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El 8 de abril Wuhan (origen del coronavirus) abrió sus puertas a 11 millones de habitantes

POR: PATRICIA CASTRO OBANDO [DESDE CHINA, PERIODISTA]

Llevó horas y horas viendo por todos los medios chinos la apertura de Wuhan. Hoy 8 de abril finalmente Wuhan, el epicentro del coronavirus en China y capital de la provincia de Hubei, abrió las puertas para sus 11 millones de habitantes.

Ha sido el último bastión de la cuarentena en todo el territorio, desde el 23 de enero. Fueron 76 días de encierro estricto, en algunos tramos sin posibilidad de salir de casa ni para comprar víveres. Aún se registra en el país alrededor de 2.000 casos de pacientes infectados que están en tratamiento y 1000 casos importados, de ciudadanos chinos y extranjeros (en menor medida) que volvieron a China contagiados.

Hay un temor real por la segunda ola de contagios y las medidas de control se han vuelto más estrictas, especialmente en las principales ciudades chinas para detectar a los casos asintomáticos. Se trata de personas que no registran ningún síntoma en ninguna etapa de la enfermedad pero pueden transmitir el virus y son susceptibles a las pruebas del covid-19.

¿Qué viene ahora? Una etapa que llamamos “nueva normalidad”. Este concepto chino de “nueva normalidad” apareció en 2015 y fue acuñado por el presidente Xi Jinping para definir una nueva etapa en China.

Según el plan, la población china acostumbrada a un crecimiento económico desaforado en los últimos años debía ajustarse a tres situaciones nuevas: 1. Pasar de una etapa de alto crecimiento a crecimiento medio-alto, 2. Mejorar y actualizar la estructura económica (y todo lo que esto implica), y 3. Guiar a la economía por la innovación en lugar de la inversión. Uno de los tantos alcances de esta “nueva normalidad” fue el sector tecnológico que también empezó a virar desde la cantidad hacia la calidad que supone la inteligencia artificial.

La tecnología en China que se hizo mucho más popular a raíz de los Juegos Olímpicos Beijing 2008, atravesó tres momentos claves: la clonación, la adaptación y la innovación. ¿Qué papel ha desempeñado la tecnología orientada a la salud durante este brote? “visibilizó” el virus, lo contuvo y ayudó a erradicarlo pero al mismo tiempo puso (mucho más) en evidencia la estrecha vigilancia que aplica el gobierno sobre la ciudadanía.

La nueva función de la tecnología era vigilar el virus, y el control pasó a manos de la salud. Estas son algunas de las herramientas que se utilizaron: Medición de temperatura corporal con reconocimiento facial. Cámaras de reconocimiento facial para identificar personas sin máscaras. Drones para transportar medicinas y alimentos o asignados a la vigilancia.

Robots para pulverizar desinfectantes en zonas de alta contaminación. Cascos inteligentes con cámaras térmicas para medir temperatura corporal en un radio de 5 metros y con alarma. Aplicaciones para ubicar los casos de contagio más próximos con geo localización.

Salvoconductos que generan código QR con sistema de semáforo (rojo-amarillo-verde) para transitar según estado de salud en últimos 14 días. Sistema de diagnóstico basado en inteligencia artificial mediante comparación de tomografías escaneadas, con precisión de 96%

Estas herramientas que fueron orientadas a la salud están basada en el Big Data. Requieren que el usuario se registre con su nombre, identificación (DNI) y número de celular. Es imposible escapar de este sistema. Un teléfono celular contiene la vida de cualquier persona en China y no solo le facilita la existencia sino de alguna forma, también se la permite.

Actualmente es muy difícil realizar una transacción con billetes o monedas, ya no solo en espacios virtuales sino en espacios físicos. El universo digital llegó a Planeta China hace poco más de una década y abarca muchos otros sectores en auge, además de la salud, el comercio electrónico masivo, la educación virtual y nuevas formas de interrelacionarnos. ¿Es esta virtualidad la «nueva normalidad» que ya no está en el futuro sino en nuestro presente? Lo único que queda claro de aquí en adelante es que este virus no será el último. Tampoco nosotros.

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