Michiquillay al partidor y Tía María en espera

POR: Enrique Lazo Flores     

Si para la región Moquegua y el país, Cuajone es una de las minas más importantes, para Cajamarca, una región injustamente postergada y olvidada por obra y gracia de antimineros que hicieron lo imposible para no dejar operar Conga, es tan igual o más aun, el proyecto Michiquillay, que hoy va camino a convertirse en una realidad, debido a que será una de las minas más importantes del Perú.

Los resultados que se tiene sobre los efectos producidos por la narrativa de “Conga No Va”, se traduce en una realidad alarmante en la mayoría de sus distritos, ya que 16 de los 20 distritos más pobres del país están ubicados en esa región y es aún, más devastadora aún esa realidad, cuando se conoce que la pobreza supera el 42% de la región, con un alto índice de desnutrición y anemia en su población infantil.

Lo realizado por el Centro para la Competitividad y el Desarrollo (CCD), en coordinación con el Instituto de Ingeniero de Minas (IIMP), en el marco del estudio de “Impacto económico y social de la minería en el Perú”, se supo que  en las regiones de Cajamarca, La Libertad, Lambayeque y Piura, existen 11 proyectos mineros que representan inversiones de más de US$ 23,000 millones y sobre la base de estas inversiones, se proyecta ingresos por canon y regalías para los gobiernos regionales del orden de S/ 3,200 millones y se reduciría la pobreza en, alrededor de 10 puntos solucionando la crisis alimentaria hacia el 2031 en esta región.

Asimismo, tomando como referencia el mencionado estudio, Cajamarca tiene inversiones potenciales en más de US$ 18,500 millones, y la mayoría tienen que ver con el cobre, por lo que Cajamarca hoy por hoy, es la región que debería convertirse en un polo de desarrollo y progreso atrayendo a los demás proyectos como, El Galeno, Conga, La Granja, Michiquillay y Cañariaco Norte, que lograrían incrementar en 1.5 millones de toneladas métricas de cobre (TMC) a la producción nacional.

Recientemente, el CFO de Southern Perú, Raúl Jacob Ruisánchez, ha  señalado que esta empresa, actualmente la tercera más importante productora de cobre en el país, superaría ese lugar, si las inversiones en las minas de Cajamarca se concretaran, produciríamos alrededor de cuatro millones de TMC anuales, creciendo sobre el 5% de promedio anual y, en muy pocos años, se lograría reducir la pobreza debajo del 15% nacional, poniendo a Cajamarca en una de las regiones más ricas, dejando atrás el lugar que ocupa como una de las regiones con un índice del  25% de la población en pobreza, a pesar que existen oportunidades para reducir en más de 10 puntos este flagelo social.

Empero, hoy se abre una ventana de esperanza con el desarrollo de los proyectos Michiquillay y Tantahuatay, ambos ubicados en Cajamarca y que al empezar las operaciones impulsaría su desarrollo, generando más puestos de trabajo, creación de diversos programas sociales que permitirá desarrollar a la región, en ese sentido Jacob señaló en una conferencia titulada “Macrorregión norte: competitividad y sostenibilidad, tarea de todos”, que la inversión total en ambos proyectos asciende a US$ 2,694 millones, cifra que podría representar una notable inyección económica para la región Cajamarca. Sin embargo, no todo es fácil, aunque pareciera serlo, porque está latente el peligro que ronda permanentemente y son los conflictos sociales, como los actos vandálicos, bloqueos y la violencia que desatan los antimineros radicales, que continúan narrativas que satanizan a la minería legal y responsable, que no solo afectaría a que no se logre el ansiado desarrollo de los pueblos, sino, perderíamos el privilegio de ocupar el segundo lugar como productor mundial de cobre con 2.5 millones de TMC anuales, precisamente por los retrasos que ocasionan los conflictos sociales.

NECESARIO TENER EN CUENTA.

En este momento es necesario y muy importante, además de ser muy especial, tener en cuenta el caso de Michiquillay, éste un proyecto que tiene una reserva comprobada de más de 2,200 millones de TM de minerales de alto valor, como el cobre, oro, plata y molibdeno, representando una inversión de US$ 2,500 millones, y está llamado a convertirse en una de las minas más importantes del Perú, con un potencial económico y social sin precedentes. Cuenta con todos los permisos necesarios para la exploración y un Estudio de Impacto Ambiental aprobado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem), En febrero de este año, la empresa solicitó la autorización para iniciar las actividades de explotación.

Es necesario resaltar que, como parte del proyecto Michiquillay, Southern Perú ha llevado a cabo diálogos con las autoridades locales, regionales y las comunidades cercanas al proyecto, con el objetivo de promover programas de desarrollo sostenible en la zona.

Precisamente como resultado de estas conversaciones, se han establecido acuerdos sólidos entre la empresa y las comunidades de Michiquillay y La Encañada, siendo uno de estos importantes acuerdos, la creación del Fondo Social Michiquillay (FSM), que se encargará de gestionar y administrar los fondos otorgados por la concesión minera del proyecto.

Además, Southern Perú se ha comprometido a aportar $400 millones al FSM, y hasta la fecha ya se han realizado dos aportes por un total de más de $24 millones y parte de estos fondos se ha destinado a la adquisición de terrenos para la ejecución del proyecto «Desarrollo de la ganadería lechera en el sector Chim Chin de la Comunidad Campesina de Michiquillay», asimismo de los proyectos ganaderos, el FSM también ha financiado proyectos de riego tecnificado y mejoramiento de pastos, logrando que hasta el momento se beneficien  240 personas que han obtenido un total de 230 nuevas hectáreas de pastos y un promedio de 150 hectáreas de mejoramiento del sistema de riego. Además, se brindará capacitación técnica a todos los beneficiarios.

UN FUTURO PROMETEDOR

Al entrar en proceso de producción, se espera que Michiquillay alcance las 225,000 toneladas métricas de cobre (TMC) para el año 2028, y que la mina tenga una vida útil de más de 25 años. Esto representará ingresos significativos para la región Cajamarca, a través de impuestos, canon y regalías mineras, lo que impulsará el desarrollo local y mejorará la calidad de vida de las comunidades cercanas, además que, Michiquillay no solo traerá beneficios económicos, también generará miles de puestos de trabajo directos e indirectos, lo que impulsará la creación de oportunidades de negocios en la zona. Este proyecto será un catalizador para el crecimiento y desarrollo sostenible de la región, beneficiando a las comunidades locales y al país en su conjunto.

En el norte de Cajamarca se encuentran seis importantes proyectos mineros de cobre, agrupados en lo que se conoce como el “cinturón de cobre del norte”, con una cartera de inversiones que supera los US$ 16,200 millones. Los proyectos son: El Galeno (inversión de US$ 3,500 millones), Conga (US$ 4,800 millones), La Granja (US$ 5,000 millones), Michiquillay (US$ 2,000 millones) y Cañariaco Norte (US$ 1,500 millones). En conjunto, si estos proyectos estuvieran operativos, producirían anualmente 1.5 millones de toneladas métricas de cobre (TMC). (Con datos de El Montonero).

Michiquillay no debe seguir formando parte de los proyectos injustamente paralizados y postergados como Tía María, que también representa una inversión de US$ 2,000 millones que espera producir alrededor de 120,000 TMC al año, generando más de S/ 300 millones en canon y regalías para el país, y crear más de 9,000 empleos en su área de influencia, pese a que el proyecto ha cumplido con todas las observaciones hechas por el estado, hasta hoy sigue en espera. Por lo pronto Michiquillay va camino al partidor y Tía María sigue en espera.

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