El divorcio de Pedro Castillo con el ideario de Perú Libre

Divorciado y suelto en plaza, los carroñeros de la política van por usted [Pedro Castillo], quienes no lo ven como presidente sino como un medio de tomar el poder.

POR: FRANCISCO EDGAR FLORES MITA      

El sábado 15 de mayo del 2021, en la plaza Manco Cápac del distrito de La Victoria Lima-Perú, el candidato Pedro Castillo, “anuncio vagamente un plan para los 100 primeros días que tenía impreso pero que no se molestó siquiera en leer para informar de que se trata” (fuente Perú 21).

Presentó a los excongresistas del Frente Amplio Hernando Cevallos y Juan Pari como miembros de su equipo en salud y economía, el anunciado economista Kurt Burneo no se presentó, luego cuando se pensó que presentaría su plan de gobierno solo exclamo “Compañeros si los jóvenes tienen un plan de gobierno tráiganmelo”, “Si la sierra tiene un plan, tráiganmelo”, pero al final ni plan de gobierno ni equipo técnico, esto  lo pinta de cuerpo entero como un candidato “improvisado”, (así lo califico Cesar Hildebrandt en su semanario del viernes 30 de abril del 2021), que cree poder llegar al gobierno  con discursos contestarios y revolucionarios, con eso no se puede gobernar señor Pedro Castillo.

¿Dónde está el Ideario de Perú Libre?, ¿lo ha desechado?, ¿Dónde está su partido que lo llevó a la segunda vuelta?, ¿lo ha dejado de lado?, esas interrogantes tiene que responder el candidato, si quiere seguir avanzando, si quiere mantener el apoyo de miles de peruanos que la fecha están ilusionados con él, no los desilusione señor Castillo, sobre todo al sur del país, quienes ya fueron engañados por el señor Toledo en el año 2001 y, por el señor Ollanta Humala en el año 2011, quienes también prometieron combatir la pobreza, exigir más a las empresas transnacionales, combatir la corrupción, pero al final terminaron corrompidos por las mismas empresas transnacionales.

Señor Castillo, el Ideario del Partido Perú Libre, dice textualmente: “decirse de izquierda cuando no nos reconocemos marxistas, leninistas o mariateguistas, es simplemente obrar en favor de la derecha con decoro de la más alta hipocresía”, esto significa que apartarse a estas alturas de la carrera electoral de esas ideas que lo llevaron a la segunda vuelta, es traición señor Castillo, traición a su ideario, a su partido político, a los miles de peruanos sobre todo a los del  sur que apostaron por su propuesta radical, presentándose como un anti sistema, como el antídoto frente a los males que produce el capitalismo liberal.

Hoy su alejamiento se consuma, al decirle al secretario general de su partido Vladimir Cerrón que “Tiene que entender que esta no es su lucha”, eso es  apartarse prácticamente del partido y de su ideario, convocar al  señor  Kurt Burneo que es un  economista que cree en el modelo liberal y lo defiende, que  es contrario a las ideas de estatismo, populismo, es creyente de la  libre competencia y  de la Ley de la oferta y la demanda, esas decisiones, me permiten concluir que el candidato Castillo, se hace merecedor del calificativo que el propio ideario del partido político Perú Libre, les impone a quienes se apartan de sus principios, como es calificarlos de obrar en favor de la Derecha con decoro de la más alta hipocresía”.

No se puede gobernar si un partido político sólido y fuerte,  sin un plan de gobierno, sin un equipo de técnicos y profesionales, al menos si se pretende cambiar todo, como lo plantea el ideario, se requiere de unos cinco mil profesionales altamente capacitados, los cambios no se hacen con discursos retóricos en las plazas, los cambios se hacen con verdaderas reformas legislativas que compete al congreso de la Republica, donde el presidente de la Republica tiene iniciativa legislativa, pero para elaborar esas iniciativas se requiere de gente profesional, no de advenedizos, ni gritones de campaña, ni troles.

Mao Tsetung decía: “Para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido construido conforme a la teoría revolucionaria marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria sobre el imperialismo y sus lacayos”.

Con sus decisiones señor Castillo, usted este lejos de ser un revolucionario, una esperanza de cambio para el país, es una pena que muchos peruanos se ilusionaron con usted, sobre todo en el sur y que lamentablemente terminarán engañados y desilusionados, porque, ya se quedó sin partido político, se divorció del ideario, que seguramente juró cumplirlo, antes de hacerse militante de Perú Libre.

Divorciado y suelto en plaza, los carroñeros de la política van por usted, quienes no lo ven como presidente sino como un medio de tomar el poder.

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