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Dr. Graciano del Carpio: un mollendino en la Antártida

Al día siguiente se calibraron los equipos. Unos expedicionarios eran trasladados a la base Machu Picchu y otros se quedaron en el barco para realizar el crucero en el estrecho de Bransfield que aproximadamente duró 15 días de navegación, equivalentes aproximadamente a 2000 millas náuticas.

Por primera vez, la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) participó en una expedición científica en la Antártida, continente aún poco explorado. Precisamente en la expedición científica ANTAR XXVII 2020 promovida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, la UNSA estuvo representada por el Dr. Graciano Del Carpio Tejada, actual director de la Escuela Profesional de Biología e investigador RENACYT, es decir la presencia del investigador augustino marca el inicio de las actividades científicas de la UNSA en el continente blanco.

El mencionado profesional mollendino junto a científicos de distintas instituciones y universidades, participó en los programas de investigación científica a bordo del BAP Carrasco, embarcación oceanográfica considerada entre las cinco más equipadas del mundo en su género y en la estación Científica Machu Picchu en una travesía que duró un mes.

El estudio a realizar es “Determinar la presencia y distribución de metales pesados y contaminantes orgánicos en el componente biótico y abiótico de ecosistemas submareales de la Antártida”.

En la Antártida dada su lejanía, por siglos territorio inhóspito, hoy pieza clave en el equilibrio ecológico de nuestro planeta, el cual se encuentra seriamente amenazado por el cambio climático, se puede observar que las capas de hielo se vienen derritiendo en forma acelerada, lo que lógicamente podría ocasionar un desequilibrio de las condiciones climáticas ya que los océanos interconectados, son considerados los reguladores.

MI EXPERIENCIA. NARRADA POR EL DR. GRACIANO DEL CARPIO

“Realmente fantástica experiencia a un lugar tan lejano y paradisiaco al que solo se puede llegar mediante expediciones científicas como las que realiza el Ministerio de Relaciones Exteriores, dada la edad con que cuento el tiempo se me iba acortando y las posibilidades de cumplir con el anhelado sueño de conocer este paradisiaco lugar se me iba alejando. Felizmente mi proyecto fue aceptado y por lo tanto fui elegido para participar en dicha expedición. Luego viene el nerviosismo de cruzar en avión el mismo lugar por donde el avión hércules de la Armada Chilena había caído.

Tras ello, lo emocionante, nos fuimos alejando de Punta Arenas, hermosa ciudad chilena para llegar a nuestro destino, la Antártida a la base chilena Frei. Al bajarnos nos dimos cuenta que los cerros en gran parte estaban cubiertos de nieve a una temperatura que estaba bajo 0°C. Inmediatamente nos dirigimos a la ensenada Mackellar donde se encontraba el barco aproximadamente a 500 metros de tierra. Enseguida nos trasladamos en zodiac para pernoctar en él.

Al día siguiente se calibraron los equipos. Unos expedicionarios eran trasladados a la base Machu Picchu y otros se quedaron en el barco para realizar el crucero en el estrecho de Bransfield que aproximadamente duró 15 días de navegación, equivalentes aproximadamente a 2000 millas náuticas. Realmente impresionante, divisamos enormes ballenas que pasaban muy cerca al barco y otras más lejos, las que eran detectadas por los chorros de agua que expulsaban.

Algunas zonas con gran cantidad de hielo flotando. Otras veces, enormes icebergs de aproximadamente 500 m. de longitud que pasaban cerca de la embarcación y en ellos cantidad de pingüinos; es decir, imágenes que solamente las había visto en películas o en portadas de almanaques. Sinceramente espectacular.

Para el regreso la gran mayoría de expedicionarios lo hizo en el BAP Carrasco, navegamos algo más de mil millas por el canal de Beagle a una velocidad de 8 nudos por tres días, otro recorrido espectacular. Nos íbamos acercando al continente navegando por una zona muy complicada en la que se encontraba el último poblado chileno, Puerto Williams. En esta zona nos esperaban oficiales chilenos quienes se encargaron de dirigir la navegación hasta llegar al estrecho de Magallanes, que este año cumple 500 años de su descubrimiento (Punta Arenas).

Últimamente fui designado por la autoridad universitaria para planificar las futuras expediciones, para ello iniciaré con una réplica de todo lo actuado a los estudiantes y profesores y luego se preparará las bases para que compitan los que deseen participar. Los resultados de estas investigaciones serían publicadas en revistas de impacto, sumando de esta manera a los logros obtenidos por nuestra casa de estudios.

En ese sentido se ha considerado la contratación de servicios de tres médicos generales, un médico especialista (traumatólogo), dos enfermeras, dos obstetras y cuatro técnicas de enfermería”.

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