¿Si Moquegua fuese un país?

Si cambiamos de óptica y consideramos que somos una región minera (con empresas con estándares mundiales), este sector económico podría ser la palanca de desarrollo de ese país ficticio llamado Moquegua.

POR: IVÁN ARENAS RAMÍREZ   

La región Moquegua tiene una superficie de 15,734 Km2 aproximadamente. ¿Por qué empiezo así esta columna, estimado lector? Porque de acuerdo con ese tamaño sí Moquegua fuese un país sería solo un poco más pequeño que Kuwait (17,850 Km2) o casi 14 veces más grande que Hong Kong (alrededor de 1,114 Km2) asimismo, sería más grande que Qatar (apenas 11,000 Km2) pero sólo un poco más pequeño que Israel. Semejantes comparaciones con algunos países del mundo nos sirven para cambiar la percepción que tenemos de nuestra región. Girar a 180°, como se dice.

Si bien Moquegua tiene uno de los más altos índices de PBI per cápita (promedio de Producto Bruto Interno regional por cada persona) a nivel de las regiones del Perú -US$ 17,847, según un último documento elaborado por el INEI- y que además se apuntala casi siempre en los primeros lugares de los rankings de competitividad regional, todos los países antes mencionados tienen -evidentemente- mayores índices de PBI per cápita. Un dato de suma importancia: el 12% de la población aún está dentro del lumbral de pobreza. Casi la mitad del promedio nacional que alcanza el 25%.

Pero si Moquegua fuese un país, la pregunta entonces es ¿qué deberíamos hacer para tener la prosperidad de los países líneas arriba y desterrar para siempre la pobreza y la pobreza extrema y garantizar el crecimiento y desarrollo para todos sus ciudadanos?

Quizá una de las primeras decisiones es reconocer que esta región es minera por excelencia. Por su puesto que los datos económicos nos esclarecen aún más: un estudio del INEI del año 2021 nos indica que casi el 88,8% de todo el PBI corresponde a la minería y otros sectores económicos alrededor de esta.

Somos por tanto una región minera por excelencia. Que desde algunos sectores políticos e ideológicos intenten denostar a la minería moderna y todo lo que genera (tributación, empleos directos e indirectos, dinamismo económico, etc.) es harina de otro costal.

Sin embargo, a pesar que la minería moderna es el “sueldo de Moquegua” (por repetir las palabras de Salvador Allende en Chile) todo indica que el tema no está zanjado y hoy grandes porciones de la sociedad regional no comprenden la real magnitud y el impacto positivo de la minería moderna. ¿Cómo así? Lo explico.

Semanas atrás la gobernadora regional Gilia Gutiérrez en un lapsus absolutamente sorprendente indicó frente a las organizaciones agrarias que “Moquegua era una región eminentemente agrícola”. Por supuesto que las palabras de Gilia no se condicen necesariamente a la realidad y que sus palabras estuvieron dirigidas al público que tenía en frente. De hecho, según también el INEI, el PBI agrícola de la región Moquegua en el 2021 fue de solo 1,1%.

El reto está en que ese 1,1% que representa ahora el sector Agrícola en Moquegua crezca y se fortalezca. Para eso es necesario la inversión pública, el Estado, el Gobierno Regional y los diversos ministerios con el apoyo decisivo del sector privado. Miren sino estos datos: la alfalfa representa casi el 57%; en tanto que la producción de uvas y paltas -ambas para exportación- representan 8% y 5,7%. Los números no mienten.

El detalle es que el Estado -a todo nivel- no hace las cosas bien. Allí tenemos el proyecto Lomas de Ilo cuyo, a cargo del Gobierno Regional y cuyo presupuesto asciende ya a casi S/326 millones y de momento sigue avanzando a paso lento. Desde el 2013, el proyecto no logra culminarse.

Aquí es que no se trata de confrontar minería moderna contra la agricultura, como lo hacen algunos que buscan réditos políticos o ideológicos. De lo que se trata es que la minería (a través de la tributación y los programas de la responsabilidad social y sostenibilidad empresarial) y la agricultura se unan y colaboren entre ellas. Lo que se denomina la alianza agro-minería. De hecho, ya hay iniciativas exitosas desde la minería moderna construyendo infraestructura, otorgando créditos a los pequeños agricultores (Agro Quellaveco), etc.

Si cambiamos de óptica y consideramos que somos una región minera (con empresas con estándares mundiales), este sector económico podría ser la palanca de desarrollo de ese país ficticio llamado Moquegua.

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