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Último mensaje

Los días de Pedro Castillo están contados. Le faltó la audacia del expresidente Martín Vizcarra para poner en las manos del Congreso el adelanto de elecciones. Colocarles esta bomba de tiempo, con el nivel de desaprobación que tiene el Legislativo, hubiera sido aplaudido hasta por el más acérrimo anticastillista.

POR: JULIO FAILOC RIVAS   

Castillo perdió su oportunidad con un mensaje a la nación intrascendente, vacuo e inservible, sobre todo fallido y posiblemente el último. Pudo haber prolongado su estadía en Palacio de gobierno y darnos –ante tanto desastre en su gestión– una buena noticia, sin embargo, prefirió entregar su cabeza a la mesa directiva capturada por el fujimorismo para que lo defenestre.

Para la desgracia de Castillo se juntaron dos cosas: la elección de una mesa directiva fujimorista y la captura de Bruno Pacheco, una combinación perfecta que podría hacer posible hasta lo imposible con tal de sacarlo como sea de Palacio de gobierno, porque a diferencia de una Alva trémula y desubicada, los fujimoristas no tendrán el menor reparo para transgredir la Constitución con tal de tirarse abajo el gobierno.

Los días de Pedro Castillo están contados. Le faltó la audacia del expresidente Martín Vizcarra para poner en las manos del Congreso el adelanto de elecciones. Colocarles esta bomba de tiempo, con el nivel de desaprobación que tiene el Legislativo, hubiera sido aplaudido hasta por el más acérrimo anticastillista.  Y si a ello le hubiera sumado un gabinete de ancha base, bajo el liderazgo de un personaje con cierta legitimidad y capacidad de gestión, Pedro Castillo, no solo hubiera tenido por lo menos un año más de vida, sino que también nos hubiera dado la tranquilidad que el país tanto necesita.

Ahora la mesa directiva ensaya la mejor fórmula para expulsar a Castillo de Palacio.  La vocera del fujimorismo, otrora defensora de la democracia, Lourdes Flores Nano ha ensayado varias opciones: 1) que la Fiscal de la Nación presente elementos contundentes de corrupción que pesan contra el presidente Castillo al Congreso con la finalidad de motivar que los congresistas pueden sumar los 87 votos que se necesita para la vacancia; 2) de no funcionar, bajar la valla de 87 a 61 votos para la vacancia; 3) acusar a Castillo por infracción constitucional para lo cual se requiere 66 votos para su inhabilitación; 4) la acusación constitucional por traición a la patria para suspender al presidente para lo cual se necesitaría 51 votos; y 5) que la fiscalía pida la suspensión del Presidente por obstrucción a la justicia, donde se requeriría que la convención de Naciones Unidas le dé un marco legal para que ésta proceda.

No obstante, para que el fujimorismo y de su lideresa, Keiko Fujimori se libren de la justicia no es suficiente la vacancia de Pedro Castillo, ellos van con todo y por todo, entre sus planes también está la vacancia de Dina Boluarte, sobre la cual pesa una acusación por infracción constitucional, y es allí donde los cálculos políticos no permiten lograr un consenso entre los congresistas.

La caída de Pedro Castillo y de Dina Boluarte implicaría una sucesión de mando lo cual podría pintar un panorama complejo debido a quienes asumirán la presidencia de la República y la presidencia del Congreso. Aun cuando se ha firmado un compromiso de que ante la vacancia de Pedro Castillo y Dina Boluarte, se convocaría a una nueva elección, es difícil de creerle al fujimorismo que hoy tiene el control absoluto del poder.

El temor real no es que sea el último mensaje (de la que dos tercios de la población deseamos), sino que ante la posibilidad de la asunción del mando de Lady Camones a la Presidencia y de Martha Moyano a la Presidencia del Congreso, se incendiaría la pradera y no solo habría presión para las elecciones generales, sino también para una nueva Constitución con Asamblea Constituyente incluida.

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