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¿Se le viene la noche?

El principal problema de Pedro Castillo es él mismo. Los medios de comunicación concentrados solo se encargan de hacer eco de estos errores, de hacerlos más graves y notorios ante la opinión pública.

POR: JULIO FAILOC RIVAS   

Lo que parecía técnica y matemáticamente improbable, en torno la vacancia presidencial, empieza a ganar terreno rápidamente en el Congreso de la República. La extrema derecha e izquierda –por rabias y razones distintas– han iniciado un acercamiento y el centro político que Castillo había logrado juntar bajo la mesa ha empezado a darle la espalda. ¿Se le viene la noche al presidente?

No creemos que sea la impopularidad del presidente, ni su caída estrepitosa en las últimas encuestas de IEP, tampoco las movilizaciones raleadas pagadas por las tres versiones del fujimorismo las que han facilitado que la corriente golpista avance. El principal problema de Pedro Castillo es él mismo. Los medios de comunicación concentrados solo se encargan de hacer eco de estos errores, de hacerlos más graves y notorios ante la opinión pública.

El presidente Castillo ha resistido los embates demoledores de la prensa, de los grupos de poder y del fujimorismo expresado en sus tres versiones (Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular), incluso desde antes que asumiera el gobierno. Aguantó los 100 días de gobierno con un respaldo de la población por encima del porcentaje que obtuvo en las elecciones por una sencilla razón: creyeron en la palabra del maestro en lugar de la campaña siniestra de los poderes fácticos.

No obstante, a lo señalado, luego de casi cuatro meses de Gobierno del presidente Castillo, se ha iniciado un declive acelerado y peligroso para la gobernabilidad, los sucesivos errores han empezado a ser percibidos por la población y van desde las malas decisiones, pasando por el silencio y la incomunicación, hasta llegar a la poca transparencia en las acciones que estaría realizando fuera de Palacio de Gobierno.

Los resultados de la encuesta de IEP trae varios mensajes, reveladores si es que se sabe leerlos entre líneas. 1) La caída del 10% en la aprobación de la gestión del presidente y el incremento del 17% en los niveles de desaprobación es una señal de agotamiento y de descrédito del gobierno; 2) El desgaste del gobierno de Castillo no significa que la población esté dispuesta a aceptar la vacancia. El 55% de la población rechaza la vacancia presidencial; 3) La población no cree en los promotores de la vacancia: Fuerza Popular tiene un nivel de rechazo del 71%, mientras que Renovación Popular y Avanza País son desaprobados por el 63% y 61% respectivamente; 4) Hay un 47% de la población que todavía mantiene la esperanza que la situación se mantendrá igual con una tendencia a mejorar en los próximos cinco años de gobierno, pero también existe la percepción de un 62% de la población que cree que el gobierno de Pedro Castillo no terminará su mandato.

Los riesgos de una vacancia en ciernes no son infundados. La moción de la vacancia está en el tapete y las posibilidades de que sea discutida en el pleno es casi un hecho. Solo los votos de la extrema derecha llegan a los 46 votos y de la extrema izquierda de Cerrón y compañía tiene no menos de 13 votos, con lo cual sumarían los votos necesarios para interpelar al presidente en el Pleno del Congreso.  El asunto de la vacancia ha dejado de ser un asunto de incapacidad moral para convertirse en una correlación de fuerzas en el Congreso sobre la base de intereses subalternos bajo la mesa.

Castillo debe más de una explicación respecto a sus acciones fuera de Palacio de Gobierno. No será la derecha golpista la que lo vaque, si no su silencio… su cómplice silencio y las malas compañías.

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