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El día después de mañana

Un primer gesto, de mucho carácter, es acudir a un deslinde oportuno con Vladimir Cerrón, inmerso en temas judiciales y profundizado con su arrogancia política, quien pareciera querer “mangonear” al futuro presidente. No se trata de renunciar a posiciones ideológicas u orgánicas, sino perfilarse y definirse como el líder que el Perú eligió democráticamente.

POR: VICENTE ANTONIO ZEBALLOS SALINAS     

Me presto el título de aquella película de gran acogida, una década atrás, sobre las consecuencias del cambio climático y las responsabilidades políticas. Y vaya que es bastante sugerente, en la coyuntura que compartimos. A estas alturas del reciente proceso electoral, con resultados de la ONPE bordeando el 100% de actas procesadas y contabilizadas, cierto aún pendientes las impugnaciones que deben ventilarse ante el JNE, y a decir de especialista en materia electoral y también, los cálculos matemáticos de opinólogos, se percibe algo de “humo blanco” sobre la “casa de Pizarro”.

Ha sido muy dura ésta reciente campaña electoral, las semanas que sobrevienen serán de lo más complicadas aún, pero ahora la tarea es para el nuevo presidente. Amplia y ardua agenda de trabajo. Y en esta decisión final, no debe olvidarse que a pesar de la incesante y agresiva campaña publicitaria, mediática -al extremo de romper toda neutralidad-, del uso de inimaginables estrategias de inducción al voto, hay un elector determinante, inquebrantable, al cual no se le debe faltar en la sana y limpia expectativa de cambio comprometido, la ansiada gran reforma del Estado, que llegue a todos, que sirva a todos, con oportunidad e igualdad. Y un tema reiterado y comprometido, es la perspectiva de nueva Constitución, siguiendo los procedimientos constitucionales y legales preestablecidos.

Un primer gesto, de mucho carácter, es acudir a un deslinde oportuno con Vladimir Cerrón, inmerso en temas judiciales y profundizado con su arrogancia política, quien pareciera querer “mangonear” al futuro presidente. No se trata de renunciar a posiciones ideológicas u orgánicas, sino perfilarse y definirse como el líder que el Perú eligió democráticamente. Muy importante es contar con un soporte partidario, es también importante compartir el reto de administrar el país, con ciudadanos que sumen, que convoquen, que trasmitan trasparencia, garanticen gobernabilidad.

Decidir con mucha destreza, no leer superficialmente la realidad objetiva del resultado, fue estrecho el margen con que se llevó el triunfo electoral: hay otra cuasi mitad de peruanos a los que respetar en su voto; por consiguiente, el nuevo Gobernante tiene el deber de voltear la reciente página con prontitud, y tener un criterio convocante, articulador, el porte que reclama el momento a un verdadero demócrata.

Acaban de ser entregadas las credenciales a los nuevos representantes parlamentarios para el periodo 2021-2026, y en esta nueva composición el Partido Perú Libre tiene 37 parlamentarios; en esta segunda ronda electoral, fueron perfilándose algunos bloques políticos que pudieran ratificarse en el ejercicio parlamentaria, y el panorama se torna nebuloso, por la férrea oposición que pudieran proponer.

No deja de ser un problema el “Caso Cerrón” en las definiciones de la Bancada Oficialista, pues él es secretario general de dicho partido, y en el proceso de elección de las vocerías, se auto anunció como quién toma las decisiones es él; si ocurriera un distanciamiento con la autoridad de gobierno, esta última quedaría en off side, y profundizaría su débil soporte parlamentaria. Tal cual, se percibe al nuevo Congreso, es mayoritariamente de oposición al Gobierno, corresponde al nuevo presidente, generar los mayores espacios democráticos para el diálogo y el acuerdo político, pareciera de nunca acabar esta tirantez de relaciones Ejecutivo-Legislativo.

Es evidente que se vienen dando pasos importantes en la convocatoria al equipo de Gobierno, Pedro Francke viene a cubrir la brecha más complicada que tuvieron, con idas y vueltas, finalmente van consolidando el aspecto económico, aunque hay mucho que precisar y explicar. En este tramo hasta fiestas patrias, plazos muy acortados, da oportunidad de convocar y estructurar un buen equipo para la gestión, compartiendo las preocupaciones y el sentir ciudadano sin renunciar a la idoneidad de la administración, en momentos muy difíciles -la pandemia y sus graves secuelas nunca nos dejaron y tiene para buen tiempo.

Estos últimos días, nos colocaron en un escenario difícil, como si hubiéramos perdido la ecuanimidad, se apeló a cualquier contrasentido para denostar nuestra institucionalidad democrática. Es difícil el momento político, pero a los demócratas corresponde estar atentos, a los ciudadanos vigilantes, sin perder la sobriedad, porque esta novel democracia aún con sus debilidades, nos da la oportunidad de oírnos, de contrastar, de construir, de avanzar. Como ayer, como siempre, no perdamos la esperanza, la fe en nuestro país, que tiene y debe ser siempre mejor.

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