay leyes malas, nada es perfecto, es que, en el país, nos hemos acostumbrado a seguir a personajes que dicen luchar contra la Corrupción, que siempre arrojan la primera piedra cuando están llenos de pecados.

Termino este articulo citando al jurista alemán Stratenwerth, citado por el maestro ROXIN, en su obra “Derecho Penal Parte General” se tiene que cambiar de mentalidad.

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