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¿El inicio del final?

Que el paro se haya concentrado en la región Junín, bastión de los perulibristas, no es una casualidad, lleva consigo un mensaje poderoso para el gobierno y los congresistas que le dan soporte.

POR: JULIO FAILOC RIVAS     

El final del gobierno está más cerca que el fin de este año. El aciago golpe del 05 de abril contagió de autoritarismo al presidente al pretender enclaustrar a más de 10 millones de habitantes y paralizar la economía de la capital que aún se encuentra en cuidados intensivos y en plena recuperación.  Un error que hizo chispa y que posiblemente incendie la pradera que creemos puede marcar el inicio del final del gobierno de Castillo, dónde el fujimorismo golpista hizo su parte.

El paro de transportistas estaba pasando desapercibido hasta que llegó a Huancayo, al corazón del cerronismo, con asalto incluido al Gobierno Regional y a la Municipalidad Provincial, controlados por Perú Libre, como para no dejar la menor duda de que sería parte de una estrategia alternativa a la vacancia presidencial como lo anunciara la legisladora del fujimorismo.

No se trata de defender al presidente Castillo –que por su incapacidad para gobernar ha debilitado la investidura presidencial– sino de respetar la institucionalidad democrática que está siendo sistemáticamente golpeada por el fujimorismo desde hace más de un quinquenio. Defender la democracia es un valor que nos debe animar a todos los que creemos en ella.

En el audio ignorado por todos los medios de comunicación, propalado solo en las redes sociales, se oye a Martha Moyano decirles a sus correligionarios naranjitas: “…en política, sino tenemos claro que vamos a ganar, mejor no se actúa, no se presenta (refiriéndose a la moción de vacancia presidencial). Y la estrategia…claro que tenemos, la estrategia no se cuenta, no se dice, y por supuesto que está dando sus resultados, y por supuesto que estamos avanzado. Todos desde nuestra propia trinchera, nosotros desde el Congreso, ustedes en las calles, los juristas en las zonas del poder judicial y acusación constitucional, los periodistas desde su espacio. Dejen de estar diciendo, no hay estrategia, repitiendo lo mismo que los demás y lamentándose. Por favor, si se llaman fujimoristas y se creen fujimoristas, empiecen a analizar bien, por supuesto que hemos ganado, esto es una batalla…”

La estrategia del fujimorismo es funcional a un gobierno débil, mediocre y errático como el de Pedro Castillo. Que el paro se haya concentrado en la región Junín, bastión de los perulibristas, no es una casualidad, lleva consigo un mensaje poderoso para el gobierno y los congresistas que le dan soporte. Hay que reconocer que ha sido una jugada maestra del fujimorismo, razón no le falta a Moyano al señalar que están ganado la batalla. Lo que no lograron con los congresistas, lo están haciendo con los transportistas en las calles.

Los periodistas desde su espacio también hicieron lo suyo. Desde muy temprano, el día lunes, Frecuencia Latina, América Televisión, ATV y Willax, por más de ocho horas ininterrumpidas, cubrieron las noticias a nivel nacional en todos los lugares donde los incidentes del paro fueron significativos, como queriendo dejar en claro que en el país se vivía una gran convulsión social. ¿Desde cuándo les ha interesado los paros a los medios de comunicación?

La ruta elegida por el fujimorismo para hacer caer al Gobierno de Castillo es bastante conocida. La derecha y los grupos de poder, usaron los paros indefinidos de transportistas para traerse abajo gobiernos de izquierda. Las experiencias cercanas son la de Bolivia que terminó con la renuncia de Evo Morales y en su momento la de Chile, que terminó con el suicido y la caída del gobierno de Salvador Allende.

Más allá de la mediocridad de este gobierno, de la espalda que le ha dado al pueblo que dice representar y de la cual se aleja cada día más, ¿alguien puede dudar que el paro fue armado?  Sin embargo, el descontento y la frustración de la población que lo respalda, que voto por él y que al no encontrar respuestas a sus demandas puede incendiar la pradera.

Solo un milagro salvaría al presidente, ya que si no lo saca el congreso lo más probable es que lo saque las calles. Es el inicio del fin de Castillo que el mismo buscó -claro está- con una ayudadita del fujimorismo.

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