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Moquegua: su problemática universitaria (II)

“La tarea del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos”. C. S. Lewis.

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ   

Escribía en mi anterior artículo, que a mi modesto entender la función esencial de la Universidad es enseñar a pensar…que la Universidad es una institución formadora de mentalidades. ¡Esa y no otra, es su misión esencial!

Preguntándome a continuación si habían cumplido las universidades que aún existen en Moquegua con dicho básico objetivo.

Lamentablemente creo que en líneas generales la respuesta es negativa, tanto a niveles personales como institucionales, dado que en la práctica cotidiana nunca han emitido opiniones, análisis, sugerencias y/o críticas de ningún tipo respecto al transcurrir de la región o de sus instituciones públicas y privadas, tanto en el ayer, como en el hoy y cómo podría ser en el futuro.

Quizá es hora de hacer una pausada reflexión que permita contestar por qué nuestro sistema universitario no forma adecuadamente profesionales y, sobre todo, por qué apenas consigue hacer hombres cultos. Se trata de dar respuestas primariamente a por qué la situación de mediocridad, que las universidades aquí y en casi todo el Perú, la cual maquillan con un título oficial.

Situación que hace, que aun tengan vigencia –casi cien años después–, el pensamiento de Ortega y Gasset que sostenía que ineludiblemente hay que crear, en la Universidad, la enseñanza de la cultura o sistema de las ideas vivas que el tiempo posee. Esto tiene que ser, antes y más que ninguna otra cosa, la Universidad.

Panorama, mucho más complicado en nuestros días en los cuales las ciencias del conocimiento y la comunicación, la globalización y la tecnología han acortado o acelerado procesos obligados por la pandemia del COVID-19, a tal punto que a nivel mundial hay muchas preguntas e inquietudes sin respuesta aún. Lo único cierto es que el mundo ya no volverá a ser lo que fue en casi todos los campos, pero en esta ocasión tan solo daremos una mirada rápida a aspectos económicos, laborales y educativos.

En lo económico, todo parece indicar que el denominado “pensamiento único” impulsado por cierta vertiente liberal que recomendaba casi a nivel de dogma, el dejar hacer y el dejar pasar, (laissez faire, laissez passer), refiriéndose a una completa libertad en la economía que guiada por la “mano invisible” debería propiciar el libre mercado, la libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos, está en proceso de retirada, considerando que mucho de dichos postulados han sido dejados de lado como consecuencia de la pandemia que ha forzado la intervención del Estado a nivel mundial, algo que también se puede apreciar en el hecho que las principales economías mundiales han aprobado aplicar un impuesto global a las multinacionales en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que ha anunciado que más de 130 países y jurisdicciones (90% del PIB mundial) han firmado un acuerdo para establecer un impuesto mínimo de “al menos el 15%” sobre los ingresos de las grandes empresas y las plataformas digitales. Y me atrevo a pensar que el siguiente paso será regular o limitar las grandes fortunas personales, que irracionalmente están permitiendo que aparte de las grandes empresas, algunas cuantas personas, tengan más fortuna e ingresos que muchos países, en muchos de los cuales reina el hambre y la miseria.

Hambre y miseria que se van a acrecentar en la medida en que la tecnología reemplace cada vez más al trabajo humano, aspecto inevitable en razón a criterios de competencia, calidad y costos pero que, a la vez como dando la razón a aquellos economistas críticos del sistema capitalista que señalaban que el mismo llevaba es si los gérmenes de su autodestrucción, el reemplazo del ser humano por la maquina trae consigo también la disminución de la demanda, dado que los robots no consumen.

Y en cuánto lo educativo: muchas características o tendencias impulsadas por la pandemia, como son, aparte del trabajo remoto, la educación a distancia pareciera ser que han venido a quedarse…y en un mundo globalizado e intercomunicado, es de esperar que más temprano que tarde, muchas universidades de prestigio,  como por ejemplo norteamericanas, inglesas, alemanas, españolas, francesas, etcétera comiencen a ofrecer sus servicios educativos a distancia, con calidad y control, haciendo que nuestras universidades agudicen su crisis o desaparezcan, horizonte previsible que quizás permita formar mejores profesionales que traerían consigo bien una mejor sociedad o mayor irracionalidad o egoísmo colectivo.

Y para finalizar, una pregunta sin anestesia: podrá el sistema universitario en Moquegua auto interrogarse en cuanto al futuro y comenzar a tomar las medidas del caso o continuará  autoengañándose como lo hacemos casi todos, optando por continuar anclados en el pasado sin percibir que el futuro puede ser brillante en la medida que den las bases para construir una región modelo, teniendo en cuenta que en nuestros linderos hay grandes riquezas mineras, pesqueras y/u otras, aparte de tener una ubicación privilegiada que no sabemos potenciar bien por la miopía de nuestras autoridades, instituciones, como incluso de cada poblador de nuestro departamento y también porque todo lo anterior impone al  sistema universitario ciertos desafíos los cuales se pueden resumir señalando que las instituciones universitarias deben velar por la calidad y pertinencia de la oferta académica, cuestión de la mayor importancia para generar programas de formación e investigación que efectivamente impacten sobre la capacidad competitiva de Moquegua y el país, permitiendo la inserción exitosa de los jóvenes al cada día más pequeño y competitivo  mercado del trabajo, aquí o en cualquier lugar del mundo.

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