POR: ENRIQUE RIVERA SALAS (PERIODISTA COLEGIADO)
El 14 de febrero de todos los años celebramos el “Día del Amor y de la Amistad”, donde los esposos, los enamorados, viven el día más romántico del año, ya que ambos se cautivan con la declaración de sus sentimientos o con bellas flores, regalos y frases de amor.
Para celebrar este día especial existen diversas formas, entre ellas la mejor, aconsejarles, puede ser su propio hogar (por la seguridad) entre esposos, como también veremos y escucharemos en las esquinas de las calles, parques, o en otro lugar festejando el “Día de los Enamorados”, pensando siempre que la pandemia aún no ha concluido.
Pero además de ser “Día del Amor”, también es el “Día de la Amistad”, que es el afecto personal, puro y desinteresado que nos tenemos. Esta amistad nace y se fortalece con el trato y la comunicación recíproca.
Hay que aclarar que la amistad nos conduce a ser amigos y si somos compañeros y amigos pasarán momentos agradables; pero sin exagerar el acontecimiento.
También podemos señalar que la amistad es un valor que consiste en la relación de dos o más personas que tratan de conocerse y comprenderse pasando por descubrirse a sí mismo.
Lo básico para desarrollar una sólida amistad es que nazca el respeto, la paciencia y la constancia; perdonar, dejar de corregir, que es lo que impulsa a que cada uno sea cada vez mejor para merecer al amigo.
La amistad es un bien humano y a su vez, ocasión para desarrollar muchas virtudes, porque crea una armonía de sentimientos y gustos que prescinde del amor de los sentimientos; pero en cambio, desarrolla hasta grados muy elevados la dedicación del amigo al amigo.
Su verdadero valor se forma cuando se desarrolla plenamente el sentimiento de la lealtad y hermandad.
Entre las acciones de un amigo podemos señalar: Un amigo siente como propios los más intensos sentimientos de este, sean positivos o negativos. Un amigo se siente inclinado a apoyarlo cuando lo necesita.
Un amigo nunca olvida al otro, y un verdadero amigo jamás te apoya en todo, solo da sus puntos de vista, para que veas de dos formas diferentes. Él trata de corregirte en lo que estés equivocado.
Ahora hablemos del origen del “Día de los Enamorados”. Dice la historia, que Valentín era un sacerdote romano que durante el reinado del emperador Claudio II murió degollado, luego de ser apaleado y golpeado por defender el cristianismo y socorrer a los cristianos enfermos y adoloridos, el 14 de febrero del año 270, aproximadamente en la vía Flamminia de Roma.
Pero hay versiones que sí explicarían la relación entre los enamorados y el santo como la que afirma que Valentín, obispo de Terry, acostumbraba a ofrecer una flor blanca a las parejas que pasaban ante su monasterio, aquella flor simbolizaba la pureza que debía adornar las relaciones de los jóvenes enamorados.
Poco después la gente del pueblo empezó a darse cuenta de que todos los que recibían la flor del obispo se casaban o eran felices.
Tanta gente comenzó a ir a donde él, entonces tuvo que fijar una fecha para la entrega de las benditas flores, el 14 de febrero, época que en Italia central empieza la primavera.
Hay quienes indican también que la devoción al santo se debe a que este fue mandado a matar por el emperador a raíz de haber casado romanos con sus novias, no obstante estar prohibido.
Lo cierto de todo es que la costumbre de la celebración del “Día de San Valentín” como el “Día de los Enamorados”, se inicia en el siglo XV, curiosamente en pueblos tan conservadores, como Inglaterra y Escocia. En que la víspera del día, los jóvenes escribían los nombres de sus preferidos y estos los suyos en billetes que enrollaban e intercambiaban, no conociendo siempre los nombres del elegido con el sacado en suerte, luego venían las fiestas y regalos de donde surgía un enamoramiento, o se afianzaba el ya comenzado.
Termino diciendo, “Si amas, perdona; si no amas, olvida” “Donde reina el amor, sobran las leyes”.