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La crisis boliviana

POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)   

En las últimas semanas los medios periodísticos que apoyan al actual gobierno de Dina Boluarte han arremetido contra el vecino país de Bolivia con el slogan que el modelo boliviano vigente se derrumba. Pretenden, en el fondo, justificar la grave crisis política y económica de nuestro país diciéndonos: ¡Miren en Bolivia están muy graves en cambio aquí estamos mejor! Como dice el dicho ¡Mal de muchos, consuelo de tontos! En otras palabras, como a otros les va muy mal y a ti solo un poco mal, estate tranquilo que nada te va a pasar.

Es oportuno, primero, rectificar la información mal intencionada. Bolivia, como todos los países del mundo, tiene problemas económicos, sin embargo, no conllevan un desastre. Lo que se ha resaltado y es evidente es que la balanza comercial de Bolivia ha comenzado a estar en déficit, esto quiere decir que son más las importaciones que las exportaciones y cuando eso ocurre los dólares salen más que los que ingresan.

Acto seguido es el fomento del pánico por parte de los adversarios del actual gobierno andino y por supuesto una gran parte de la población se refugia más en el dólar que en la moneda nacional. Acontece que los especuladores esconden los dólares y las instituciones financieras lo restringen y la gente se desespera porque le han dicho que confiscaron sus depósitos en dólares. Pero los globos a más calor se desinflan o se rompen.

Ante la situación de alarma el Banco Central de Bolivia toma la decisión de vender ellos los dólares al tipo de cambio oficial y la calma volvió a aparecer. Y hasta aquella quimera que ante la falta de dólares los del país andino se iban a refugiar en nuestros soles desapareció.

El famoso mal denominado “milagro boliviano” algunos lo atribuyen al récord de las exportaciones y al crecimiento continuo del Producto Bruto Interno (PBI) promedio anual de más del 4%, la baja inflación y una gasolina subvencionada. Poco se dice que Bolivia antes de las reformas para un país Plurinacional era un país en crisis permanente en todos los niveles, la pobreza era extrema y los niveles de analfabetos e inseguridad social era muy alto. Tuvieron que emprender un cambio radical incrementando el porcentaje de tributación de las grandes empresas, darle más peso al sector público y a las empresas estatales en convivencia con una economía de mercado. Y los resultados fueron buenos y propios para su realidad.

La otra desmitificación es que Bolivia está un desastre. No hay tal situación y las cifras lo dicen. Así tenemos que el PBI nominal en los últimos cinco años, después del gran crecimiento del 2005 al 2017, mantiene una tendencia horizontal. Así tenemos que el PBI en el 2018 fue de 40,581 millones de dólares, el 2019 estuvo en 41,193 millones de dólares; el 2020 bajo por los efectos del COVID 19 a 36,897 millones de dólares, al siguiente año 2021 se recuperó con 40,703 millones de dólares, siguió subiendo en el 2022 a 41,032 millones de dólares. Se demuestra que tal desastre es una paparruchada o más elegantemente un fake news (falsa noticia).

Sin embargo, como decíamos líneas arriba, Bolivia tiene problemas en el comercio exterior, su balanza comercial que es la comparación entre el valor de lo exportado y el valor de lo importado en el primer mes de este año ha comenzado a ser desfavorable para el país aimara. En enero del año 2022 exporto 1,117 millones de dólares e importó 717 millones de dólares lo que permitió tener una balanza positiva de 400 millones de dólares. En cambio, en el 2023 las exportaciones fueron 758 millones de dólares y las importaciones fueron más en 1,008 millones de dólares y por lo tanto la balanza fue negativa en-250 millones de dólares.

Este resultado se ha dado por factores propios de la actual coyuntura nacional e internacional. Por ejemplo, se exportaba masivamente gas a Argentina, Brasil y a Europa. El país de Messi compra muy poco ahora, Brasil ha restringido sus compras y Europa ha bajado sus compras porque está utilizando energías limpias como las eólicas, solares y hasta marinas.

Y, por otro lado, el país vecino sigue importando petróleo, una parte lo hace por Ilo, y le cuesta un ojo de la cara primero porque sus precios son elevados y segundo porque lo tiene subvencionado. Pero, Bolivia tiene alternativas que podrían mejorar su situación externa y una es la de apertura de nuevos pozos de gas o comenzar a exportar el litio que todo indica que será la nueva mercancía que gozara de gran demanda. Y porque nos interesa Bolivia, ¡queremos ser su puerta a la cuenca del Pacifico!

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