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El nuevo derecho penal hipermoderno: hacia una pragmática moderada (II)

La política tradicional basada en falsas promesas, disputas mezquinas y dogmas gastados desaparece, puesto que la ciencia y la tecno ciencia dibujarían algunos problemas reales que requieren de cambios al que la política preconcebida no está dispuesta a superar.

POR: HOOVER WADITH RUIZ RENGIFO   

El discurso penal ha estado dentro de los límites de un nacionalismo metodológico ya insostenible. El cambio generacional global, invita a una posición también global. En materia de pensamientos, se exige una alianza como lo hemos señalado en otra oportunidad. La dogmática aparece ya desgastada. Debemos apuntar por otros paradigmas. El global. Un mundo globalizado que ya es una realidad, demanda visiones globales en todas las áreas del conocimiento, amén de la necesaria remisión a la técnica y la tecno ciencia que son las que más horizontes abre hoy-dice Lipovestky-, lo que inventa el porvenir, cambia el presente y la vida, inspira a los creadores.

De hecho, la Política está mandada a cambiar su estrategia si quiere sobrevivir. El cambio climático es un problema que la ciencia y la tecno ciencia demuestran su urgencia y peligro. Mencionamos el desarrollo de una ciencia, tecno ciencia y ahora el Mercado, responsable. Desde esta perspectiva hipermoderna el dogma se muestra desgastado. Es insostenible como se ha planteado a lo largo de este tiempo.

Hay un silencio de reconocimiento de este desgaste por parte de la Política, porque de hacerlo, implica la obligación moral inevitable de hacer cambios. Es dable reconocer que el Derecho penal ha estado fuertemente influenciado, esta vez de forma más clara, por la Política. Un maridaje indisoluble. A pesar de la negativa de cierto grupo de la Política, la ciencia demuestra que la parte más vulnerable de nuestro sistema ecológico, la atmósfera, está siendo afectada ostensiblemente. Si la ciencia está diciendo que estamos acabando con la atmósfera, por qué la Política no hace los correctivos. Demuestra que Política y ciencia van por camino distinto.  Un primer paso será concebir, a la Política Criminal—ahora digo que también la simple Política—como <<ciencia>>.

Con el avance de la obligada tendencia de la ciencia y la tecno ciencia, la dogmática como ciencia ralentizan su fuerza. La política no puede nutrirse de dogmas gastados que la han socavado constantemente durante mucho tiempo, expresa Obama en su discurso de posesión como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

La tendencia es una política sin dogmas gastados. Ésta tendrá que nutrirse necesariamente conforme al nuevo mundo de la ciencia y la tecno ciencia.

La política tradicional basada en falsas promesas, disputas mezquinas y dogmas gastados desaparece, puesto que la ciencia y la tecno ciencia dibujarían algunos problemas reales que requieren de cambios al que la política preconcebida no está dispuesta a superar. Mientras sea así, y no exista cambio generacional en la forma de la Política, las cosas seguirán intactas. La tendencia del <<mundo nuevo>> se verá friccionada constantemente.

Si nuestra disciplina penal no se nutre de la ciencia o atiende la tendencia de la ciencia y la tecno ciencia estará condenada a ser relegada, como ya lo es la filosofía. Hay situaciones del mundo que ya no son verdades—para utilizar un término más consensual—o sinceridades. Mejor decir ya no están justificadas en este mundo, porque la ciencia y la tecno ciencia descubren otra cuestión. Ejemplo palpable, el cambio climático. Es una realidad.

Atrás quedan los porqués de la filosofía, ahora, con la técnica, aparece es el cómo de las situaciones de nuestra vida. El horizonte cambia de paradigma. El mundo ya no está centrado en tantos porqués, se exige un cómo de las cosas. Este es el campo que abre hoy la técnica. Apertura que viene dada por el fenómeno de la globalización, la que permite sustituir las ideologías por la técnica. El peligro de esta cuestión, como advierte el Papa Benedicto XVI en su Tercera Encíclica es que esta se transforme en un poder ideológico, o como ha dicho Ernesto Sábato en “la resistencia” hay una idolatría por la técnica.

El Derecho penal y la Política Criminal de los últimos tiempos experimentan la consideración de diseñar políticas basadas en la confianza como forma de prevención de delitos, propia de un mundo en crisis e incierto. No es el por qué delinque, sino el cómo cumple con la Ley. Un fundamento político criminal basado en la confianza. A manera de ejemplo, la admisión de una responsabilidad de la persona jurídica experimenta una mayor confianza del cómo cumple con la Ley, desde la perspectiva penal y no administrativa.

La ecuación es la siguiente: si la admisión de una responsabilidad de las personas jurídicas es una necesidad política criminal, y ésta se basa en la confianza en cada diseño político, resulta cómodo sancionarla desde el Derecho penal y no el administrativo. De la mano del Derecho penal será más pragmático lograr el cómo para el cumplimiento de la Ley de estas nuevas personas. Los dogmas ya están desgastados.

Por ende, el paso obligado de forma indefectible es a la Política Criminal como ciencia. Por manera que la discusión sobre la legitimación, el método y el objeto del Derecho Penal es asumido por la Política Criminal. Pero ésta subsistirá en este nuevo mundo si se nutre de la ciencia y la tecno ciencia. Ya no es viable hablar de Dogmática, ahora es de Política, pero como ciencia, desde la ciencia y la tecno ciencia. Este es el cambio de paradigma que nos gesta el nuevo mundo.

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