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Constitución del antimperialismo e integración

Por: Edgard Norberto «Beto» Lajo Paredes   

La vocación de integración de nuestros pueblos nos viene desde nuestros ancestros autóctonos del mundo andino, María Rostworowski, dice: “El deseo indígena hacia la unidad se expresa a través de la voz Tahuantinsuyo, que significa las ‘cuatro regiones unidas entre sí’, y que manifiesta un intento o un impulso hacia la integración, posiblemente inconsciente, que desgraciadamente nunca se logró y que se vio truncada por la aparición de las huestes de Pizarro. Faltó tiempo a los cusqueños para consolidar sus propósitos.” (Historia del Tahuantinsuyo, IEP, Tercera edición: 2014; segunda reimpresión, marzo 2016, págs. 15 y 16). Es importante recordar, el Tahuantinsuyo, aun no habiendo concluido su proceso de desarrollo, comprendió territorios de las hoy Repúblicas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

LA TAREA DE LA UNIDAD CONTINENTAL

Continuando con el Mensaje de Haya en la Presidencia de la Asamblea Constituyente de 1978, manifestó: “Nos aguarda la tarea de promover aquella unidad continental latinoamericana que en el Perú fue motivo de proscripción genocida y que es hoy compartido de las mayorías en el continente”, luego agregó: “Entendamos todo ello, como problema no exclusivamente nacional, sino de envergadura y soluciones latinoamericanas. La nueva Constitución debe reconocer la realidad imperativa, tanto económica, como política e histórica de la integración y debe reconocerlo en su texto con palabras inequívocas.”

COMUNIDAD LATINOAMERICANA

Cuando Haya funda el APRA, el 7 de mayo de 1924 en México, propone un Plan Máximo de cinco puntos: 1. Contra el imperialismo yanqui. 2. Por la unidad de América Latina. 3. Nacionalización de tierras e industrias. 4. Interamericanización del Canal de Panamá. 5. Solidaridad con las clases oprimidas del mundo. En su mensaje, planteó: “Nuestra intención será promover la creación de una Comunidad Latinoamericana de Naciones, provista de sus órganos ejecutivo, legislativo, judicial y económico. Sólo a través de ella podremos resistir a los imperialismos cualquiera sea su signo; sólo a través de ella podremos asegurar el desarrollo y la creación de riqueza y su justa distribución. El destino de los países aislados es colonial y dependiente. El de los países integrados –sobre todo en el caso de los países en proceso de desarrollo- es emancipador, libre y socialmente justo.”, explicó: “Asistimos a una revalorización del integracionismo. El antiguo concepto de la unidad latinoamericana fue idealista y evocador. Se continuó en un prístino intento de imitar a la unión norteamericana. Se esterilizó después en la vacua retórica oficial o en la deformación imperialista del panamericanismo.”, categóricamente, precisó: “Aleccionados por la experiencia de este siglo y por sus realidades económicas, el integracionismo que profesamos es de clara raíz antimperialista”. El talentoso Andrés Townsend Ezcurra, comentó: al igual que las tesis marxistas del socialismo utópico y socialismo científico; podemos hablar del “unionismo utópico” de los libertadores, y ahora, del integracionismo científico, propuesto por Víctor Raúl Haya de la Torre.

EL PERÚ Y LA INTEGRACIÓN

Haya, enlaza el destino de nuestro país, al firme propósito de la integración indoamericana, dice: “La integración tiene para el Perú un especial significado. Por su posición geográfica central, por una tradición que viene de su pasado y que se repite en todas las instancias de su historia –el Tahuantinsuyo, el Virreinato, la Revolución Emancipadora que aquí culmina y se funde en sus corrientes principales- a nuestro país le toca contribuir decisivamente a la coordinación latinoamericana, convertirla en una de las metas nacionales, indispensable para su propia subsistencia. Pues el Perú tiene todo por ganar en una Indoamérica unida y todo lo puede perder en una Indoamérica balcanizada.”

PERCEPCIÓN DE LA INTEGRACIÓN

En febrero de 2023, el Banco Interamericano de Desarrollo, publicó “La voz latinoamericana. La opinión sobre la integración regional en el tiempo: una mirada de los últimos 25 años”; se lee: “En los últimos 25 años, las y los latinoamericanos consolidaron su apoyo a la integración económica regional: el porcentaje de personas a favor de la integración pasó de 70% (entre 1995 y 2010) a 74% (entre 2010 y 2020)”. También nos informan: “Los ciudadanos de los países que integran la Alianza del pacífico muestran, en promedio, un 75% de apoyo a la integración económica regional. En segundo y tercer lugar se ubican el Mercosur y la Comunidad Andina (74% y 73%, respectivamente). Le siguieron Centroamérica y México (70% y 65%, respectivamente)”. ¡Somos integracionistas!

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