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Las ciudades para la vida

El primer peldaño es decidirse porque los documentos de planificación territorial y urbano se cumplan. Segundo, anteponer ante todo el desarrollo urbano integrado, equitativo respetando el suelo.

POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)     

Invitados por el Centro Educacional, Ocupación y Promoción del Desarrollo (CEOP Ilo) a distintas jornadas de estudio sobre lo que deberá el Transito Social y Ecológica, comparto con Uds. algunas notas importantes en área del Espacio Urbano y medio ambiente de la Ciudades para la vida que expusiera la Arq. Liliana Miranda por ser importante para la construcción de nuestro futuro departamental y local en el ordenamiento territorial manteniendo sustentable la ecología, el clima y la energía.

Comencemos por afirmar que en los países en general el Ordenamiento territorial (OT) se renuevan aceleradamente las metodologías de investigación. Se incluye hoy el concepto de “la Estructura Ecológica” que es un sistema natural de todo el conjunto de elementos bióticos (elementos físicos y químicos de la naturaleza) y los abióticos (la luz solar, el aire, los suelos, el aire entre otros) que son los componentes básicos del territorio y que debemos preservar, conservar y restaurar para evitar su desaparición, manejo sostenido de los recursos naturales y garantizar el desarrollo económico, social y ecológico de las futuras generaciones.

Se plantea el tema porque es evidente que hay una fuerte agresión al territorio en diversas partes del mundo. Brasil, India son los ejemplos más palpables, el primero con la destrucción de la amazonia y el segundo por indiferente responsabilidad ambiental.

En el Perú ocurre algo parecido con las ciudades. Nuestro país es predominantemente urbano, dos tercios de la población viven en la costa y siguen creciendo sin orden, límites y ni alternativas. En ellas aparecen grandes cordones marginales de pobreza porque se destruye la naturaleza.

La demanda de agua aumenta y no se planifica el uso adecuado de las fuentes de abastecimiento de los ríos, lagunas, mares y humedales. Lo mismo ocurre con mala calidad del aire por la propalación de humos nocivos de fábricas, vehículos automotores y la intensa presencia de residuos físicos y orgánicos.

La desertificación de la costa se multiplica e ingresamos a constantes pánicos por sequias, inundaciones, carencia del recurso acuícola.

De otro lado, el proceso de crecimiento urbano es anárquico y se constata invasiones permanentes por la necesidad de vivienda, por el negociado del tráfico de terrenos y las inmobiliarias como empresas que acaparan grandes extensiones de terrenos. Según el Censo 2007 nuestro país tenía 7 millones 583 mil 140 viviendas, la mayoría son particulares y solo 17 mil eran colectivas. De las particulares, 6 millones 477 mil eran casas independientes y solo 378 mil eran departamentos en edificios y 338 mil eran chozas y cabañas.

Es decir, crecemos horizontalmente en pocos lugares y en las faldas de los cerros, áreas de cultivo y zonas de alto riesgo sismológico.

Nuestro departamento (Moquegua) no es ajeno a la problemática. Los distritos rurales están despoblados y su mayor parte de pobladores son adultos mayores. En una encuesta realizada por una financiera en la provincia de Sánchez Cerro para conocer las posibilidades de colocación de créditos así lo constataron.

Anecdóticamente, algunos de los pobladores considerados en extrema pobreza se van a las ciudades y regresan a sus distritos a fines de mes a cobrar su pensión 65. Torata el gran distrito de recursos de canon y regalías tiene una población volátil, limitadamente estacionaria. Moquegua tiene una proyección población creciente versus el encerramiento natural de los cerros. Ilo, dejo ser la ciudad Hito de planificación urbana, crece la población y los servicios de agua, electricidad y vivienda son deficientes.

Es el momento de comenzar para agendar Ciudades para la vida: El primer peldaño es decidirse porque los documentos de planificación territorial y urbano se cumplan. Segundo, anteponer ante todo el desarrollo urbano integrado, equitativo respetando el suelo. Tercero, promover las 4 Rs: reducir, reciclar, reusar y responsabilidad en el manejo de residuos líquidos, sólidos y gaseosos. Cuarto, conservar las áreas verdes, la biodiversidad, uso eficiente del agua. Quinto, uso continuo de las energías limpias como la solar, la fuerza del aire y el gas. Quinto, aplicación de políticas públicas de construcción considerando el tema del calentamiento global. Son más, pero el objetivo es siempre: mejor calidad de vida en las ciudades y centros poblados.

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