POR: GUSTAVO PINO
Si bien el sector minero ha sido el gran salvavidas de Moquegua, con un crecimiento del 92.3% en la extracción de minerales, llevando a la región a un Valor Agregado Bruto (VAB) en el 2023 de 13,311 millones de soles, la realidad es que todo el peso del desarrollo sigue cayendo en los mismos de siempre. ¿Y los otros sectores? Estancados o en picada.
El dominio del sector minero es innegable. Con un incremento del VAB en extracción de petróleo, gas y minerales de 3,165,713 soles en 2022 a 6,088,225 soles en 2023, el sector minero representa ahora el 45.7% del VAB de Moquegua. Este crecimiento, aunque sobresaliente, revela una dependencia alarmante en un sector que está expuesto a las fluctuaciones globales de los precios de los minerales. La minería ha logrado salvar las apariencias y mantener la economía en alza, pero esta bonanza tiene un costo oculto: la debilidad de otros sectores cruciales.
El sector manufacturero, fundamental para la economía regional, muestra signos de estancamiento. El VAB de la manufactura descendió de 4,569,149 soles en 2022 a 4,559,734 soles en 2023. A pesar de esta pequeña reducción en términos absolutos, lo verdaderamente alarmante es la caída en su participación porcentual en el VAB, que se redujo del 43.7% al 34.3%. Este descenso no es un simple dato estadístico; refleja un desvío de recursos, relegando a la manufactura y a otros sectores a un papel secundario.
Más allá de la manufactura, los sectores de Agricultura y Pesca están en un descenso al que debemos prestarle atención. La agricultura cayó de 106,742 soles en 2022 a 94,110 soles en 2023, mientras que la pesca pasó de 73,409 soles a 50,027 soles en el mismo periodo. La participación de ambos sectores en el VAB se redujo drásticamente: la agricultura pasó del 1.0% al 0.7% y la pesca del 0.7% al 0.4%. Estos descensos no solo grafican una disminución en el valor económico, sino también una falta de atención hacia sectores esenciales para la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.
El sector de Construcción también ha sufrido, con una contracción notable del VAB, que bajó de 698,242 soles en 2022 a 585,386 soles en 2023, disminuyendo su participación en el VAB de 6.7% a 4.4%. Esta caída podría estar vinculada a la finalización de grandes proyectos de infraestructura o una desaceleración en la inversión pública, pero también señala una menor inversión en el desarrollo local.
Otros sectores como Comercio, Alojamiento y Restaurantes, y Telecomunicaciones también han mostrado ligeras caídas, indicando una disminución en la actividad económica ligada al consumo y los servicios. Estos retrocesos sugieren un debilitamiento general en el dinamismo económico más allá del dominio minero.
En contraste, el sector de Electricidad, Gas y Agua mostró un crecimiento moderado, aumentando de 316,933 soles en 2022 a 399,672 soles en 2023. Aunque su participación en el VAB se mantuvo estable en un 3.0%, este crecimiento es fundamental para el desarrollo de otros sectores, proporcionando la infraestructura básica necesaria. Sin embargo, este aumento es insuficiente para contrarrestar el impacto negativo de la concentración de riqueza en la minería.
En resumen, el crecimiento total del VAB en Moquegua, que pasó de 10,458,161 soles en 2022 a 13,311,205 soles en 2023, es un testimonio del éxito del sector minero. Pero este éxito viene acompañado de una realidad incómoda: mientras la minería florece, otros sectores están estancados o en declive. Esta dependencia excesiva en la minería no solo muestra una economía desequilibrada, sino que también pone en evidencia una falta de diversificación que podría poner en riesgo el desarrollo regional a largo plazo.
Moquegua necesita urgentemente diversificar su economía, revitalizar sectores como la agricultura, la pesca y la manufactura, y fomentar políticas que impulsen la inversión en áreas emergentes. La bonanza minera puede ser una solución a corto plazo, pero la región debe construir una base económica más sólida y equilibrada para asegurar un desarrollo sostenible y equitativo en el futuro.