El Club Departamental Moquegua: ¿suicidarse o cooperar?

“Los hermanos sean unidos porque esa es la primera ley; tendrán unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera” – José Hernández en Martín Fierro

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ   

Creo que ningún moqueguano puede estar de acuerdo con lo que viene ocurriendo en el Club Departamental Moquegua de la ciudad de Lima. Pero creo también que antes de atreverme a esbozar algunas ideas o sugerencias, cabe como cuestión previa indicar que los clubes sociales con rarísimas excepciones, enfrentan varias dificultades en la actualidad.

Estos desafíos pueden variar o ser más agudos dependiendo de la ubicación geográfica, el tipo de club y otros factores específicos, pero hay algunas dificultades comunes que muchos clubes sociales enfrentan en general, algunas de las cuales me permito esbozar: el escaso recambio generacional, dado que a menudo tienen dificultades para atraer y retener nuevos miembros, especialmente entre las generaciones más jóvenes.

Las preferencias y los intereses de las personas han cambiado con el tiempo, y los clubes sociales pueden parecer obsoletos o poco atractivos para las nuevas generaciones. Además, los cambios demográficos en la sociedad, como el envejecimiento de la población, la lejanía de los mismos en ciudades grandes como Lima y la inseguridad ciudadana afectan la capacidad de los clubes tanto para atraer a nuevos miembros, como conservar a los más veteranos.

Otro factor es la competencia con otras opciones de ocio: en la actualidad, las personas tienen una amplia gama de opciones de entretenimiento y actividades de ocio como la televisión por cable, el internet, etcétera, que antaño no existían, desde redes sociales en línea hasta eventos deportivos y opciones de entretenimiento en el hogar. ¡La competencia es alta para los clubes sociales. Esto dificulta la capacidad de los clubes para atraer y retener a sus miembros, ya que las personas tienen muchas alternativas para elegir.

Otro aspecto es el financiamiento y sostenibilidad: los clubes sociales dependen en gran medida de los ingresos generados por las cuotas de membresía y otras fuentes de financiamiento para mantener sus operaciones. Sin embargo, el aumento de los costos operativos, como el mantenimiento de instalaciones y la contratación de personal, puede dificultar la capacidad de los clubes para cubrir sus gastos y mantener su viabilidad financiera a largo plazo, a lo cual, en el caso del Club Moquegua en Lima, se suman los obstáculos que desde hace buen tiempo viene colocando en el escenario la municipalidad de Lince, que al parecer es guiada por ciertos intereses poco claros.

Otro factor son los cambios en las preferencias y demandas de los miembros los cuales han cambiado o están cambiando sus preferencias y demandas en términos de servicios y actividades. Ante ello solo les queda una opción a los clubes sociales: deben adaptarse para satisfacer estas nuevas expectativas y mantenerse relevantes para sus miembros. Esto puede requerir inversiones en infraestructura, actualización de instalaciones y diversificación de programas y servicios, lo cual puede ser un desafío financiero y organizativo.

A lo que se suman ciertas regulaciones y requisitos legales como los relacionados con la seguridad, la calificación de la zona donde está ubicado y ciertas interesadas normativas. Cumplir con estas regulaciones puede ser costoso y requerir tiempo y recursos adicionales.

Pero para superar estas dificultades, se requiere dejar de lado las pasiones, los adjetivos y la descalificación personal de uno y otro lado.

Por ello me atrevo a sugerir, en mi condición de moqueguano, sobrino de uno de los fundadores del club y miembro en alguna ocasión de una de sus directivas, cuando el club tenía su local en el jirón Pachitea, donde quienes estudiábamos en Lima convergíamos los viernes, ante la mirada protectora y comprensiva de los “viejos”, a proponer, teniendo en cuenta la actual problemática lo siguiente:

PRIMERO

Que se nombre una Comisión que podría ser presidida por un moqueguano respetado y querido como es don Enrique Corrales Pinto, a fin que, acompañado por dos representantes de cada grupo, (hombre y mujer), procedan al retiro de todas las denuncias y escritos de orden judicial, dado que embarcarse en aspectos legales por el tiempo que estos demoran, sería hacer el juego a los oscuros intereses que intentan apropiarse del Club.

SEGUNDO

Que la presidenta cesante Ana María Alatrista, proceda a entregar toda la documentación del Club y respectivas llaves al presidente de la mencionada Comisión, dándosele las gracias por su dedicación y procediéndose a hacer el respectivo inventario de los bienes físicos y revisión contable.

TERCERO

Qué considerando, que unos de los más graves problemas que afronta el club son los gastos operativos, las bajas cuotas e inasistencia constante de los socios, como una forma de lograr la permanencia en el tiempo del Club Departamental Moquegua, se proceda a analizar por una Comisión Técnica-Legal los ofrecimientos de cualquier empresa que esté interesada en invertir en los terrenos del Club, análisis que también deberá contemplar las bondades o perjuicios de la oferta existente, para su posterior discusión, rechazó o aprobación de la misma en Asamblea General, a la cual en caso de no prosperar ninguna oferta, se le deberá plantear alternativas que permitan la sostenibilidad económica del Club.

CUARTO

Luego, una vez definido lo indicado en el punto anterior, se procederá a nombrar una Comisión Electoral y a fijar el día y hora en el cual se realizarán nuevas elecciones, indicando los requisitos y trasparencia que se exigirían para normalizar la situación en función al amor a Moquegua y no a intereses subalternos.

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