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Escudriñando la moción de vacancia

No se trata de defensa alguna de un gobierno en particular, se trata de nuestra vitalidad democrática, que el orden constitucional se imponga respecto al interés subalterno de algunas fuerzas políticas o poderes fácticos, que pretenden manosear nuestras instituciones constitucionales para satisfacer sus particulares expectativas.

POR: VICENTE ANTONIO ZEBALLOS SALINAS   

Veintinueve congresistas -siendo necesario un mínimo de veintiséis-firmaron la moción de vacancia por permanente incapacidad moral del presidente Pedro Castillo, con lo que se inicia el procedimiento, luego su admisión, el debate y votación del pedido de vacancia.

Y no es nada extraño que los firmantes sean integrantes de las bancadas de Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País, los mismos que en ese orden quedaron segundo, tercero y cuarto en las elecciones de primera vuelta, teniendo una postura política común de oposición confrontacional al Gobierno.

Y, que responde por su actuar post segunda vuelta, a la mezquindad y revanchismo, impropio de una propuesta democrática; es así que la lideresa de Fuerza Popular Keiko Fujimori expresaba a mitad de julio pasado, que Castillo había ganado de forma «ilegítima» y anunciaba movilizaciones «en defensa de la democracia», y vaya que lo viene cumpliendo, con esmero propio de mejora causas; mientras, Rafael López Aliaga, líder de Avanza País, expresaba: “tenemos que vacar a Pedro Castillo y a Dina Boluarte antes de fin de año”, corroboración de similares y múltiples mensajes que evidencian un nulo compromiso con la gobernabilidad del país.

La vacancia presidencial es la constatación de uno de los cinco supuestos previstos en el artículo 113 de nuestra Constitución, los mismos que son de fácil contraste con la realidad(muerte, renuncia, salir del país sin permiso del Congreso, destitución por infracciones referidas en el artículo 117 de la Constitución), excepto la causal de permanente incapacidad moral, abierta a interpretaciones subjetivas, como lo advertía Enrique Bernales: “no puede descartarse el peligro de apreciaciones subjetivas por enemistad política de un Congreso mayoritariamente hostil al que quedaría expuesto el Presidente”, lo acontecido en estos últimos cinco años, de grave contraste político entre los dos principales poderes del Estado, son la mejor evidencia del uso pernicioso de esta potestad congresal.

Un tema nada pacífico, con diferentes puntos de vista académicos, sin jurisprudencia constitucional que la precise, casuística limitada, persistentes referencias acompañadas de oportunismo político, permiten un uso desmesurado, con una sobrecarga política, sin atisbo de prudencia y apego por la gobernabilidad. Si bien esta prevista la vacancia presidencial en nuestra Constitución, esta es una medida excepcional, que de ninguna manera debe estar ajena a estándares de razonabilidad en su aplicación.

No se trata de defensa alguna de un gobierno en particular, se trata de nuestra vitalidad democrática, que el orden constitucional se imponga respecto al interés subalterno de algunas fuerzas políticas o poderes fácticos, que pretenden manosear nuestras instituciones constitucionales para satisfacer sus particulares expectativas. Por supuesto, no convalidamos los desaciertos e incoherencias del actual gobierno, las que deben objetarse y sancionarse, política y judicialmente, dentro de los espacios que nos propone nuestro orden constitucional; pero alterar esa institucionalidad constitucional, bajo el argumento de la gobernabilidad, expresado desde la propia campaña electoral, es mutilar nuestra democracia.

La moción se argumenta en una sesgada interpretación de la vacancia, apelando al “sentir ciudadano” y en “hechos objetivos y que son de público conocimiento”, veamos pues, cuánto de objetividad hay en algunas de estas consideraciones que motivan a proponer esta desestabilizadora iniciativa:

  1. La designación de altos funcionarios vinculados al terrorismo, lo que deviene en complicidad, tal es la designación del primer presidente del Consejo de ministros Guido Bellido; añadiéndose respecto a este último, de tener un accionar misógino; por consiguiente, al presidente Castillo no le importa el impacto de la violencia contra las mujeres y la sociedad en general.

Sin embargo, en cumplimiento de las disposiciones constitucionales, dicho primer ministro se presentó ante el Congreso, para exponer la política general de Gobierno y recabo el voto de confianza de 73 congresistas, y en el contexto de estas mismas objeciones planteadas en la moción de vacancia. ¿Es decir, lo que ayer no fue suficiente para negarle la confianza a un primer ministro si es perfectamente válido para vacar a un presidente de la República?

  1. El presidente Castillo, como responsable de dirigir la política exterior, ha debilitado el Grupo de Lima y ha restablecido relaciones con el gobierno antidemocrático de Venezuela; es cierto que ante la ineficiencia de la OEA y por iniciativa de nuestra Cancillería surge el llamado Grupo de Lima, creada en el año 2017, pero la amenaza del uso de la fuerza por parte de Estados Unidos-no siendo parte del Grupo-contra Venezuela, alineándose una parte importante de los países miembros, lo deslegitimó, perdiendo el norte de la convocatoria y necesario consenso.

Hoy, con la mediación de Noruega, acompañada por Países Bajos y Rusia, se impulsa un proceso de negociación en México entre el Gobierno de Venezuela y la oposición, que ha relegado al Grupo de Lima. Y en cuanto a las relaciones diplomáticas entre nuestro país y Venezuela, el propio Canciller Oscar Maúrtua, explicó ante el Congreso, que ambos países nunca rompieron relaciones diplomáticas.

  1. ¿Vacar al presidente, por no responder a los diversos medios de comunicación? Cada protagonista político tiene sus singularidades comunicativas, y lo vemos al presidente López Obrador en México o al propio Nicolás Maduro en Venezuela, en lado opuesto, con exposiciones cotidianas. El presidente Castillo, prefiere la plaza pública, consciente de sus limitaciones ante precisas interrogantes, y fue ese el comportamiento advertido en el proceso electoral.

Es evidente que como autoridad debe tener una mejor comunicación, lidera un país, es el más alto funcionario, existiendo distintas formas de hacerlo, pero de allí a construir un argumento para la vacancia hay una absoluta desproporcionalidad, tratando de ser cauto en la apreciación. Añadiéndose como sustento, que sus escasas participaciones públicas son “mensajes confrontacionales y … originan desconfianza en los actores económicos y sociales”, entonces ¿que no hable, para que construya confianzas? Debemos asumir el quehacer político con ponderación, sin caer en el facilismo de argumentaciones extremas e irrazonables.

Complicados los tiempos políticos que compartimos, en crecimiento la incorrección política, de no saber reconocer y respetar lo que en democracia se decide, coloca a los ciudadanos en la oportunidad histórica de ejercer ciudadanía, involucrarnos, tomar posición, asumir nuestra democracia. Con lo compleja y difícil que es nuestra democracia, esta exige no más complacencia, exige que la defiendan.

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