POR: ENRIQUE LAZO FLORES
Todo parece indicar que llegar a ser presidente de la República en el Perú es un juego a la ruleta y la historia nos ha puesto en evidencia que el poder emborracha, confunde y mata, sabiendo que es así algunos se dejan por llevar por esa mezcla de emociones, ambición y poder, con lo que gozan por el tiempo que les dure ese poder y luego en minutos terminan cruzando la línea que los ponen entre la legalidad y la ilegalidad.
Lo que ha pasado con Pedro Castillo es el mismo fenómeno que lo ha llevado a cruzar esa línea, la diferencia es que el haber estado enfrentado durante todo su gobierno con el poder legislativo desde el primer día de su gobierno, le puso en una posición de víctima, ante la sociedad que en cierto modo le da su respaldo pero desde los sectores provincianos con los que ganó las elecciones presidenciales ante una candidata que por las trayectoria política, se creyó con derecho a ser la presidente del Perú, pero las urnas le dijo una vez más no.
Hoy, esa ”afrenta” de Castillo de ser presidente, le pasó la factura porque la derecha y la clase oligopólica y oligárquica no le perdona y tuvo 17 meses de soportar la andanada de hechos que lo ponen como un presidente ladrón y corrupto, acusaciones que están en investigaciones, pero abrumado por los errores propios de su inexperiencia, cometió uno inexplicable, de intentar un auto golpe de estado, error que le cayó a la oposición como un golpe de suerte que hasta este momento nadie se explica cómo lo hizo, o, quién lo indujo hacerlo.
Lo cierto es que ya Pedro Castillo está fuera del gobierno, como lo esperaba la derecha, no importa cómo lo hizo, lo que importa es que ya no es más presidente y goza la derecha enquistada en el Congreso, manejado por los poderes oscuros que se mueve agazapado entre las sombras, con un mesa directiva congresal que nadie lo acepta, donde el fujimorismo más vivo que antes y el montesinismo bien protegido desde la comodidad de su prisión dorada en la base naval, han maquinado de manera perfecta este episodio que está sumiendo al país en una cuasi guerra civil que está cobrando vidas de jóvenes, que tenían toda una vida por delante.
Ayer el gobierno de Dina Boluarte, que no tiene respaldo político mayoritario, no cuenta con bancada partidaria en el Congreso, no tiene un solo congresistas que lo defienda pero que constitucionalmente es la llamada a ejercer el cargo por sucesión, está al borde de una renuncia que sería más por dignidad que por presión, pero que en realidad está sola en medio del enemigo, que en cualquier momento le quita el soporte y se cae solita de plano. Es la realidad de Dina Boluarte como presidente del Perú.
Mientras tanto Pedro Castillo sigue luchando desde la sombra con el apoyo de una población que cambió el discurso de una nueva constituyente por la libertad para Pedro Castillo, sigue arañando la legalidad de su vacancia que para muchos ha sido muy mal ejecutado en el Congreso que tiene el 90 % de desaprobación y motivo por la que el pueblo en diferentes regiones del país, está enfrentándose al propio gobierno para que proceda a cerrarlo y se vayan todos.
Los vacadores del Congreso, en complicidad de la fiscalía de la Nación, apresuraron el paso para vacarlo y llevarlo a prisión esta vez por 18 meses. Tiempo en la que puede suceder muchas cosas, mientras la calles siguen hablando su lenguaje cuando les es arrebatado sus libertades, en algunos casos con violencia, o, en otras, siendo víctima del poder, donde ya fallecieron 7 personas entre adultos y jóvenes menores de 15 o 16 años de edad, que están indignando a la comunidad internacional, cosa que no parece importarle a la presidente Dina Boluarte que, dicho sea de paso, está siendo manejado protegida, dirigida y manipulada, por un Congreso, que debe cerrarse para que la calma vuelva a la población.
La situación en el país, no se soluciona con los 30 días de Estado de Emergencia y el toque de queda que se ha impuesto, el pueblo está enardecido, y pide se respete sus derechos, el gabinete de Dina Boluarte se equivoca si pretende sofocar la violencia de las calles por la fuerza, utilizando a las fuerzas armadas, los pobladores están en las calles, ya la comunidad internacional está a punto de intervenir, Dina Boluarte está sola, no tiene mando, no tiene fuerza, no tiene voluntad y no puede hacer otra cosa que obedecer al Congreso, y no podrá impedir que esta asonada siga creciendo.
Se ampara en las fuerzas policiales para que proponer una contención que no va durar, ojalá sea razonable y los resultados no sean fatales, por lo menos de inmediato debe deshacerse del cuestionado premier, del ministro del interior, de defensa que han sido impuestos por el Congreso, que son los verdaderos responsables de la muerte de los 7 inocentes está gobernando con una careta que le pertenece a Dina Boluarte que empezó a caminar la ruta de nuestra historia, al ser la primera mujer que gobierna el país, pero con las manos manchadas de sangre inocente.