¡Gracias, Dr. Washington Zeballos Gámez!

“Los buenos profesores son caros; pero los malos, lo son todavía más”. José Mujica.

POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ   

En algunos aspectos, Washington Zeballos Gámez me hace recordar a don José Alberto Mujica Cordano, más conocido como “Pepe”, quien antes de llegar a la presidencia de Uruguay, allá por el año 1964 militó en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, siendo un claro ejemplo de aquella frase de Fromm: “El revolucionario que fracasa es un criminal, el que triunfa un hombre de Estado”, aparte de aquella otra que precisa que “el poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes verdaderamente son».

Pero no es en aspectos políticos o en trayectorias personales donde encuentro las similitudes, sino en la hombría de bien, honestidad en los actos públicos y privados, en el carácter conciliador siempre dispuesto al diálogo, sin descuidar la firmeza acompañada de humildad y los oídos y la mente, siempre dispuestos a escuchar, entender y en muchos casos defender lo correcto como cuando con ocasión del denominado “Moqueguazo”,  fue el único que no firmó la calificada como el “acta vergonzante”, retirándose incluso de la reunión, quedándose entre otros Vizcarra y Zenón. El tiempo se encargaría de darle la razón.

Por ello, al enterarme de que dan por concluida su designación como presidente de la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional de Moquegua dándoseles las gracias por los servicios prestados, no puedo dejar de manifestar mi preocupación sobre todo al considerar que ella se da tras cerca de seis años de encomiable labor al frente de la misma con amplia trasparencia en su gestión, a tal punto que no se escucha,  –en un medio acostumbrado a “pensar mal” y plagado de corrupción–, ninguna objeción seria a todo lo hecho he invertido en las facultades y locales actuales de la universidad, que quizás adolezca de no contar con personal docente de mayor nivel en sus distintas áreas de aprendizaje, porque valgan verdades, nuestra región no es muy atractiva para captar dichos profesionales tanto por lo que puede ofrecer salarialmente, como por una serie de carencias en nuestras principales ciudades para el crecimiento profesional de los educadores. (Y aquí, podrían jugar un principalísimo papel las grandes empresas conformando un patronato universitario que ayude a que a Región Moquegua eleve sustancialmente en calidad su oferta educativa).

Espero que podamos superar el conocido axioma: “…a país subdesarrollado, corresponden instituciones similares”, aforismo que con buenas intenciones y responsabilidad social en un mundo de acelerados cambios, exclusiones sociales y progresos tecnológicos, podríamos superar apostando por educación de calidad en todos los niveles. ¡Recursos económicos, geografía y clima adecuados los hay! Faltaría tan solo la vocación y el compromiso pleno de la industria privada, los sectores públicos y la sociedad civil para buscar puntos de encuentro y no de enfrentamiento estéril.

Pero volviendo al propósito principal de esta nota, cabe preguntar, al margen de la calidad y personalidad de los distinguidos nuevos integrantes de la Comisión Organizadora, si es que ha sido racional o conveniente cambiar al Dr. Zeballos, considerando varios aspectos:

  1. a) Que el mismo ha hecho y estaba haciendo una buena gestión, la cual si o si debería ser institucionalizada o formalizada a más tardar este año con el nombramiento de los estamentos que se requieren como por ejemplo la elección de su primer rector, posibilidad que me temo se pueda diluir en más tiempo en función de determinados intereses políticos, personales e incluso económicos… No lo entiendo realmente, más recordando aquella regla de Peters que señala que solo “las llantas que rechinan se reemplazan”, algo que no ocurría en el presente caso. Y además me temo que más serán los problemas que surgirán, tanto porque además de no ser ninguno de los integrantes de la Comisión moqueguanos, tengo la sospecha que desconocen casi en su totalidad la idiosincrasia que no es una sola, sino la suma de otras tantas como la aimara, quechua, arequipeña, etcétera, que muchas veces incluso están enfrentadas, aparte que muchas de las autoridades están pintadas ante el verdadero poder que reside en la cúpula de las grandes empresas mineras.
  2. b) Que la valla que les deja Zeballos es bastante alta. En los años que ha estado al frente de la Universidad Nacional de Moquegua ha sabido hacerla crecer a la par que lidiaba, gestionaba y superaba diversos problemas y desafíos, a tal punto que me atrevo a decir que en el universo electoral de nuestra región es uno de los pocos personajes que creo que puede contar con la simpatía y apoyo popular, considerando además que más allá de la imagen de su hermano Horacio, él ha sabido construirse una propia que se inició en su natal Carumas, desde donde después se fue a estudiar becado por su rendimiento en el Colegio Jesuita San José de Arequipa, donde a decir de alguno de sus familiares era el único “negrito” en medio de “blanquiñosos”.

Trayectoria y capacidad estudiantil que le permitió luego, aparte de graduarse de economista, llegar a ser congresista por Moquegua, periodo parlamentario 2006-2011, durante el cual me brindó la posibilidad de presentar en el Congreso el libro “El Futuro sobre rieles”, para luego hasta hoy, presidir con singular brillo la Comisión Organizadora de la Universidad Nacional de Moquegua.

Singular brillo y trayectoria, que a mi modesto entender obliga a la sociedad civil regional, a sus principales autoridades y a las entidades representativas de Moquegua –colegios profesionales, municipalidades, clubes, a elevar su voz de protesta o cuanto menos a brindarle una actividad de reconocimiento y/o desagravio a Washington Zeballos Gámez, dado que todo hace pensar que su cambio obedece principalmente al interés y objetivos políticos de aquellos que quieren que las universidades privadas vuelvan a ser empresas de negocios, (“universidades chichas”), y que las universidades públicas sean mediocres antes que centros del saber y formación que garanticen una educación de calidad a todo nivel, con adecuado material educativo, plana docente idónea e infraestructura y otros recursos complementarios como laboratorios modernos, que la reforma universitaria venía garantizando a través del Sunedu, entidad que cumple aun un excelente rol fiscalizador que hoy quieren destruir o maniatar.

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