POR: RONY FLOR COAYLA
En el valle de Tambo se acababa de designar como nuevo subprefecto de la provincia de Islay, Arequipa, al joven Yann Coaguila Arenas, y cuando éste emitió opinión sobre el proyecto Tía María, expresó que ya hubo un referéndum, que la población ya decidió y que sus padres eran agricultores; pero también dejó entrever que llamaría a una mesa de diálogo para escuchar propuestas sólidas y ver qué viene.
La nueva autoridad vivirá en esa zona, pero no sabe que la mina ya se viene construyendo, hay coterráneos de él que están trabajando y que, por último, el gobierno central viene promoviendo la inversión que acarrea las oportunidades de trabajo. Si su designación va contra todo propósito del gobierno que lo designó, lo lógico era retirarlo del cargo, y así fue: Coaguila duró en el puesto literalmente “ni un día”, y ahora se busca otra persona para ese cargo que representa al presidente de la república…
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‘Hay que bajarles la llanta a los revoltosos’
El reciente encuentro entre el presidente de la república, José Jerí, con los gobernadores del país fue para apuntalar la institucionalidad democrática y la gobernabilidad. Si en algún momento el gobernador de Arequipa, Rohel Sánchez, le dijo al mandatario “…hay que bajarles la llanta a los revoltosos”, es porque la autoridad de una de las regiones más importantes del Perú quiere orden y respeto a las instalaciones. Sánchez es político y sabe que quienes llaman a la protesta tienen propósitos ocultos, sembrando el caos y más violencia de la que hay.
La mayoría de gobernadores piensa igual, eso se respeta; y si hay quienes quieren incendiar el Congreso, que lo hagan por su cuenta y riesgo, a sabiendas de que están actuando en los filos del delito. Algo más, una reflexión: cuando uno es gobierno quiere paz, pero cuando está en la vereda del frente, sobran los incendiarios…
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Deportivo Moquegua y la opción de subir
¿Para volver a tener un equipo en la Liga 1 qué debe suceder? Deportivo Moquegua, tras el triunfo por 2 a 1 ante Unión Comercio en el partido de ida, ahora con un empate en el lance de vuelta pasaría a la final, y si gana, ya estará en la máxima división. Si perdiera, tendrá que disputar un partido más para alcanzar el tercer lugar. En ese puesto enfrentará al perdedor de la gran final para optar ingresar como segundo a la Liga 1, que este año ofrece dos cupos.
Fácil no está, y por todo lo hecho, difícil tampoco. Lo que debería trabajar en estos días sería una terapia intensiva al plantel, entre los que están jugadores que recibieron amenazas para perder el partido del último domingo. Parece mentira que podamos volver a la máxima división del fútbol peruano; solo se requiere concentración y jugadores con pagos al día. Si hay patita, no caería mal un premio económico llegando a la meta…
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