Ciudadanía y las libertades básicas

Con la participación ciudadana, acabaremos con las lacras sociales, crisis sanitarias e ineficiencias gubernamentales, en nuestros distritos y provincias.

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes     

Roosevelt, en un discurso del 6 de enero de 1941, definió cuatro libertades básicas como derechos inalienables de todas las personas: libertad de expresión; libertad de culto; libertad para vivir sin miseria; y libertad para vivir sin temor.

LIBERTAD DE CULTO

La primera libertad que surgió a favor de la humanidad, fue la libertad de culto, derecho de las personas de pertenecer a la religión escogida voluntariamente. Recordemos: la persecución de cristianos (incendiaban sus iglesias y confiscaban sus bienes), por creer en un solo Dios (monoteísmo); en una etapa de adoración de diversos dioses (politeísmo), protegido por gobernantes de entonces. Fue el emperador romano Constantino (285-337), quien por buscar la paz religiosa les permitió difundir sus creencias y practicar sus ritos públicamente, a partir del 19 de junio de 325.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

En mi modesta opinión, la libertad de expresión, fue la segunda libertad obtenida, por la Revolución Inglesa (1688) y la Revolución Francesa (1789); ambas acabaron con la Monarquía Absoluta (el rey concentraba los poderes de: legislar, ejecutar y administrar justicia), no permitía críticas de sus súbditos ni tuviesen ideas distintas, menos contrarias; Inglaterra estableció la Monarquía Constitucional (el rey reina, pero no gobierna), y Francia, abolió la monarquía. Como consecuencia, ambas revoluciones establecieron derechos civiles, uno de ellos la libertad de opinar.

LIBERTAD PARA VIVIR SIN MISERIA

Consiste en asegurar a las personas un buen nivel de vida, desde su nacimiento hasta su muerte: viviendas con agua potable y desagüe, electricidad, telefonía e internet; nutrición adecuada; salud universal; educación de calidad; empleo y jubilación dignos; saludable ambiente con áreas verdes suficientes.

Esta libertad de vivir sin miseria, la han alcanzado los países desarrollados, y no los países subdesarrollados, como América Latina. En Perú, aún no tiene dicha libertad, por cuanto, tenemos niños con desnutrición y anemia; jóvenes sin oportunidades; precarios sistemas de salud y educación; trabajadores informales sin derechos ni beneficios; adultos mayores abandonados. Carencias puestas de manifiesto, ante la apocalíptica pandemia mundial del temible y terrible coronavirus, Covid-19.

LIBERTAD PARA VIVIR SIN TEMOR

Significa, nadie debe tener temor de sus gobiernos (nacional, regional y local), por gestiones ineficientes y corruptas; de sus FFAA y Policía Nacional, por actuaciones transgresoras de derechos humanos; de no contar con planes de prevención de desastres naturales y Defensa Civil; tampoco, de ser atropellado por algún vehículo; menos, de ser víctima de: raqueteros, cogoteros, pedófilos, violadores, estafadores, pandillas, bandas, robacasas, extorsionadores, sicarios, trata de personas, proxenetas, etc.; de no contar con programas de prevención y rehabilitación de víctimas de alcoholismo, tabaquismo y drogas; etc.

Latinoamérica, por ser la región más desigual del mundo, con Estados frágiles, gobiernos ilegítimos; es donde tales problemas de inseguridad se están incrementando peligrosamente.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

A fin de preservar las libertades de culto y expresión, donde se está regular; y avanzar en las libertades de vivir sin miseria y sin temor, en donde hay déficits. Es vital la participación de los ciudadanos, en forma consciente, organizada y activa, en los Gobiernos Locales, en la: gestión administrativa; planificación del desarrollo; elaboración del presupuesto participativo; evaluación de los Planes de: Desarrollo Social (lucha contra la pobreza), Desarrollo Económico (fomento del empleo), Seguridad Ciudadana y Prevención de Desastres, y otros (vivir sin temor). Con la participación ciudadana, acabaremos con las lacras sociales, crisis sanitarias e ineficiencias gubernamentales, en nuestros distritos y provincias.

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