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Los planteamientos de Joseph Eugene Stiglitz

…el mundo necesita "un nuevo contrato social" que busque un equilibrio entre el mercado, el Estado y la sociedad para acabar con la inequidad social y económica.

POR: CESAR PILCO FLORES (cesartirsop@gmail.com)

El Premio Nobel en economía (2001) Joseph Eugene Stiglitz, agudo crítico de la globalización, plantea acabar con los monopolios, reformar los mercados y más impuestos a los ricos, como propuestas contra la desigualdad y que el mundo necesita «un nuevo contrato social» que busque un equilibrio entre el mercado, el Estado y la sociedad para acabar con la inequidad social y económica.

En su libro «Capitalismo Progresista» (La respuesta a la era del malestar /16/01/2020); también advierte de la necesidad de una agenda global que incluya reformas de los mercados, tumbar los monopolios y restringir la competencia desleal, así como la creación de políticas progresistas de impuestos y gastos; una ecología de instituciones incluidas organizaciones sin ánimo de lucro, cooperativas; así como poner más restricciones al comportamiento anticompetitivo; fortalecer el poder de negociación laboral, y reformar el gobierno corporativo.

Advierte que debe tenerse políticas progresistas de impuestos y gastos; así como programas para asegurarnos de que todos satisfagan sus necesidades básicas para una vida decente, especialmente en países como EEUU donde son lo suficientemente ricos, como para asegurarles a todos, una vida decente si solo quisiéramos.

Así mismo señala, que el problema del neoliberalismo era que argumentaba que el mercado sin restricciones era la solución y decía “no se preocupe por la moral, por la explotación, sólo déjelo en manos del mercado”; y eso no funcionó.

“El precio de la desigualdad, conlleva a la ineficacia y la democracia en peligro”, Joseph Stiglitz, plantea:

La “subversión Democrática”: El fracaso de los mercados, de los sistemas políticos que no corrigen los excesos de los mercados y de los injustos sistemas económicos y políticos, agravan las desigualdades, que cuestan muy caro, porque participan directamente en el «deterioro de la economía» y a sus desvíos, que Stiglitz llama la «subversión de la democracia».

Demuestra que la desigualdad es la causa y la consecuencia del sistema que provoca un círculo vicioso y genera inestabilidad; y cómo el actual sistema económico ha llegado a su fin. Su comprobación parte de la situación de los EE.UU., donde los últimos treinta años se han convertido en un país dividido: La clase alta ha progresado rápidamente y el país ha retrocedido; Los salarios bajos aumentaron en treinta años un 15%, mientras los 1%, del nivel superior aumentaron un 150%; y que se agrava si observamos la distribución de los ingresos del capital.

Los efectos de las desigualdades son claros: Descenso del nivel de vida, consecuencias de deterioro de la salud, la de educación, de la vivienda, deterioro de las relaciones sociales entre los jóvenes ya adultos atrapados en la casa de sus padres.

La democracia en peligro: La globalización tal como está, no facilita el progreso ni la eficacia mundial, ni la justicia, y pone en peligro a la democracia (Las élites prometen que la globalización daría un mejor nivel de vida, y eso no ha sucedido).   La actual desigualdad existente en los EE.UU. y en muchos otros países del mundo, nació o ha sido mantenida por las abstractas fuerzas del mercado y fortalecida por sus políticas.

Terminar con la reducción del Estado: Explica J. Stiglitz, que los programas anti-déficit y de austeridad tienen a menudo por objeto aumentar y preservar las desigualdades; «la historia nos demuestra que la austeridad casi nunca funcionó” y que el gasto público, en cambio, puede ser muy eficaz. Un gobierno gastando más de lo que gana, puede incentivar la producción y la generación de empleos; y la creación de riquezas derivada de esa política puede llegar a ser muchas veces superior a los gastos realizados.

CONCLUSIONES RELEVANTES:

1) Las políticas, luego de 25 años las políticas macroeconómicas y monetarias no han aportado, ni estabilidad, ni crecimiento permanente, ni una mejor distribución de la riqueza entre las mayorías. Ha llegado por lo tanto el tiempo de encontrar otro marco; pero los bancos y los mercados, mantienen la resistencia.

2) Otra alternativa, a través de un programa de reformas económicas, en el que debe intervenir el Estado, regulando los bancos, las empresas, los paraísos fiscales… Corrigiendo los excesos y fiscalizando en mayor medida los altos ingresos, promoviendo la inversión pública, mejorando la protección social y tendiendo al pleno empleo otorgándole un papel más responsable al banco central «abandonando su excesiva concentración sobre la inflación para interesarse de manera más equilibrada en el empleo, el crecimiento…».

Recuerde: Tacna, continúa mediterránea.

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