Sin sueños

“El camino de la sinceridad no está circundado de rosas: cada verdad salida de nuestros labios concita un odio implacable, cada paso en línea recta significa un amigo menos” – Manuel González Prada

POR: CESAR CARO JIMÉNEZ   

Frase, que muy bien puede hacer suya don Freddy Zeballos Núñez, en lo que respecta a los innumerables claros oscuros de la irrigación de las Lomas de Ilo, que ha venido señalando con inteligencia y valentía en informados artículos, exposiciones públicas y entrevistas radiales, sin recibir un claro y contundente apoyo de la mayoría de las instituciones públicas y privadas del departamento, tales como son por ejemplo los colegios profesionales, los partidos y movimientos políticos, aparte de ciertos generadores de opinión como son los “lideres” sociales y nuestros historiadores los cuales se limitan a revisar y maquillar las viejas páginas de nuestra historia, obviando el presente, en el que dicho sea de paso, reina en muchos casos el poder absoluto, que como tal lo señalaba Lord Acton, corrompe absolutamente.

Por ello nuestra solidaridad con Zeballos Núñez. ¡Porque no podemos permitir que cual Quijote luchando contra los molinos de viento, permanezca solitario! Sobre todo, cuando todo parece indicar que podría decirse con Shakespeare, “que algo huele a podrido en Dinamarca”, desde el momento que pareciera quererse cubrir a cuenta de fondos públicos, inversiones que le corresponden asumir a la empresa constructora a la cual pareciera que ciertos personajes quieren proteger en primera y última instancia.

Cuando entenderemos los moqueguanos que tenemos que respaldar a nuestros mejores hijos, como es también el caso del Dr. Washington Zeballos, que ha señalado con crudeza y claridad el inmenso desatino de la actual Comisión Organizadora de la UNAM al nombrar como Doctores Honoris Causa de la misma a personajes que podrán tener muchos méritos personales, pero que por la UNAM poco o nada han hecho, que justifique tal honor. Es un desatino total, que en otro tiempo y lugar hubiese significado su inmediata renuncia.

Pero ante ello, hoy como ayer ante el silencio ante estos hechos de todas las “fuerzas vivas” de nuestro departamento y de nuestra ciudad capital, cabe traer a la memoria la observación del insigne pero poco leído y conocido González Prada que muy bien puede aplicarse a la comunidad moqueguana: “El pueblo, la masa nacional, permanece en la más estólida indiferencia. Gobierne quien gobernare, nada le importa; sobrevenga lo que sobreviniere, poco se le da; todo lo sufre, todo lo acepta. El Perú, como infeliz mujer encadenada al poste de un camino real, puede sufrir los ultrajes de un bandolero, de un imbécil, de un loco y hasta de un orangután”.

Panorama que se repite año tras año, en cada aniversario de cualquiera de las principales ciudades de nuestro departamento. Panorama que se disfraza con espectáculos musicales casi circenses y ferias que más allá de las buenas intenciones, son mediocres pero aceptadas bajo la excusa de que “el próximo año será mejor”, lo que se repite en el tiempo una y otra vez, en tanto hemos dejado de soñar, limitándonos a dejar pasar los días y actuar como los clásicos monitos, que se tapan los ojos, los oídos y la boca, sin detenernos a analizar si estamos en el camino correcto o cuanto menos preguntarnos qué ocurrió con el sueño o los sueños del Gaseoducto Sur Andino, el denominado Corredor Ferroviario Bioceánico Central, la petroquímica, la irrigación de las lomas de Ilo,  Moquegua ciudad turística, la modernización del puerto de Ilo, la carretera Omate-Moquegua, el nuevo aeropuerto, etcétera, etcétera…

¡Hemos dejado de soñar y pensar con criterio e información válida!

Indiferencia y egoísmo, cuya primera explicación podría encontrarse en que existe un sentimiento de débil pertenencia a una comunidad que además de haber perdido identidad, tiene una escasa solidaridad entre las diversas etnias que coexisten en el departamento. ¡No importa la suerte de los demás ni del conjunto de la sociedad! …Dicha conducta nos está conduciendo a una sociedad fragmentada en la cual a los grupos más privilegiados (los mineros), poco o nada les importa el destino del resto, que poco a poco caen en mayor apatía, desesperanza y anomia lo que se refleja en los resultados electorales.

Tenemos que cambiar. Tenemos que ser más solidarios. Pasar de esquematismos y recelos al desafío de concebir nuevas visiones de la sociedad, del entorno regional, de las relaciones entre las personas y entre estas y la sociedad. Se trata de mirar el futuro con ojos profundos, de prepararse a vivir en un mundo diferente del que conocemos. Mirada a la que espero contribuir en los próximos artículos, en mi sueño de que Moquegua y todo el departamento se comprometa en hacer realidad la utopía de sentirnos todos hermanos…y ayudarnos como tales, recordando a Martin Fierro: “Los hermanos sean unidos / porque ésa es la ley primera, / tengan unión verdadera, / en cualquier tiempo que sea, / porque si entre ellos se pelean / los devoran los de ajuera”.

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