Crianza saludable II

La crianza y educación efectiva de los niños y adolescentes requiere un esfuerzo conjunto entre educadores y padres.

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ    

Vivimos en una sociedad tan carente de valores que hemos llegado a un punto en el que los valores se perciben como algo anticuado o anormal. Esto ocurre porque los niños, niñas y adolescentes que aplican y viven de acuerdo con estos principios fortalecidos son frecuentemente atacados por sus propios compañeros y compañeras. Este acoso genera en ellos diversos conflictos emocionales que afectan abruptamente su salud, a veces con síntomas evidentes y otras veces de manera silenciosa.

En una etapa de mi vida profesional, trabajé en un colegio muy bueno que se esforzaba por brindar la mejor educación a los niños, niñas y jóvenes. A pesar de los grandes esfuerzos realizados por la directora en conjunto con sus docentes, los padres no asumían completamente sus responsabilidades. Aunque existía un horario específico para usar redes, descansar, hacer tareas y otras actividades, muchos estudiantes se encontraban despiertos entre la 1 y las 3 de la mañana, mientras sus padres dormían. Durante ese tiempo, jugaban, se reunían y presionaban a aquellos que querían descansar o no participaban en sus actividades, llegando al punto de maltratarse entre adolescentes para obligarse a hacer lo que otros querían.

Por lo tanto, es vital comprender algo: todos los profesionales que rodean a tu hijo o hija son indispensables e importantes para ofrecer un servicio formativo. Sin embargo, si el padre, la madre o los tutores no participan activamente, no se logrará el éxito.

A los padres: Si dejamos que otras personas se responsabilicen de la crianza de nuestros hijos e hijas, estamos condenados a formar una sociedad inestable y conflictiva para las nuevas generaciones. Es esencial que tomemos las riendas e iniciemos las reformas necesarias para mejorar. Nunca es tarde mientras haya vida y voluntad.

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