POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)
Cada vez más se van sustituyendo las energías convencionales por las energías renovables. La fuerte dependencia energética de algunos países con respecto a los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), la grave contaminación ambiental y su paralelo el calentamiento global han acentuado la mirada hacia otras fuentes más limpias y de bajo costo y esas son la energía solar, la fuerza de los vientos y también el oleaje del mar. Mención especial es la energía solar en la que el Perú avanza rápidamente en su producción, ayuda aquello que antes era una debilidad, los grandes desiertos de la costa, las muy elevadas cumbres de nuestra sierra cordillerana.
Nuestro país ha crecido en capacidad productiva de energía solar y a un buen costo, ya son siete las grandes plantas de este rubro que la mayoría la realizan empresas especialistas extranjeras en convenio con el Estado peruano, se concesiona el terreno y la autorización de la captación solar para ingresarla la red nacional interconectada de energía. El costo de producción a decir de Lampadia es uno de los más bajos del mundo, 4.8 ctvs. US$ por KW. sin subsidio, y ya es política nacional de promoverla pues esta es una de las conclusiones de la pandemia COVID 19 que nos ha dicho que tenemos que apostar por energías renovables, limpias, saludables y de menor costo para evitar futuras epidemias. Si en el pasado teníamos grandes hidroeléctricas, estas tienen grandes dificultades para su propagación debido a la escases de agua o agresividad de los inusitados huaycos que destruyen las represas. Entonces, la deducción lógica y que no queda otra que apostar por generación eléctrica en base a las energías renovables en especial la luz solar.
Los departamentos costeros del sur son privilegiados con la presencia de los rayos solares, el desierto de Atacama que es adversa para la agricultura no ofrece la bondad de la presencia en la franja costera a 500 mts. sobre el nivel del mar de elevadas caídas de rayos solares y altas temperatura donde solo los zorros merodean.
En este espacio es donde, desde el comienzo del milenio, se han realizado importantes inversiones como podemos observar en el Cuadro N°01, e ella podemos observar que la Central solar Rubí es una de las más grande del mundo con 144 MW casi al mismo nivel de algunas termoeléctricas e hidroeléctricas. La conclusión es lógica y cae por su propio peso, el sur es una fuente de energía y debemos seguir creciendo más. Lamentablemente la crisis política y la poca iniciativa de los gobiernos regionales no han seguido promoviendo este tipo de industria.
Nunca será tarde y es el momento de volver a recuperar la iniciativa y sembrar nuestro desierto de más centrales solares para evitar la contaminación ambiental, para bajar las tarifas eléctricas de los usuarios y no dejar que nuestros desiertos nos sirvan para ser un gran referente en el país de las RER (Recursos Energéticos Renovables).
No dejaremos de adicionar que también los hogares pueden acceder a las placas fotovoltaicas y que resultan de bajo costo y que se difunden muy aceleradamente en muchas localidades del país y un alternativa o complemento ante las ya muy encarecidas tarifas de consumo eléctrico. Pero como alguien lo afirmo, eso es harina de otro costal.
