Cambalache electoral

POR: WILFREDO MENDOZA FLORES (wil.mendoza.flores@gmail.com)   

La contienda electoral, como era previsible, se está encarnizando entre candidatos que van punteando en el tablero electoral ofertando propuestas; dicen que están en sus planes de gobierno y que de a poco, como fugaces turistas tienen ahora la oportunidad de conocer pueblos que antes nunca supieron si existían o habían escuchado.

Lo que llama la atención en este proceso electoral, es la presencia de conocidos personajes encumbrados en partidos políticos que antes no simpatizaron o que eran acérrimos cuestionadores o críticos exacerbados de diferente ideología; hoy, no dudaron ponerse la camiseta del partido que muchas veces hablaron pestes, vapuleaban a los líderes o dueños de la organización política. Ahora son candidatos y muy sueltos de huesos defienden lo indefendible como si el pueblo no tuviese memoria para identificar a estos tránsfugas.

Esta semana no hemos escuchado propuestas serias para una efectiva lucha contra la corrupción, grave mal generalizado en el país. Simples anuncios sin contundencia y otras muy tibias en lugares comunes repetidos casi por todos los candidatos. Igualmente han priorizado que lucharán contra la pandemia y vacunarán a la población sin demora alguna, sin precisar cómo lo harán.

Nadie ha propuesto realmente un plan integral verdaderamente viable que empiece por la educación escolar virtual o educación a distancia y la formación familiar que elimine ese mal de nuestra sociedad que es la carencia de valores.

Hay propuestas incluso fuera de la realidad, más han sido alegorías para la tribuna; por ejemplo, ningún candidato dice algo sobre el pago total de la deuda social al magisterio nacional, especialmente a los profesores cesantes y jubilados cuyas pensiones son un insulto y falta de respeto a los que los formó para ser lo que sean ahora son como personas.

Con lo observado hasta hoy, puedo afirmar sin temor a equivocarme que, hay muchas y variadas formas de corrupción con la que se convive a diario y de las que nadie habla. Desde el pago a los policías, funcionarios y demás responsables de procesos e investigaciones sobre casos de trata de personas, narcotráfico, contrabando de hormiga. Las investigaciones quedan solo en deseos. Lo poco que se avanza pasa por las comisarias PNP. Allí la ley solo es para favorecer para los que tienen padrino e influencia política, en cambio, otros como a los pobres se les aplica todo el peso de la ley.

Hace ya algunos años, el canta autor argentino Enrique Santos Discépolo describió magistralmente –en un tango- esta realidad: “… Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o choro, generoso o estafador… ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!, lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón…” lo dice una parte del tango argentino.

Mucho de esto presenta hoy nuestra fauna electoral. Leyes que se quieren dar con efecto retroactivo; castigos de los enemigos; transfuguismo y travestismo político disfrazados de elegancia o de pragmatismo. Quienes ayer juraban elegantemente de rodillas ante sus entonces líderes, hoy son sus más acérrimos enemigos y principales acusadores, sobre todo traicionando los secretos que antaño sus entonces mentores les confiaron. Hoy son amigos que transitan agarraditos de la mano. Y todo, en nombre de la democracia y, sobre todo, hasta juran por Dios y por la plata. Así es nuestra fauna de políticos.

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