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De qué se trata para oponerme

Seamos exigentes antes de la designación, también en la permanente fiscalización de la tarea encomendada…

POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA  

El miércoles pasado fue publicada en el Diario Oficial El Peruano la designación de María Elena Aguilar como Presidente Ejecutiva del Seguro Social de Salud (EsSalud), en reemplazo de César Linares. De inmediato, Raúl Urquizo, decano del Colegio Médico del Perú (CMP), cuestionó tal nombramiento, aduciendo no tener trayectoria vinculada a la institución, agregando que la rotación permanente origina una «mala conducción». Cierto, a medias.

De manera previa, debemos recordar que el pasado 23 de julio, el Ejecutivo convocó casi de emergencia a Linares Aguilar para el puesto, ante la efímera e incómoda permanencia de Rosa Gutiérrez. Sin embargo, a los pocos minutos, el máximo representante de los galenos arremetió contra el gobierno por el nombramiento, aduciendo que éste contaba con un rosario de denuncias. A partir de ese momento, el entonces jefe de EsSalud tomó tiempo para descargar cada una de las imputaciones, pero ya tenía puesta la puntería; es decir, había que renunciarlo sí o sí.

Resulta curioso que Urquiza Aréstegui, elegido como Decano del CMP en noviembre de 2021, no hubiera a la fecha emitido cuestionamiento alguno al desastroso gobierno de Martín Vizcarra, específicamente en las fraudulentas compras masivas de pruebas rápidas, ni exigir responsabilidad funcionales y/o penales sobre los graves indicios de corrupción al interior de la citada entidad por el caso del denominado “Club de las Farmacéuticas” que involucra directamente a la extitular Fiorella Molinelli, a la sazón exviceministra y cercana al mitómano Vizcarra Cornejo.

En esa misma línea, es válido afirmar que esta entidad cuenta con 12 millones de asegurados, y con un presupuesto anual de S/ 14 mil millones, monto para nada despreciable, y bastante tentador, en ser ofrecido para la ejecución del gasto. Dicho esto, avalamos que la persona propuesta deba cumplir con el perfil idóneo; amén de llevar una hoja de vida libre de mayores cuestionamientos.

Pero seamos sinceros, en este país (el suyo, el mío, el nuestro) donde es fácil pretender enlodar honras denunciando casi por deporte nacional, con investigaciones fiscales eternas y etéreas, pretender atraer personal con una trayectoria personal y profesional literalmente impoluta, es casi una utopía.

Seamos exigentes antes de la designación, también en la permanente fiscalización de la tarea encomendada, aunque sí evitar seguir actuando como el galeno Urquizo, quien pareciera decirnos cada cierto tiempo “de que se trata para oponerme”.

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