- Clasificados -

El mal año

La clase política no encontró el mejor momento para mostrar su rostro más vil y miserable, y de lo que está hecha realmente: no es clase dirigente, otra vez.

POR: JULIO FAILOC RIVAS   

Mi usual optimismo, no puede evitar ponerse el sombrero negro para hacer un balance de lo que fue el 2020. Más que un año diferente, ha sido el peor año que yo recuerde. La clase política no encontró el mejor momento para mostrar su rostro más vil y miserable, y de lo que está hecha realmente: no es clase dirigente, otra vez.

Datos al canto de lo que hablamos.

La pandemia nos ha dejado al cierre del año un saldo -en excedente- de más de cien mil muertos, tomando como referencia el promedio de muertes de las cifras de los últimos cuatro años según el Sistema Nacional de Defunciones.

Es decir, en menos de un año hubo casi tres veces más muerto de lo que nos dejó el conflicto interno con Sendero Luminoso, en 20 años (1980-2000), estimado entre 31,331 y 37,840 personas, según las cifras de la Comisión de la Verdad.

Además de ello, la economía quedó devastada y contraído su PBI en 11.5%, con niveles de desempleo jamás vistos, con 39.5% menos empleos durante el segundo trimestre del año, lo que equivale a 6.7 millones de puestos perdidos, según el Instituto Peruano de Economía.

No obstante, a lo señalado, en plena pandemia, el Congreso de la República, en setiembre, inició un proceso de vacancia contra el presidente Vizcarra que culminó con su destitución el 09 de noviembre.

Tres meses de tensiones políticas, de movilizaciones inmensas que terminaron con la caída de Merino, la asunción al mando de Sagasti, y que el Perú se haya quedado relegado de la vacuna Anti Covid hasta mediados del año 2021, colocándonos en una situación de vulnerabilidad frente a la segunda ola del coronavirus y a nuevas paralizaciones de nuestra economía.

Pero la cosa no quedó allí, la mayoría del congreso sustituyó las intentonas de vacancia por una estrategia de aprobación de nomas anticonstitucionales que buscan mejorar su imagen y desgastar al ejecutivo con fines de recuperación del poder para ponerlo nuevamente al servicio de sus intereses mezquinos.

La formalización de los taxis colectivos, la creación de municipalidades distritales, la reposición de los maestros, la devolución de los fondos de las AFP, la ley de nombramiento automático del personal de salud, la devolución de los aportes de la ONP y la eliminación del régimen CAS, han sido aprobadas con el propósito señalado.

Cada vez queda más claro que hay una desesperación por recuperar el poder. Desde esta columna hemos advertido que de lo que se trata es de salvar el pellejo frente a una posible acusación constitucional en contra de una mayoría de los congresistas, prometida por la candidata de izquierda Susel Paredes en la lista morada. Les aterra Vizcarra, son conscientes que no solo van a ser acusados por el golpe de Estado, sino que también de las sucesivas infracciones constitucionales generadas por las iniciativas legislativas.

Y como para ponerle la cereza al pastel, los que han traficando con la educación, dizque preocupados por los estudiantes de las universidades que no lograron la acreditación, han propuesto declarar a estás de interés público, con la finalidad de evitar que estás cierren y sigan burlándose de las expectativas de los jóvenes por acceder a una profesión universitaria.

Cuando todos creíamos que habíamos tocado fondo, nos dimos cuenta que -en nuestro país- en política todavía no hay fondo. Las famosas frases de Gonzales Prada han sido largamente superadas. Ya no es necesario poner el dedo para que brote pus.

Los gánsteres de la política, los corruptos, los que han podrido el país, le gritan a medio mundo corruptos, como si ello los liberara de culpa. Ya no les importa hundirse en el lodo con tal que les salpique a todos, con el fin de ahuyentar a la gente decente de la política y de colocar a la población en el dilema eterno de elegir entre los menos malos.

Pero como dice y lo reitera el Amauta Michel Azcueta: “No todos somos iguales”.

Análisis & Opinión

ANÁLISIS Y OPINIÓN