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La estrategia Cerrón

Por: Mauricio Aguirre Corvalán   

Es evidente que, en la recomposición del gabinete, Vladimir Cerrón perdió una significativa cuota de poder dentro del Ejecutivo. Pasó de tener el control de la Presidencia del Consejo de Ministros a sólo una ficha dentro del gabinete, el cuestionado ministro del Interior Luis Barranzuela, que, a decir de la propia Mirtha Vásquez, su nombramiento fue un acuerdo político entre Castillo y Cerrón.

Cerrón ha perdido poder, pero no agudeza política. De formación marxista leninista, está convencido de que para volver a acumular poder la estrategia pasa por agudizar las contradicciones del adversario, debilitarlo, aislarlo y obligarlo nuevamente a compartir poder como la única forma de sobrevivencia política. Y eso es lo que busca respecto del presidente Castillo. Sabe que el actual apoyo de los otros partidos de izquierda al mandatario es precario y puede ser efímero. Por eso quitarle el respaldo de la bancada en el Congreso e intentar distanciarlo de sus votantes duros, su principal sostén político, confrontándolo con sus promesas electorales, parece ser el punto de partida de la estrategia Cerrón.

En ese camino Guido Bellido se ha convertido en su mejor lugarteniente. Apenas fue expectorado del gobierno, se dedicó a disparar contra su exjefe a través del Twitter. Dijo que iba a haber nueva constitución con o sin el apoyo del presidente Castillo, a quién además le recordó su promesa de campaña de indultar a Antauro Humala.

Pero no se trata de una cruzada de a dos, sino más bien de una bien aceitada estrategia que incluye al partido y la bancada. La decisión de no dar el voto de confianza al gabinete Vásquez, y el anuncio de expulsiones y recomposición de la bancada también apuntan al mismo objetivo.

Por eso en el propio pronunciamiento del partido al referirse a la recomposición de la bancada no hay ninguna mención a una ruptura de su representación en el Congreso. Más bien se señala un “reordenamiento estratégico” en la relación con los legisladores afines al magisterio, es decir, el ala de los castillistas.

Queda claro, entonces, que para Perú Libre el objetivo es jaquear al presidente Castillo, y para eso necesitan evitar que el mandatario pueda consolidar una bancada propia. Un primer logro en ello ha sido el paso del congresista Edgar Tello, profesor e incondicional a Castillo desde la huelga magisterial de 2017, al ala cerronista de la bancada. Tello tiene gran influencia sobre muchos legisladores que vienen del magisterio y que por ahora continúan leales al presidente Castillo.

Pero mientras Perú Libre le quita respaldo al presidente Pedro Castillo, el mandatario sigue trabajando junto a la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación Peruana (Fenatep) en la formación de su propia agrupación política, el Partido Político Magisterial y Popular. En paralelo, busca crear su propia bancada en el Congreso justamente con los 13 congresistas vinculados al magisterio y que forman parte de la Fenatep. Si bien a ellos hay que restarle a Edgar Tello hoy aupado en el carro de Vladimir Cerrón, todo indica que congresistas cerronistas como Betssy Chávez, Luis Kamiche, Guillermo Bermejo, Oscar Zea y Elías Varas han decidido cambiar de orilla y sumarse a lo que sería la nueva bancada de Castillo.

Esto significa que el mandatario podría terminar consolidando una bancada propia con por lo menos 17 congresistas, que sumados a los 5 de su aliado Juntos por el Perú, con 22 legisladores lo convertiría en la segunda fuerza política en el Congreso, por detrás de Fuerza Popular que tiene 24 legisladores.

Todo se verá con más claridad cuando se terminen de definir las posturas frente al voto de confianza. Por lo pronto, y a la luz de sus declaraciones públicas, se puede establecer una primera aproximación de 17 congresistas de Perú Libre que darían el voto de confianza, 16 congresistas que se opondrían y 4 de ellos que hasta ahora parecen no haber definido su posición.

Vladimir Cerrón y Perú Libre pueden ganar o perder al definirse el voto de confianza, pero está claro que su batalla es más de fondo, y que el gabinete Vásquez y el distanciamiento con el presidente Castillo son sólo un recodo en el camino hacia su verdadero objetivo.

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