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¿Quo vadis, Pedro?

“Cuanto más intensa ha sido la religiosidad de cualquier período, y más profunda la creencia dogmática, han sido mayor la crueldad y peores las circunstancias.” Bertrand Russell

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ   

Quo vadis es una frase latina que significa ¿A dónde vas? la cual aparece en una obra del siglo II, llamada Hechos de Pedro que es uno de los libros apócrifos que pretende dar testimonios de los apóstoles y que aparte de haber sido utilizada como nombre de una novela y una película, se le utiliza como una interrogante critica para manifestar preocupación por la posición que toman en ciertas circunstancias no solo las personas, sino también entidades de diversos tipos, entre las cuales puede estar también grupos sociales de diversa índole e incluso países, atreviéndome a preguntar también en esta ocasión ¿quo vadis Perú, quo vadis Congreso, quo vadis grupos políticos, etc.?

Porque todos parecieran haber perdido el norte, dejándose llevar por los odios, las pasiones e incluso la ineptitud en casi todos los casos.

Hoy, gran parte de los desconcertados habitantes del Perú cuestionan, –con toda razón–, al actual precario ocupante del Palacio de Gobierno al cual ciertos grupos quieren vacar, aduciendo sobre todo incapacidad para gobernar,  olvidando que tanto el hombre del sombrero como muchos otros políticos que fungen de líderes en caricaturas de partidos políticos, son los Frankenstein de un sistema económico y político que los ha creado y lo sigue haciendo en un espacio donde reinan la corrupción, la hipocresía, el racismo de arriba y de abajo y los intereses subalternos que han permitido que ningún gobernante en los casi doscientos  años de independencia haya culminado su mandato con nota aprobatoria, a pesar de lo cual, muchos de ellos fueron reelegidos.

Y ello continuará en tanto se elijan personas antes que programas, en tanto que los “partidos” sean simples vientres de alquiler propiedad de ciertos intereses, en tanto no cambien las normas electorales y limitaciones actuales…que poco a poco nos están conduciendo a convertirnos en un estado fallido en el cual no hay lugar para un Pepe Mujica o una Angela Merkel.

Y me temo a la luz de la historia y ejemplos cercanos, que el panorama político no es muy halagüeño que digamos, dado que en la actualidad a nivel de América Latina hay una pérdida de norte ideológico y ocupa un lugar más importante la disputa de poder por el poder mismo el cual siguiendo el péndulo histórico cambia cada cierto tiempo de color político.

Y reitero: la ideología no pesa tanto en la decisión del voto de los latinoamericanos como las propuestas de soluciones mágicas cargadas de populismo tanto de izquierda y derecha las cuales son encarnadas por personajes tan distintos, pero a la vez tan parecidos como son por ejemplo hoy en el Perú Castillo y López Aliaga, ambos dogmáticos con un alto concepto de si mismos que los hace creerse predestinados.

Y al no tener objetivos nacionales e incluso regionales aprobados mayoritariamente, tanto en el Perú como en otros países, la alternancia y el borrón y cuenta nueva se imponen. Así vemos que en Brasil se pasa de un gobierno de “izquierda”: Lula y Dilma Rouseff a la consolidación en las urnas,  del giro derechista en Brasil con Bolsonaro; o en Argentina de Kirchner, se pasa a Macri y hoy Fernández en alianza con Cristina Kirchener; o en Bolivia de Evo a  Jeanine Áñez y ahora Luis Arce quien fue ministro de economía de Morales Chávez…y podríamos citar otros países y otros personajes, pero quedémonos en nuestro país, donde vemos que el péndulo también se da aunque no tan marcado como en otros Estados: a García lo sucedió Fujimori quien llegó al poder con banderas izquierdistas, siendo su sucesor por un breve lapso Paniagua, al cual siguió  Toledo, luego García nuevamente, después Ollanta, Kuczynski, Vizcarra, Merino, Sagasti y hoy Castillo, quien con tan solo con el 18,92% de los votos validos entró a segunda vuelta donde se impuso gracias sobre todo al anti fujimorismo, antes que a sus banderas programáticas.

Pero repito: todos ellos, como también los candidatos que compitieron en las últimas elecciones son hijos del sistema económico, social, empresarial, político, ético y educativo del Perú, el cual privilegia ante todo la inversión privada a lo largo y ancho del Perú, donde prácticamente se han regalado todas las riquezas del país, teniendo como resultado que haya quienes quieren que nada se cambie, como hay otros que quieren cambiarlo  todo…y ello en medio de la indiferencia ciudadana, explicable por su falta de información y los denodados esfuerzos para subsistir que poco a poco los está conduciendo, –por el hambre y el resentimiento–, a posiciones extremas en tanto que los llamados a colocar propuestas, como son los colegios profesionales brillan por sus silencios, miedos e intereses.

Temores y egoísmos que hace que los Frankenstein también abunden en su interior y que nos están conduciendo por su inacción al colapso, haciéndonos recordar a Vallejo diciendo “Hermanos, hay, muchísimo que hacer” o a Morote en “Réquiem por el Perú” soñando con una Patria donde la honradez sea una virtud a imitar…Donde la mentira sea mal vista. Donde el político sea probo. Donde la arrogancia del que tiene algo sea aborrecido. Donde la violencia haya desaparecido y uno pueda andar sin miedo por las calles. Donde las picaronadas, los delitos y crímenes sean castigados. Donde la justicia sea rápida y honrada. Donde la educación sea deseada y los maestros respetados y bien pagados, etcétera.

Sin embargo, tengo temor, atendiendo a los ejemplos y péndulo histórico que al “izquierdismo” trasnochado de Castillo, le suceda el dogma y conducta sectaria de cierta derecha tanto en el campo político como religioso, prepotente y racista encarnada por ejemplo en un hombre tan limitado y parecido a Castillo, pero en sentido casi contrario.

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