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Ideas sueltas sobre la crisis y la corrupción

Tan nefasto es el veneno que pulula en nuestro ambiente social, que la mayoría de nuestros ciudadanos están ya gravemente enfermos de pesimismo crónico galopante que se podría decir que creen más en la letra del tango Cambalache el cual en una de sus  estrofas dice: “...El que no llora no mama, y el que no afana es un gil... (el que no roba es un tonto),  que en las posibilidades de construir un medio social más justo y honrado.

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ    

Esopo, relataba en una de sus fábulas que, en una asamblea de ratones, que querían vivir sin la amenaza y molestias que les causaba un gato, se llegó a la conclusión de que la única forma de conseguir la ansiada paz era poniéndole al felino un cascabel que les alertara de su llegada. Pero cuando el ratón más viejo preguntó: “¿Y quién le pondrá el cascabel?”, la asamblea optó por disolverse en silencio…Algo, que podemos señalar que ocurre a lo largo y ancho de nuestro querido Perú, en lo que se relaciona a la política y a los aventureros de la misma que han hecho que la corrupción haya tomado en muchos casos carta de ciudadanía. Tan nefasto es el veneno que pulula en nuestro ambiente social, que la mayoría de nuestros ciudadanos están ya gravemente enfermos de pesimismo crónico galopante que se podría decir que creen más en la letra del tango Cambalache el cual  en una de sus  estrofas dice: “…El que no llora no mama, y el que no afana es un gil… (el que no roba es un tonto),  que en las posibilidades de construir un medio social más justo y honrado.

¡Porque ven que tanto el congreso como el ejecutivo, sin olvidarnos de casi todos los gobiernos regionales y municipalidades, están repletos de gente incompetente y corrupta, dispuestas a seguir las recomendaciones del tango!

Ciertamente que hay personas honradas y competentes ocupando algunos puestos claves; y otros muchos marginados de esos puestos. ¿Pero cómo podemos abandonar el camino de decir y aceptar complacientemente que “todos son corruptos o incompetentes” el que nos está llevando a la perdición?

Es el momento, como en la fábula, de ponerle el cascabel al gato. Y hoy, ese gato se llama corrupción e incompetencia. ¡Y el cascabel al gato tenemos que ponérselo entre todos…!

Las palabras ya no bastan porque han sido devaluadas por los actos. Y las promesas, sin conductas concretas y conducentes, se convierten en engaños deliberados.

Por ello, hoy en día, el buen ciudadano, el buen funcionario, el buen cristiano, tiene que meterse en política, al menos exigiendo honradez y coherencia a nuestros gobernantes. No dejemos el trabajo a los buitres y a los aventureros de la política.

Construyamos un sistema económico social de libre mercado que permita ofrecer a todos oportunidades de obtener una renta suficiente y generar recursos suficientes que permitan que las instituciones públicas cumplan sus obligaciones y promuevan el bien común.

Sin dejarnos llevar por falsos optimismos y cálculos económicos producto de la explotación sobre todo de recursos naturales no renovables que se encierran en el mal llamado “canon” que en el fondo es un porcentaje del impuesto a la renta y que mal que bien, en la actualidad gracias a los precios de los mismos, nos hace olvidar que la crisis en el caso del Perú siempre ha estado latente. Que lo único que sucede es, que de cuando en vez estalla salpicándonos en su brote colérico a todos y lo que es peor, ¡muchas veces a sangre y fuego!

Crisis que también nos hace recordar que allá por 1919, J.M. Keynes, el genial economista ingles escribió algo, que, guardando las distancias y sin resaltar los adelantos tecnológicos, podría aplicarse a nuestros días: “El peligro que confrontamos es en consecuencia la rápida depresión del estándar de vida de las poblaciones situadas en el extremo inferior de la escala social, al punto que para algunos puede significar la hambruna total. ¡Y los hombres no mueren en silencio!  Porque el hambre que conlleva a algunos al aletargamiento y al abandono desesperado, exalta a otros temperamentos a una nerviosa inestabilidad histérica y desesperación loca. Y éstos en su angustia, pueden irse contra los mecanismos sociales que no les han posibilitado recibir una educación de calidad”, algo que hoy también se da en nuestro medio en el cual la misma es mediocre en casi todos los niveles, a pesar de autobombos, –que al parecer están maquillados–, como el decir que estamos en los primeros lugares en comprensión lectora y matemáticas.

Tratemos, como señala Keynes de considerar que el éxito de un modelo económico no reside en reportar alegremente a un pueblo hambriento y sin trabajo, cifras bonitas con bajos niveles de inflación, aumento paulatino de exportaciones y tasas de cambio monetario estables en tanto hay un mercado interno deprimido que nos está llevando a un ciclo peligroso: menores inversiones, menos empleos, menos consumo…y por consiguiente más violencia y protestas.

Hay que invertir más en educación y cultura que en fierro y cemento.

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