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Después de la vacancia

Por: Mauricio Aguirre Corvalán  

El pedido de vacancia presidencial no logró ser admitido. La derecha conservadora y cortoplacista sufrió un duro revés político, y el presidente Pedro Castillo logró un importante punto a favor en medio de la crisis de gobernabilidad que lo acompaña desde que asumió el poder hace sólo cuatro meses. Pero lo más importante en realidad no es quién ganó o quién perdió, sino los escenarios políticos que se abren tras la decisión del Congreso.

Pedro Castillo ha logrado un pequeño respiro político, consiguió que las fuerzas políticas que no simpatizan con su gobierno decidan alejarse de las posiciones maximalistas de la derecha dura que intenta convertir al Congreso en su bastión para lograr la vacancia presidencial. Sin embargo, Castillo debe ser consciente que se trata de una decisión muy coyuntural que para nada garantiza un futuro apoyo de corto o mediano plazo. Las bancadas de Alianza para el Progreso, Acción Popular y Podemos Perú representan un populismo oportunista en el que no se puede confiar ni siquiera de un día para el otro. Si no, acuérdense de la vacancia al entonces presidente Martín Vizcarra.

Al presidente se le abre la gran oportunidad de enmendar el rumbo, buscar plasmar un gobierno de izquierda progresista con apertura económica e inclusión de los más necesitados. Pero una semana después de la frustrada vacancia, nada parece haber cambiado. El gobierno sigue en lo mismo, el presidente no ha dado muestras de aprovechar este nuevo impulso político, y ni siquiera la Premier Mirtha Vásquez ha tenido en estos días un papel protagónico que haga vislumbrar que existe una línea clara de enmendar rumbos y marchar hacia una eficiente gestión pública, que de una vez por todas empiece a dar muestras de que se están enfrentando los problemas urgentes del país.

Si el presidente Pedro Castillo comete el error de creer que ha salido fortalecido tras la frustrada vacancia, lo más probable es que termine dándole nuevos argumentos a la oposición ultra para volver a la carga con nuevos intentos de sacarlo de Palacio de Gobierno, y allí si será más difícil que pueda contar con los votos de las bancadas que esta vez lo salvaron de tener que ir a rendir cuentas al Congreso. Esclarecer las visitas a la casa del pasaje Sarratea en Breña, por ejemplo, es algo imprescindible para mostrar con hechos la voluntad de ir por otros caminos.

Por otro lado, está claro que los impulsores de la frustrada vacancia no van a parar en su objetivo. Para la derecha conservadora se trata de una batalla ideológica por encima de todo, más allá de las torpezas e indicios de corrupción que empiezan a salpicar al gobierno y al propio presidente. Para ellos esta es una cruzada contra el comunismo, y en esa lógica, cualquier arma será válida para intentar deshacerse de Pedro Castillo.

Las semanas que vienen serán claves para ir observando las estrategias de uno y otro lado. Por lo pronto, el pedido de facultades hecho por el Ejecutivo al Congreso y que debe resolverse en estos días, será un indicador importante de lo que puede venir más adelante. Ya la Comisión de Constitución, controlada por Fuerza Popular y Avanza País, desechó otorgar facultades para modificar la tributación minera, la verdadera cereza del pastel del gobierno para poder mejorar la recaudación. La Comisión de Economía, en cambio, le ha dado luz verde. Falta ver cuál será la decisión de la mayoría al momento de la discusión en el Pleno. Se vienen días duros, y cómo ya estamos acostumbrándonos en nuestra política, no amainan ni siquiera en nombre del espíritu navideño.

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