POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS
ECONOMISTA DEL CEOP ILO
La búsqueda de vías que nos conduzcan a mejorar el desarrollo sostenible regional y local nos orientó a la construcción del Bono Demográfico del departamento de Moquegua en base al último censo del 2017.
Según algunos teóricos de la población definen al bono demográfico como un indicador importante que se da cuando la suma de la población de jóvenes menores de 20 años y los adultos mayores de 65 años denominados dependientes es menor a la suma de la población mayores de 20 años y menores de 65 años que están en edad de trabajar denominados activos.
En otras palabras, si la población activa, que se supone que es la que trabaja, es mayor que la población dependiente, que se supone que es dependiente, da más posibilidades que el desarrollo sea conseguido.
La explicación a esta afirmación esta que el Estado y la sociedad tienen más población que aporta con ingresos, capital y productos versus la población que no aporta como son los niños, adolescentes, primeros estratos de los jóvenes y los adultos mayores.
Si un país o una región están en la situación de la población activa es mayor que la dependiente, le está ocurriendo el fenómeno de bono demográfico que deben aprovecharlo porque como todo ciclo de vida en algún momento desaparecerá y mayores serán las obligaciones que los aportes.
Si bien el sustento teórico del bono demográfico es discutible y debatible no dejar de ser un importante referente para diagnosticar dicho concepto en el departamento de Moquegua. Para el caso, debemos estratificar la población por edades y también por sexo y al respecto al último censo nos da información (Véase Tabla N° 01) y mejor graficarlo. Si un país es muy pobre en general sus tasas de fecundidad son altas y la mortalidad elevadas la población es elevada en entre el nacimiento y los 2 años, se va reduciendo por la mortalidad en la adolescencia y primeros años de la juventud.
Este escalón de la población es elevado con respecto a la población que está entre los 20 a 65 años. Las personas de adultos mayores tienen menos edad de vida. Si se le representara gráficamente se parecería más a una pirámide achatada porque la esperanza de vida es baja y por tanto no tienen bono demográfico pues la población dependiente es mayor que la activa.
En el caso de los países desarrollados la representación es diferente, tienen baja población infantil, adolescente y si tiene más población que esta entre la edad de 20 a 65 años y con elevada esperanza de vida que está llegando a los 90 años.
Si se le representara gráficamente tendría la forma de una chomba o jarra con base angosta, cuerpo ancho y su parte superior de menor dimensión, pero bastante alargada por la elevada esperanza de vida.
Moquegua (Véase Gráficos) tiene bono demográfico en ambos censos. En el 2007 la población activa era de 95 mil personas y la población dependiente de 66 mil personas; en el 2017 la diferencia es más abierta, la población activa es de 70 mil personas y la dependiente es de 104 mil personas, la diferencia es mayor en este último año debido a que la población activa creció 10% en el 2017 con respecto a la del 2017.
En los gráficos esta particularidad es notable, mientras que el bono demográfico del 2007 es claramente un trompo invertido, la del 2017 es más parecido a una especie de carpa de circo, la razón es que la población en edad de trabajar (de 20 a 65 años) es mayor.
Tenemos un bono demográfico aceptable y resultado de varios factores: las familias ahora tienen menos hijos por familia, conocen más sobre el control de la natalidad, tienen expectativas de vida más claras, la esperanza de vida ha alcanzado los 85 años, la emigración es menor a la de periodos anteriores, la población en general ha crecido entre los dos censos en 8%, se cuentan con más centros de estudio superiores y la población ha crecido más que la rural, entre otros.
La Corporación Andina de Fomento (CAF) indica que nuestro país tiene lugares en donde el bono demográfico es aceptable y que debería ser aprovechado para mejorar el desarrollo sustentable pues este, calcula podría durar entre el 2015 al 2035.
La razón es que la población activa aporta de diferentes maneras tanto en consumo, comercio, producción y esos beneficios deberían invertirse primero en educación, en las capacidades calificadas de los jóvenes.
Sin embargo, los indicadores del bono, para que sean más creíbles deberían estar confrontados con las tasas de desocupación en general y la de los jóvenes en particular, lo mismo que las tasas de emigración y el futuro de inversión pública y privada en nuestra región.
Lo cierto es que tenemos un bono demográfico positivo y aceptable, que estamos con posibilidades de crecer, que la ruta no está todavía trazada pues si la minería aportara ingresos, el empleo no será de masas, lo que sí multiplica son las micro y pequeñas industrias, las irrigaciones agrícolas, los servicios, micro finanzas, construcción.
