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Candidato invisible

POR: JULIO FAILOC RIVAS

Si decidiste ser candidato empieza primero por dejar de ser invisible. ¿Votarías por el hombre invisible para alcalde o gobernador? ¡Claro que no, yo tampoco! ¿Por qué? Porque no conozco su cara, no puedo ver sus ojos e intuir si me puede mentir o no. Porque no sé cuáles son sus antecedentes, si figura en el calendario o ha sido exitoso en la vida. Porque si no lo conozco, no voy a saber si está apto para el cargo o si tiene la capacidad para resolver los problemas que a la gente le preocupa.

Una condición necesaria aun cuanto no sea suficiente -para ganar las elecciones- es dejar de ser invisible. Hacerse conocer es un asunto imprescindible. Entonces si quieres existir como candidato tienes que ganar notoriedad. Quien la tiene, avanza. Quien no la tiene, debe construirla.  ¿Qué debo hacer para ganar notoriedad en una ciudad o región? La respuesta es simple, pero ponerla en marcha es difícil, por razones de comunicación que tenemos con la gente.

Mi mejor consejo: coloca dos temas que respondan a las necesidades más sentidas de la población y asócialo con tu nombre, y te aseguro que dejarás de ser el hombre invisible. Solo asociando su nombre con los temas más sensibles para la gente puede ayudar a un desconocido a dejar de serlo y pasar a la lista de los políticos más reconocidos.

Según maquiaveloyfreud.com hay dos caminos frecuentes y equivocados: 1) No tocan ningún tema. El desconocido solo le interesa promocionar su candidatura con su nombre, sin que nadie lo asocie ni lo identifique con alguna temática en especial. En este caso los electores ven su nombre en todas partes, pero difícilmente pase de ser un signo de interrogación en el cerebro del público; 2) Tocan todos los temas. El desconocido se comporta como un sabelotodo: habla de todos los temas. Nada le es ajeno, es especialista en todo y en nada. Habla hoy del agua, mañana de la seguridad, pasado del empleo, luego toca asuntos de pesquería, agricultura, puertos, geopolítica y asuntos internacionales y así sigue sumando. Los electores no van a poder captarlo, y su candidatura será un más del montón en el cerebro del público.

Ni cero temas, ni todos los temas. Dos temas. Solo dos –está bien, máximo tres – Planteado uno por uno desde distintos ángulos, sí. Analizando sus diferentes matices, también. Pero tratándolo con propiedad y conocimiento, porque la gente no es tonta. El votante asocia el nombre con la solución a los problemas que él siente, de modo simple y previsible, fija en su cerebro el nombre del candidato y su perfil diferencial.

Si vas a ser candidato para el congreso, elige dos buenos temas que la gente siente o se identifica. Trátalos uno a uno con inteligencia, destreza y buen humor. Y durante un buen tiempo no te apartes de esos temas, no tengas miedo de ser reiterativo. Las cosas llevan su tiempo, no lo olvides. ¡Suerte, candidato invisible!

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