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La verdad sobre “Papá Noel” ¿Mito o realidad?

POR: ENRIQUE RIVERA SALAS

PERIODISTA COLEGIADO

El génesis de la actual leyenda de Papá Noel o Santa Claus, se remonta a principios del siglo IV de nuestra era, en una localidad del distrito de Licia (actual Turquía), donde nació San Nicolás, el hijo de una familia ordinaria, que, tras la muerte de sus padres, decidió regalar todos sus bienes a los niños carenciados de su comunidad, para luego ingresar en el monasterio Sión.

Este santo, también llamado el obispo de los chicos (por su amor y dedicación a los más pequeños), murió el 6 de diciembre del año 342 o 343, dando el puntapié inicial a su fenómeno que hasta el día de hoy cautiva a grandes y chicos.

Lo cierto es que su fallecimiento despertó toda clase de anécdotas y suposiciones, atribuyéndose desde salidas nocturnas para repartir regalos entre las personas necesitadas, hasta milagros como calmar una tempestad o resucitar un marinero egipcio ahogado.

La trasmisión oral de estas hazañas reales o ficticias terminó por deformar el verdadero transcurso de los acontecimientos y convirtió a San Nicolás en un ser mitológico, sinónimo de infinita bondad y entrega solidaria.

Desde mediados del siglo XIII y hasta la reforma protestante, San Nicolás “distribuía” sus obsequios en la noche del 5 al 6 de diciembre, pero posteriormente a la contrarreforma católica, surgió un nuevo personaje Christ kindel o el niño Jesús, que también reparte regalos, pero en navidad.

El avance de esta nueva tradición forzó a que San Nicolás, sin cambiar el día de su festividad, pasase a entregar sus regalos el 25 de diciembre. De esta forma quedaron unificados dos personales diferentes, caracterizados por una misma función.

En esta agradable misión de llevar regalos a los niños. San Nicolás fue incorporando elementos de diferentes cuotas, como los gramos germánicos, el “Padre Invierno” nórdico o los generosos ancianos alemanes, todos ellos personajes, que ya estaban asociados a la entrega de presentes.

Así fue como nacieron los legendarios Kolya (Rusia), Nildas (Austria) Father Christmas (Gran Bretaña), Santa Claus (Estados Unidos), Père Noel (Francia) entre muchas otras variantes.

DE EUROPA A AMÉRICA

A partir del año 1200 en los Países Bajos se arraigó fuertemente la tradición de San Nicolás, en parte a raíz de las asombrosas leyendas sobre este santo que traían los marineros que viajaban al Asia menor (Turquía).

A tal punto creció la devoción popular que los navegantes y comerciantes neerlandeses lo adoptaron como su patrón, mientras que la ciudad de Ámsterdam lo nombró su santo protector.

Después del descubrimiento de América y durante la colonización se los territorios comprendidos actualmente por los Estados Unidos y el Canadá, los holandeses llevaron la tradición al nuevo continente, presentando a San Nicolás como un hombre alto y arrogante, que vestía ropa obispal y portaba un saco en una mano y una vara en la otra.

“RE-CREADO” EN EE UU

Creado por un escritor; según explica el investigador José Rodríguez en su libro “Mitos y Ritos de la Navidad” el periodista Norteamericano Charles N. Jones puso el dedo en la llaga del legendario Santa Claus cuando en el mes de octubre de 1954, en el New York Historical Society Quarterly Bulletin escribió “Sin Washington Irving no hubiese habido Santa Claus. Semejante afirmación se apoya en el hecho de que los historiadores cuentan con escasas referencias, de cómo fueron las celebraciones navideñas exportadas por los holandeses a los Estados Unidos y que todo lo que se sabe sobre esos festejos es a través de la obra “Historia de Nueva York”. Según Knickerbocker, existe en 1809, precisamente por el consagrado autor de best-sellers, Washington Irving.

Este narrador consideró que un obispo tenía muy poco que hacer en las tierras americanas y despejó a San Nicolás de su vestimenta clerical, transformándolo en un personaje amistoso, bonachón, alegre y generoso.

La imaginación de Irving también los despojó de su cabello blanco (antes había sido una mula) reemplazándolo por un corcel volador que arrastraba un gran trineo y le permitía cabalgar por las copas de los árboles arrojando los regalos por las chimeneas de las casas.

El acierto completó cuando en ese mismo texto el escritor lo llevó a la categoría de “Guardián” de Nueva York.

LOS CAMBIOS DEL PERSONAJE

El siguiente paso decisivo para la transformación definitiva de San Nicolás es Santa Claus, sucedió el 23 de diciembre de 1833, cuando el neoyorkino periódico “Sentinel” publicó un poema anónimo titulado “Un relato sobre la visita de San Nicolás”.

Esta creación literaria, que después se supo, fue obra del profesor de estudios bíblicos Clement Moore, provocó mayores cambios en la morfología del personaje.

Inspirado en unos relatos escandinavos el catedrático cambió la figura por un equipo de renos que contribuyó darle el personaje un aspecto mágico y exótico al mismo tiempo.

Incluso a los tradicionales zuecos que los niños holandeses dejaban junto a la chimenea. Moore los transformó en medias o calcetines, dándole a la leyenda mayor popularidad.

La habitual pipa que puede verse entre los labios de Papá Noel en varias ilustraciones, fue incorporada durante unas reuniones literarias organizadas por Washington Irving desde 1835 durante los cuales todos los escritores fumaban con largas pipas holandesas.

Con todos los aditamentos incorporados en el segundo cuarto del siglo XIX la celebración de Navidad pasó a ser vivida como un extraordinario festival infantil, donde el Santa Claus, creado por Irving y Moore se convirtió en una figura real y querida por la población neoyorquina.

Todos los años en todo el mundo lo han elegido para siempre de la ficción de las leyendas, para convertirse en un ser absolutamente real.

Sin duda este personaje alegre es la representación de una solidaridad que se hace cada día más necesaria en el mundo que vivimos.

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