Las tres bandas presidenciales del Lagarto

El poder lo volvió ciego y sordo… hoy me respondo, Vizcarra nunca me quiso como una hija, sólo me utilizó para que le salve el pellejo, en situaciones complicadas.

POR: KAREM ROCA LUQUE    

El 23 de marzo 2018, Martín Vizcarra Cornejo juró el cargo de presidente de la República. El bebito fiu fiu, como lo llaman sus ciegas admiradoras, asumió la presidencia por la renuncia de su predecesor Pedro Pablo Kuczynski, fue él mismo PPK quien dio a conocer todas las argucias que se utilizaron para su caída, aunque usted no lo crea amable lector.

La familia Grados Palomino, confeccionan los distintivos de todas las altas investiduras desde el gobierno de Manuel Odría, hasta el gobierno actual de Dina Boluarte. Pero lo que más viene a nuestra mente de algunos que trabajamos al lado del lagarto, es que ese año se superó el récord de elaboración de fajines para los ministros de Vizcarra. Los fajines no solo son la exclusividad de la bordaduría, los Grados Palomino han confeccionado las bandas presidenciales de Fernando Belaúnde Terry, Alberto Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti, Pedro Castillo y Dina Boluarte. Muchas anécdotas sobre las preferencias de los jefes de Estado para vestir estas insignias rojiblancas.

En el 2018, el negocio de la familia Grados elaboró tres bandas presidenciales para Vizcarra: la primera a pedido de Gilbert Violeta (fundador y presidente del partido Peruanos por el Kambio), José Hernández Calderón (amigo y ex ministro de Agricultura) y César Figueredo (el gordo César como lo llama Vizcarra).

Me encontraba en Palacio de Gobierno trabajando en la Primera Vicepresidencia. Para esas fechas ya se decían muchas cosas, mi estadía en la casa de Pizarro se volvió incómoda, algunas personas cercanas a PPK pensaban que podríamos sentirnos vencedores por la victoria de Vizcarra, personalmente nunca imaginé que eso sucediera tan intempestivamente y más aún cuando le tengo mucho aprecio y estima al señor Pedro Pablo Kuczynski.

Pero debía cumplir la misión encomendada por Vizcarra, además sólo sabía la versión que él nos había contado y era la de ser víctima de PPK. Entonces también sentía confusión por tantas narrativas, pero debía seguir. Tenía que realizar las coordinaciones para la llegada desde Canadá a Lima, desde hacía una semana atrás nuestras conversaciones con Vizcarra vía WhatsApp eran constantes, me comentó que su discurso o Mensaje a la Nación, estaba siendo elaborado por Mirian Morales y Maximiliano Aguiar, que no me preocupara por nada y solo vea el protocolo para su llegada al Perú, así lo hice.

Luego de una breve y angustiada espera, Vizcarra llegó justo el día de su onomástico 22 de marzo del 2018, en el aeropuerto lo esperaba Oscar, Seguridad de Estado y toda la gente que creía en él, ahora gran parte de esa gente tiene una nueva mirada para el futuro de nuestro país, en conclusión, Vizcarra no se encuentra en ese camino, la gran mayoría ha sido traicionada por los intereses del lagarto.

Bueno, tenía que preparar todo para su llegada a Palacio de Gobierno, como ya existía un friki entre PPK y Vizcarra, no fue muy fácil para mi pedir ayuda, pero recuerdo que hubo muy buena disposición de un embajador encargado del protocolo en Palacio de Gobierno, así que tuve que solicitarla.

Mi primera misión era saber a qué hora llegaba la banda presidencial para el lagarto, recordé que recibí tres llamadas de personas que deseaban obsequiar la “banda presidencial” y que entonces recibiría tres bandas elaboradas por el mismo bordador, pero echas de diferente manera y con diferentes acabados, seguramente pedidos especiales.

La segunda misión era el recibimiento de Vizcarra en Palacio de Gobierno, en principio querían que sea recibido en la sala pequeña de nombre Quiñones, pero exigiendo logré que sea recibido entre aplausos por todo el personal civil y militar del despacho presidencial en el “Gran Hall”.

En ese momento me llené de mucho orgullo, ahora siento vergüenza ajena por lo que me expresan aquellos quienes aplaudieron la llegada del lagarto, ahora lo hacen con calificativos muy fuertes para el mitómano.

Cuando empezaron a llegar las bandas para el SPR, decidí revisarlas y ver el acabado de cada una de ellas, tener las bandas presidenciales fue la mejor sensación que he tenido en mi vida. Pensaba: ¿qué banda presidencial decidiría usar el SPR?, y cuando se lo comenté y le envíe fotos por WhatsApp, él decidió usar la banda presidencial que le había regalado José Manuel Hernández Calderón, uno de sus mejores amigos. La Banda era totalmente de seda y con acabados muy finos, en realidad, era las más bonita.

Tuve el alto honor de ser la persona quién le puso la banda presidencial a Vizcarra antes de su salida al Congreso, incluso ponerle el fajín cuando fue ministro de Transportes antes que lo asumiera.

Vizcarra me consideraba una hija más, así me lo hacía saber, pero como digo, siempre los intereses que rodean a la gente con poder, destapan sus verdaderas intenciones y caretas. Entonces hoy me respondo, Vizcarra nunca me quiso como una hija, sólo me utilizó para que le salve el pellejo, en situaciones complicadas.

Es difícil ser una persona de confianza, siempre hay que pensar cuáles son las verdaderas intenciones que mueven el poder que rodea al “jefe”. Me tocó vivir situaciones complicadas y delicadas que las llevaré guardadas con un candado de cobre en mi corazón.

Hay quienes se pasan la vida haciendo un festín con la debilidad de los indefensos y pensando que la verdad nunca saldrá a la luz, pero una vez más le digo señor Vizcarra: defendernos es humano y lógico, pero dejar en manos de Dios nuestra defensa, es lo que nos asegura la victoria en el tiempo justo y en la forma perfecta.  No cante victoria, hay muchas personas que ya no le salvarán la última vida que le queda.

Me encanta ver como los troles siguen sus cuentan y le dan like. Verificando uno a uno, me doy cuenta que son los mismos de siempre. La vida no es un like señor, tampoco una banda presidencial. Y cómo diría el grandísimo Héctor Lavoe “Todo tiene su final, nada dura para siempre”.

La verdad por más incómoda que sea, se va abriendo camino… nos vemos la próxima semana.

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