POR: DR. ROBERTO TITO CONDORI PÉREZ
Un clima organizacional pésimo en una universidad, exacerbado por acusaciones falsas y controversias, puede tener múltiples efectos negativos tanto en el corto como en el largo plazo:
Las acusaciones falsas generan desconfianza entre los miembros de la comunidad universitaria, lo que puede llevar a un ambiente de trabajo hostil y tensiones entre colegas.
Las controversias y la falta de un ambiente de apoyo pueden disminuir la moral del personal y de los estudiantes, llevando a una disminución en la motivación y en el compromiso con las actividades académicas y administrativas.
Un clima laboral negativo impacta directamente en la productividad. Los docentes y el personal pueden volverse menos eficientes en sus tareas debido a la preocupación constante por las políticas internas y los conflictos.
Los profesionales altamente calificados pueden buscar otras oportunidades de empleo en ambientes más saludables, lo que puede llevar a una fuga de talentos críticos para el éxito de la institución.
El enfoque en conflictos internos puede desviar la atención de la misión educativa principal, impactando negativamente en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, las controversias pueden llegar a ser conocidas fuera de la universidad, dañando su reputación y disuadiendo a potenciales estudiantes y facultades de asociarse con la institución.
Problemas de salud mental: un ambiente de trabajo tóxico puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad, lo que contribuye a problemas de salud mental entre estudiantes y personal.
Las acusaciones falsas pueden llevar a investigaciones y procedimientos legales, lo que puede ser costoso y desviar recursos de otras necesidades importantes.
Dificultades en la colaboración: la cooperación entre departamentos y equipos puede ser más difícil en un ambiente donde prevalecen la sospecha y las acusaciones.
Impacto en el bienestar estudiantil: los estudiantes pueden sentirse inseguros y menos apoyados en su entorno educativo, lo que puede afectar su éxito académico y personal.
Para contrarrestar estos daños, es fundamental que las universidades promuevan un clima organizacional positivo a través de la transparencia, el diálogo abierto, la justicia procedimental y la construcción de una cultura basada en el respeto mutuo y la integridad.