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Literatos y políticos peruanos de los siglos XIX y XX

POR MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA

DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES

Cuando estuve en Arequipa, antes de la pandemia, visité el cementerio de La Apacheta, y me detuve a ver el monumento que recuerda a Mariano Melgar, el joven que apostó por la independencia de su patria, y pensó en la igualdad ciudadana postulada por la Constitución de Cádiz, percibí que en más de una ocasión hubo un nexo entre literatura y política.

Y en efecto, en el museo del Jurado Nacional de Elecciones, se tiene un conjunto de imágenes y documentos donde se registra la participación política de varios literatos cuya vida cotidiana tiene de diversificó más allá de sus cuatro grandes áreas, de lo laboral, afectivo, recreativo y asociativo.

Dedicar más tiempo a una de esas áreas no impide que el hombre y la mujer no se introduzcan en otra, puesto que, en este caso, la creatividad no se reduce al mundo de la literatura.

Sabemos que la política es un proceso social a través del cual las personas obtienen, ejercen y pierden poder, y que el poder es la capacidad de controlar la conducta ajena, aun en contra de la propia voluntad; y estas inquietudes políticas no quedaron fuera de los literatos, ya que el espíritu de participación política está en todos los seres humanos.

Sin embargo, no son muchos los que recuerdan a estos personajes de la literatura, como políticos, pese a que muchas veces se ha recibido información sobre este particular de muchos escritores, pero más pesa su representatividad literaria, que la participación en la toma de decisiones.

Si nos preguntamos, desde cuando los hombres de la literatura ingresan a la política, tenemos a la vista solo a algunos, que no son todos los que incursionaron, entre ellos a Manuel Ascensio y Segura, quien encontrándose en 1843 en l ciudad de Piura, fundó el semanario El Moscón, que hemos consultado en la Biblioteca Nacional, y leído en publicaciones de Juan Vicente Requejo Rodríguez. De este personaje, sabemos que en 1860-61 fue diputado suplente por Loreto. Entre sus obras se cuentan “Amor y política”, y “El resignado”.

En medio de esta relación de literatura y política, también aparecen Felipe Pardo y Aliaga, Manuel Nicolás Corpancho, Manuel Bartolomé Ferreyros, Toribio Pacheco, José Gregorio Paredes, y José Joaquín Olmedo; mención aparte merecen Ricardo Palma y Abraham Valdelomar, quienes destacaron también este campo ejerciendo cargos más allá del universo nacional y regional, Valdelomar falleció cuando asistía a reuniones en el Congreso Regional del Centro, en época del presidente Augusto B. Leguía.

Los casos de Luis Alberto Sánchez e Hildebrando Castro Pozo resultan muy singulares, como el de Mario Vargas Llosa, los tres en el siglo XX, los dos primeros a comienzos del siglo, y el segundo se perfiló en este escenario, en la segunda mitad de la vigésima centuria. Sus libros marcaron época, y uno es más prolífico que otro.

De entre las mujeres vinculadas a la política y que dejaron huella en la literatura, aunque sin ser muy popularizada, se cuenta Magda Portal, luchadora por los derechos cívicos de la mujer, y por su participación temprana en el campo político del Perú. Sus debates y discrepancias con políticos del tiempo de su actuación en las décadas del 30 al 50 del siglo XX, quedan en los diarios de la época, y en algunos de los títulos que publicó.

Volviendo al escenario masculino, se destacaron al mismo tiempo en la política y la literatura, José Gálvez (vicepresidente de la República), Ciro Alegría, Luis Carnero Checa, Manuel Scorza (candidato a la Vicepresidencia de la República), y Genaro Ledesma, entre otros.

¿Qué, logros obtuvieron en política los hombres de la literatura relacionado con ese otro mundo? La lista es larga. Responderemos por dos: Hildebrando Castro Pozo, el reconocimiento a la comunidad indígena; y Magda Portal, su aporte al reconocimiento de la mujer como ciudadana. Viene bien la ocasión, ante la proximidad de las fiestas navideñas, recordar que Hildebrando Castro Pozo escribió una narración literaria que tituló, “Las pascuas de Papa Noel”.

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