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Pandemia, desempleo y elecciones

En Moquegua… los candidatos mayoritariamente son ilustres desconocidos, su hoja de vida es flácida, elegidos como candidatos en cuatro paredes y sospechosamente pasando por caja, los más conocidos tienen rabo de paja o muy están ligados a gobernantes regionales corrompidos.

POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)   

Nos aproximamos al año de la llegada del Covid 19 a nuestro país y la percepción de la ciudadanía es que después de ella es muy poco, de manera efectiva, lo que hemos hecho contra la ella, seguimos sin aprender lo suficiente y sorprendentemente dudamos de lo positivo que tenga la vacuna que no llega.

Estamos ante el segundo rebrote de la pandemia y si en marzo del 2020 aceptamos a regañadientes la cuarentena, dimos la venia a los bonos y créditos sin mayores cuestionamientos. La esperanza era que los efectos de la pandemia serian controlados y superados. Hoy, febrero 2021 la situación es distinta, el descontento y la desconfianza es muy elevada. No es para menos, la mayor parte de la población no tiene empleo ni ingresos y contradictoriamente no está dispuesta al confinamiento y se alarma de la alta letalidad.

A la vez el horizonte pandémico es dramático. Es lógico suponer que, si en los países desarrollados la pandemia sigue afectándolos y ellos tienen recursos, vacunas para enfrentarlos; nosotros con carencias de camas UCI, oxígeno y sin fecha de vacunación masiva, más el acelerado empobrecimiento, más la crisis de la política nacional, adicionemos la disposición a movilizarse, entonces el resultado futuro es previsiblemente terrible.

La agenda nacional en prioridad es la crisis sanitaria, la sobrevivencia ante el desempleo y bajas remuneraciones, la errática política del presidente Sagasti y la impopularidad del actual Congreso de la república. Las elecciones presidenciales y legislativas esta un segundo orden, no es todavía un tema en la vida corriente de los ciudadanos.

A pesar de los esfuerzos de las encuestadoras nacionales de mostrarnos las preferencias presidenciales por determinados candidatos, el contexto electoral todavía está por definirse. Lo que si tienen elevados porcentajes son los que desconfían de la política, los desinformados y los anti votos sobre varios de los candidatos.

Desconfían porque ven a los candidatos recién ingresar a la tienda política que lo pone de candidato, pesimismo porque están en juicios judiciales por corrupción o alimentos e incredibilidad porque los partidos son vientres de alquiler ligados a grupos económicos privados universitarios o financieros.

El afán golpista de la mayoría congresal entrega su factura a los partidos que lo generaron, súmese que la ambigua, continuista y ambivalente política del ejecutivo alienta más el descredito en la política.

El Instituto Peruano de Estudios (IPE) señala que las mayores preferencias a la última semana de enero la tienen George Forsyth y Verónica Mendoza, que no es una casualidad, sus partidos no participan del Ejecutivo ni del Legislativo. Sus anti votos del primero es que no sustenta bien sus ideas y la segunda que es estatista.

En el caso Keiko su anti voto es por la corrupción en la que está comprometida, respecto a Urresti es su ligazón al grupo de Luna Gálvez que con prebendas al JNE logró legalizar su partido, a Guzmán siempre le enrostraran la fuga del supuesto incendio, Lezcano no se escapa del anti como que su partido propicio el golpe de Estado, de Hernando de Soto se afirma que su lenguaje no pega en los más pobres, Arana el haberse apropiado para si del partido Frente Amplio, sobre Acuña la aversión es limitada capacidad política y perfecto partido vientre de alquiler,  en Ollanta pesa adversamente los pecadillos de Nadine y los aporte de Odebrecht, del lado de Salaverry pesa su pasado fujimorista y no avanzamos más porque los demás se quedaran en menos del 5%.

En Moquegua las elecciones para el congreso tienen sus particularidades que la hacen especial. Los candidatos mayoritariamente son ilustres desconocidos, su hoja de vida es flácida, elegidos como candidatos en cuatro paredes y sospechosamente pasando por caja, los más conocidos tienen rabo de paja o muy están ligados a gobernantes regionales corrompidos, en la desesperación de carencia de propuestos de proyectos legislativos se refugian en moqueguanismo o ileñismo como cualidad. Algunos son buenos y deberían ser preferidos, lamentablemente sus partidos no pasaran la barrera del cinco por ciento.

Eso es lo que tenemos, dicen que es lo que nos merecemos. Sin embargo, lo primero es lo primero, liberarnos de la pandemia, implementar los hospitales y reactivar la economía. Usar las mascarillas y lavarnos las manos y una cuota de positivismo, no hay otras.

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