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19 abril, 2025 8:16 am

Los cuentos chinos de doña Gilia Ninfa

“La estupidez insiste siempre.” – Albert Camus.

POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ

En el contexto actual de nuestra región, es evidente el autismo político de la señorita gobernadora, quien ha mostrado una preocupante falta de respuesta ante situaciones críticas. Un ejemplo claro de esto es la reciente firma de un convenio para la construcción de cuatro represas, un proyecto que, aunque prometedor, plantea serias interrogantes sobre la transparencia y la gestión de recursos. Además, la gobernadora parece intentar evadir su responsabilidad en relación con los montos escandalosos de una consultoría, olvidando que, como titular del pliego, tiene la obligación de conocer, controlar y aprobar todos los detalles pertinentes.

Ante este panorama, sería recomendable que la gobernadora considerara dar un paso al costado. Montaigne, el célebre filósofo francés, asociaba la estupidez con la soberbia. Observó que las personas que actúan de manera idiota suelen ser invariablemente arrogantes; creen saberlo todo y no están dispuestas a aprender de los demás. Esta falta de humildad intelectual les impide cuestionar sus propias creencias y reconocer sus errores. Montaigne afirmaba que la verdadera sabiduría comienza con el reconocimiento de nuestra propia ignorancia, una cualidad que, lamentablemente, los arrogantes son incapaces de comprender.

Sin embargo, es importante resaltar que la gobernadora no es la única responsable de esta situación. La pregunta que debemos hacernos es: ¿dónde están los colegios profesionales, los partidos políticos y los posibles candidatos? Asimismo, la sociedad civil tiene un papel crucial que desempeñar en este contexto.

En este sentido, recordamos a Lucien Jerphagnon, filósofo y autor de ¿La estupidez? (Paidós, 2011), quien describe más de veintiocho siglos de reflexiones sobre la estupidez, que, irónicamente, parece estar presente en todas las épocas. Esta obra evidencia que la estupidez humana es contagiosa; incluso en sociedades altamente cultas y avanzadas, como la Alemania de los años 40, la estupidez colectiva permitió que Hitler ascendiera al poder.

Según Bonhoeffer, la estupidez no es simplemente un fenómeno psicológico, sino también sociológico: se alimenta de la interacción entre individuos, creando un hechizo que puede apoderarse de las masas. Así, incluso las personas más inteligentes pueden caer en comportamientos absurdos, ya que su juicio se ve nublado por una recaída de personalidad que no tiene relación con sus capacidades mentales.

Cuando las personas se sumergen en un periodo de estupidez, tienden a ignorar cualquier argumento que desafíe su manera de pensar. Se vuelven impermeables a las advertencias sobre las consecuencias catastróficas que su comportamiento puede tener, tanto para ellos como para quienes los rodean, y, paradójicamente, se sienten orgullosos de su propia ignorancia. Este fenómeno es un caldo de cultivo para el surgimiento de dictaduras y el declive de naciones.

El historiador y economista italiano Carlo Cipolla, en consonancia con la perspectiva de Bonhoeffer, formuló cinco leyes que resumen su teoría sobre la estupidez: Siempre se subestima el número de estúpidos en circulación.

La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de su educación, riqueza o inteligencia; se distribuye equitativamente en todos los segmentos de la población.

El estúpido causa daño a otros y a sí mismo, sin obtener ningún beneficio.

Los estúpidos son impredecibles.

Los estúpidos son más peligrosos que los bandidos y los malvados.

No hay nada más peligroso que un estúpido con poder.

Como señala Bonhoeffer, la crisis en un gobierno o régimen social suele poner de manifiesto la profunda conexión entre la estupidez y la soberbia, tal como lo observó Montaigne. Es un recordatorio de que la verdadera sabiduría comienza por reconocer nuestra propia limitación y aprender a escuchar a los demás. En este sentido, la responsabilidad recae no solo en los líderes, sino también en toda la sociedad, que debe estar dispuesta a cuestionar, aprender y actuar con conciencia.

Análisis & Opinión