POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)
La inusitada inversión privada en puertos marítimos en el país ha despertado un elevado interés en desarrollar proyectos similares en otros puntos de la costa peruana. La característica del Perú de contar con un extenso litoral en la cuenca del Pacífico, sumada a su ubicación meridional en la parte sur de Latinoamérica, le ofrece esta posibilidad. Es indudable que los preponderantes puertos del Callao, junto con las inversiones en Chancay y Marcona, alimentan los sueños de contar también con megaproyectos portuarios y puertos pivote o Hub.
El puerto de Corío es uno de estos proyectos ampliamente difundidos por los medios de comunicación. Se ha informado que este puerto podría movilizar 100 millones de toneladas de carga al año, funcionando como una plataforma logística multimodal que incluiría un terminal ferroviario y aéreo, una zona industrial y comercial con grandes almacenes, y un espacio para una nueva ciudad puerto. Esta promoción proviene de un consorcio privado que busca atraer interés e inversión privada. Además, el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) ha mostrado interés en el proyecto, argumentando que podría atraer la carga de mercancías de la macro región del sur del país y, en segundo lugar, la carga de Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. La inversión en su primera etapa se estima en 7,000 millones de dólares, debido a su carácter multimodal.
Aunque el proyecto del puerto está ubicado en un lugar estratégico del macro sur, como es el distrito de Punta de Bombón en la provincia de Islay, y su calado sería, según sus promotores, de más de 20 metros de profundidad, enfrenta varias adversidades. En primer lugar, el área señalada carece de infraestructura y es una zona árida y estrecha. Además, aún no se cuenta con un estudio que demuestre de manera objetiva y evidente la demanda para este puerto. El potencial agrícola del proyecto Majes-Siguas II también enfrenta trabas debido a objeciones. La inestabilidad política y la falta de credibilidad en las reglas de juego tampoco ayudan, lo que ha dificultado la integración del comercio internacional con Bolivia y Brasil, a pesar de los acuerdos firmados con estos países.
Por lo tanto, el proyecto Corío es interesante, atractivo y ambicioso; pero necesita aterrizar en la realidad con objetivos factibles y demostrables. Hay que recordar que no es el único candidato para ser la puerta de salida de la macro región sur; también están en juego los puertos de Ilo, Matarani y Marcona. Es necesario definir su especialización: si será para carga sólida o de contenedores en su etapa inicial. La competencia con Chancay y Callao hace que la idea de un puerto multimodal no sea del todo verosímil.
Es fundamental alinearse con las tendencias mundiales del comercio internacional. Primero, definir claramente lo que se entiende por un puerto Hub y/o Megapuerto. Un puerto Hub es un sistema portuario que articula toda una economía regional, nacional e internacional, y está especializado en contenedores. También es crucial ser realistas con las cifras; si Chancay tiene un costo de 3,500 millones de dólares, ¿por qué Corío debería costar 7,000 millones de dólares? Además, la suposición de que Estados Unidos invertirá en puertos en Perú simplemente porque China lo hace no sigue una lógica clara. Para Norteamérica, sus intervenciones suelen tener un enfoque más geopolítico, mientras que las de China son más comerciales. China ha duplicado su inversión en puertos alrededor del mundo, y en Latinoamérica, lo está haciendo con Chancay (Perú) y Paranaguá (Brasil).
A la pregunta de si Corío va o no va, la respuesta es: “todavía hay mucho por discutir”. Lo que sí es cierto es que el sur del país necesita un puerto de mercancías con potencial, interrelacionado con la macro región sur y los países vecinos que buscan acceso al Pacífico.