El ministro de Economía de Chile, Juan Andrés Fontaine, pidió perdón a sus compatriotas por haberles pedido el pasado ocho de octubre levantarse más temprano para evitar pagar una tarifa alta en el metro de Santiago.

“Quiero decir que entiendo perfectamente la molestia que causaron mis palabras de un par de semanas atrás, humildemente yo pido perdón, esas palabras de ninguna manera reflejan lo que quise decir, no reflejan lo que siento, no reflejan lo que creo y lo que ha sido y es mi trabajo de 100% mejorar la vida de los chilenos”, dijo en conferencia de prensa.

Al ser consultado sobre una posible renovación del gabinete ministerial, contestó que «su cargo está a disposición siempre del Presidente (Sebastián Piñera)».

Las declaraciones de Fontaine generaron rechazo en los usuarios del metro de Santiago, que protestaron dentro de las estaciones y luego entraron a la fuerza a las unidades de transporte sin pagar las tarifas. Esto fue el comienzo del estallido social de la clase media baja.

El alza de la tarifa en el metro en hora punta que llega a 830 pesos (1.17 dólares) llevó a cientos de chilenos a las calles de Santiago a realizar cacerolazos pacíficos y también choques contra los Carabineros y el Ejército.

Terribles escenas de quema de buses, vagones, saqueos en los comercios, gases lacrimógenos, balas de goma, coches destruidos, supermercados vaciados y cajeros automáticos en ruina, retrataban a un gobierno sobrepasado.