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Miguel Grau, entre el patriotismo y la democracia

La vida de Miguel Grau, se refleja más allá de los monumentos de diverso material, y en los monumentos de palabras, cargados de mensajes, que no hacen suyos muchas veces, aquellos que reciben el poder político de parte del pueblo, y no siguen su ejemplo, pese a que la patria demanda que se escuchen sus clamores.

POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)    

Cada 8 de octubre es un día especial para los peruanos y para las peruanas, para los niños, jóvenes y adultos, tanto para los ciudadanos y ciudadanas, como para los que pronto alcanzarán este derecho, y podrán elegir a las autoridades, tras endosar poder a sus representantes, tal como se hizo en 1876, cuando Miguel Grau Seminario fue elegido diputado por la provincia de Paita, tres años antes de su heroica muerte en Angamos.

Esta figura extraordinaria del Perú, don Miguel Grau Seminario, el Caballero de los Mares, reconocido por sus connacionales como El Peruano del Milenio, murió en el mar de Angamos, el 8 de octubre de 1879. Recordamos a Grau como marino, como el hombre que defendió la integridad de la patria, porque esta faceta de su vida es la que más se ha reconocido, se ha magnificado como lo merece el héroe, pero también, como lo hemos hecho conocer desde el Museo del JNE, la otra faceta de la vida de Miguel Grau, la del hombre civil, es de una fuerza tan extraordinaria como la de marino.

Miguel Grau nació en San Miguel de Piura el 27 de julio de 1834, casi en el aniversario patrio, hijo de Juan Manuel Grau y Berrío, y de Luisa Seminario del Castillo, y tras una estela de vida ejemplar, falleció en Angamos el 8 de octubre de 1879. Primero fue un civil extraordinario y luego fue uno de los principales protagonistas de la Guerra del Pacífico que enfrentó a peruanos y chilenos entre 1879 y 1883. Sobre su trayectoria como marino se ha escrito en varios idiomas, considerándosele precursor del Derecho Humanitario, por el rescate de los náufragos chilenos después del Combate de Iquique.

La guerra de 1879, de Chile contra el Perú y Bolivia, generó la práctica de un heroísmo entre los peruanos y peruanas, que con su sangre escribieron páginas gloriosas en la historia nacional, tanto en el norte, como en el centro y el sur, de la costa y de la sierra peruanas. El 8 de octubre de 1879, tras 6 meses de guerra, Miguel Grau se inmoló, ascendió al seno de la patria, laureado por coronas de reconocimiento, que en vida le ofrecieron nacionales y extranjeros, al saber que estaban frente a un marino extraordinario. La muerte lo llevó con él, defendiendo enteramente a su patria

En su libro, “Miguel Grau protagonista político”, publicado un poco antes de su fallecimiento, por Teodoro Hampe Martínez, en 180 páginas, el autor del libro amplió esa faceta poco conocida de Miguel Grau: la de diputado por la provincia de Paita, transcribiendo al final una documentación inédita, y parte de la correspondencia que el héroe de Angamos mantenía con políticos y marinos de su tiempo.

Sobre el Gran Almirante se ha investigado y escrito mucho, 142 años después de su muerte, se sigue escribiendo, y ahora más que nunca se destaca su figura como civil, para que, como un modelo de persona, inspire el comportamiento de los ciudadanos, y de las autoridades, que deben seguir su conducta, teniendo en cuenta a figuras paradigmáticas, como la del ilustre piurano, que ha llevado su nombre a todos los mares del mundo.

La vida de Miguel Grau, se refleja más allá de los monumentos de diverso material, y en los monumentos de palabras, cargados de mensajes, que no hacen suyos muchas veces, aquellos que reciben el poder político de parte del pueblo, y no siguen su ejemplo, pese a que la patria demanda que se escuchen sus clamores.

El destacar solamente al héroe de Angamos, ha llevado a que se olvide su condición humana, esa arista importante que nos permite aproximarnos aún más a Miguel Grau Seminario desde que era pequeño. Grau no solo es Angamos, Grau es un mar de ternura, es un océano de responsabilidad, es un gran ponto de civismo, es un universo marino, donde la virtud y el honor está por delante, como civil, y como parte del conjunto de hombres que por mar y por tierra, se habían preparado para la defensa de la patria.

Los aspectos políticos en la vida de Miguel Grau fueron bastante intensos, fue un gran patriota desde antes de Angamos, y la suma de los valores que inspiraron su comportamiento, los encontró desde que era niño, en contacto con sus parientes, sus amigos, sus paisanos, y con todo lo que paulatinamente fue parte de su entorno social.

Cuando nos aproximábamos al año 2000, Grau fue elegido El Peruano del Milenio, por marino heroico, protagonista principal de Angamos, en la defensa de la patria, también se pensó en el líder de algunos hechos históricos, en el que, como guía de sus compatriotas, respondió con ellos, como buenos ciudadanos, frente a la alteración del orden social: «No reconozco otro caudillo que la Constitución».

La doctora Ella Dumbar Temple en su famoso “Victorial”, publicado en 1979, sostuvo que Grau tuvo una vida destacada, que no acabó con el combate de Angamos del 8 de octubre de 1879, hecho que se considera como un admirable epílogo, porque la trascendencia y prolongación de su vida, perdurará por los siglos de los siglos.

Uno de los primeros protagonismos de Grau, se vincula con el levantamiento a favor del general Manuel Ignacio de Vivanco, en 1856-1858, en tiempos de los caudillos políticos, antes de la fundación del Partido Civil. También más tarde lo vemos relacionado con la defensa de la patria en la guerra con España, que acabó el 2 de mayo de 1866, y en su oposición al nombramiento John Randolph Tucker, norteamericano designado como comandante de la Marina peruana.

En el Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones, se guarda uno de los impresos que se publicó en el diario El Peruano, del rechazo a la revolución de los hermanos Gutiérrez en 1872, manifiesto que salvo al país de una guerra civil, Grau estuvo del lado de la Constitución, del orden, y del interés de su patria y de sus connacionales; no pensó en el interés individual, sino en el interés social.

Grau fue diputado suplente por Paita entre 1872 y 1876, y diputado titular por la misma jurisdicción territorial, entre 1876 y 1879, y lo fue por Paita, porque la Constitución vigente de 1879, así lo permitía, y podía representar a una provincia, un ciudadano que hubiese nacido en cualquiera de las provincias que conformara el departamento en que fuese integrante la otra, y como tal fue elegido con el 100% de los resultados electorales.

Sin embargo, como ya lo advertimos, al Grau civil se le ha difundido poco, y se difunde poco su rol como diputado, ya que desempeñando este cargo lo sorprendió la guerra de 1879, y sobre su trayectoria como representante por Paita queda el testimonio escrito en las actas del Congreso, destacándose como hombre preocupado por la educación.

Estimados ciudadanos y ciudadanas, la figura de don Miguel Grau debe inspirar nuestros comportamientos.

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