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Bicentenario: Moquegua y los olvidos de la historia

POR: OMAR IVÁN BENITES DELGADO

Hemos visto y vivido una actividad inusual en cada región del país, incluyendo la nuestra, motivados por la conmemoración de los 200 años de la Independencia Nacional. El Proyecto Especial Bicentenario de la Independencia del Perú, en su retorno al Ministerio de Cultura ha movido espíritus, acciones y corazones en el intento de que cada peruano se sienta parte de este proceso iniciado en junio del 2018 mediante Decreto Supremo 004-2018-MC.

La llamada capsula del tiempo es una novedad que arrastra consigo girones de historia, salud, agricultura, producción, turismo, patrimonio inmaterial, gastronomía, enología, Arte, música, danzas, tradiciones, entre otras cosas. Su diseño y su presencia a recorrido las 25 regiones del país incluyendo el Callao que hace rato juega su propio rol.

LA MEMORIA Y ALGUNOS OLVIDOS

Sabemos que es imposible satisfacer todas las necesidades o las aspiraciones de cada uno de los habitantes de nuestro territorio, eso es inevitable porque siempre surgirá algo nuevo que pasará inadvertido tal vez, pero cuando nos referimos a la memoria que la Patria o la Nación le debe a sus hijos, aquellos que la forjaron y dieron su vida por verla libre, próspera y grande, entonces, memoria y obligación constituyen un derecho.

En nuestro caso, el del Bicentenario para evitar confusiones y ahondar los olvidos, vemos que el recuerdo y la exclusión se encuentran, coinciden por factores en los que no queremos poner el dedo por temor a que brote el pus como diría Manuel Gonzales Prada.

LA VIDA POR LA PATRIA

JUAN VÉLEZ DE CÓRDOVA

Moqueguano convencido de que sus hermanos deberían liberarse del maltrato y la explotación que los estaba diezmando fue testigo presencial de los horrores causados por una conquista que perdió el sentido de lo humano frente a lo inhumano llegando al extremo de que uno de sus mismos representantes: Pedro Fernández de Castro – Conde de Lemos y Virrey del Perú expresara, de manera irresponsable lo sé, pero lo dijo: “No hay nación en el mundo tan fatigada. Yo descanso mi conciencia con informar que no es plata lo que se lleva España, sino sudor y sangre de indios”

Juan Vélez se había estacionado en Oruro (entonces el Alto Perú) por razones estrictamente comerciales y promueve el levantamiento de indígenas y criollos (hijos de españoles nacidos en territorio peruano). Su acto revolucionario fue programado para el 8 de julio de 1739. Lastimosamente es traicionado por su profesor de esgrima quien estaba al tanto de las intenciones de Vélez y el corregidor Martín de Espeleta y Villanueva, en un juicio sin derecho a defensa, injusto y cruel, lo condena a muerte por “garrote” y lo ejecuta en la madrugada del 6 de julio de 1739 en los balcones del Cabildo de Oruro, pero Juan Vélez nos deja como legado su “Manifiesto de Agravios”, un bello documento que debería tener mejor destino.

Antecedió en 11 años a la revolución de Huarochirí llevada a cabo en 1750, Juan Santos Atahualpa se levantó en 1756. Su conjura y su Manifiesto de Agravios fueron, estamos plenamente convencidos, el incentivo y germen para el levantamiento de José Gabriel Condorcanqui: “Túpac Amaru” 41 años después.  Le siguieron el Movimiento de Quito en 1766, luego Juan José Crespo y Castillo con la Revolución de Huánuco en 1812, Francisco Antonio de Zela y Arizaga en Tacna: 1813, y quizá el movimiento que originó la Proclama de Moquegua, con Mateo Pumacahua y los hermanos Angulo en 1814, aquel 11 de noviembre que recuerda la Suprema Junta Gubernativa del Perú el 18 de enero de 1823, un día antes de la Batalla de Torata y tres días antes de la Batalla de Moquegua en el texto de la Ley No 1261 que “concede a la Villa de Moquegua el título de Ciudad, firmada desde la Sala del Congreso en Lima por Hipólito Unanue, Presidente, Gregorio Luna, Diputado Secretario y José Sánchez Carrión Diputado Secretario.

LOS HERMANOS TOMAS Y BERNARDO LANDA VIZCARRA

Tomas fue un invalorable informante de José de San Martín cuando éste necesitaba saber si el poblador peruano se identificaba con la Independencia o prefería mantener su comodidad estacionaria bajo el gobierno español. El registro de Tomas Landa fue elemental para los fines del General argentino en su “Documento que manifiesta los sujetos decididos al partido de la Patria en Tacna y su Jurisdicción, valle de Sama, valles de Sitana y Locumba, y villa de Moquegua”

Bernardo, tuvo dos momentos, el primero como funcionario de la corona asumiendo el grado de sub delegado del Partido de Moquegua entre 1814 y 1820. El segundo, al llegar Guillermo Miller a Moquegua en mayo de 1821, Bernardo se constituye en “el hombre de la expedición, sin él habría fracasado desde el principio y Miller no hubiera obtenido las señaladas ventajas que alcanzó” tal como lo manifiesta Bartolomé Mitre.

JUANA MARÍA RECABARREN

Al llegar Andrés de Santa Cruz a Moquegua en julio de 1823, esta mujer aún desconocida por la historia oficial se acerca al hospedaje de Santa Cruz y le dice: “Esto es cuanto tengo y poseo, tomadlo para socorro de mis hermanos, quedad persuadido de que si tuviera los tesoros del mundo, os lo entregaría también, no preguntéis mi nombre, soy una moquehuana que nada apetezco para mí, y todo para mi Patria” (Ismael Pinto Vargas: Manifestación que hace la muy ilustre municipalidad de Moquehua A.S.E. Simón Bolívar, libertador de Colombia y el Perú, Supremo Jefe Político y Militar de la Republica – 2015)

Imposible agregar más nombres, este es solamente un intento por reivindicar la memoria de algunos moqueguanos que dieron la vida por la libertad. Honor a ellos en este Bicentenario.

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