Mi Mollendo adorado

Por: Oscar Ernesto Barriga Bernedo   

Orgulloso de nacer en el maravilloso Puerto Bravo, que grandes personajes ilustres al mundo le ha otorgado.

Donde el trabajo portuario, agrícola, pesquero, con obreros, empleados, profesionales y artesanos, sigue siendo digno de admiración pues todo lo hacen a base de esfuerzo y pasión.

Donde el deporte y sus distintas disciplinas son nuestro legado, así como de artistas e historiadores que de su tierra se han enamorado.

Donde barrios podrían enfrentarse como eternos rivales, pero que tarde o temprano unidos como hermanos se volvían una fuerza imparable.

Con gente que busca conquistar el extranjero, para otorgar oportunidades a los suyos, aunque por hacerlo no encuentren consuelo.

Con personajes tan resaltantes como de películas, de características espectaculares que los hacen a cada uno incomparables.

De acontecimientos legendarios, de mitos extraños, de historias sin iguales, que las conocen las generaciones actuales.

En la mar los clavados, costillazos y carpazos practicados desde niños como parte de un ritual sagrado para ser parte de aquellos llamados cimachos.

Lugares turísticos, hermosas playas y caletas, de las cuales disfrutar como si fuera realmente de otro planeta.

Qué orgullo decir soy de Mollendo estemos donde estemos y aún más hermoso seguirlo repitiendo hasta que nos falte el aliento.

Contar que un ceviche con perol o un chiflay son parte de nuestra fuerza vital, solo para hacer a otros antojar.

Que las Lomas, la Cruz de Fierro, Tintayani, la Aguadia, Catarindo y las Lagunas de Mejía son lugares que para un mollendino visitar es inevitable.

Cómo no estar enamorado de este Puerto Bravo, que con solo un tallarín de miel, un lulo o un queso helado no quedaras satisfecho, pero sí fascinado; que chollonquiar es ya un deporte al cual admirar, como el ver a un chungungo nadar y sonreír viéndolo oliendo la brisa del mar.

Y de la arquitectura cómo no resaltar si cada casa de madera pareciera que de un cuento saliera.

Y donde un Castillo próximo a restaurar es nuestro más grande atractivo por cuidar.

Podría seguir por horas con este relato y me faltaría aún mucho por contar, pero creo que estas líneas están bien solo para comenzar.

Solo me queda agradecer a mis padres por hacerme nacer en este precioso lugar donde aprendí a enfrentar la vida de una forma particular, con esfuerzo y determinación, con disciplina y pasión.

Y para terminar estas líneas muy emocionado te deseo un feliz 150º aniversario, mi precioso Mollendo adorado.

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