La vocación de un profesor supera límites. Eiffer Paredes nació en Arequipa, donde antes de la pandemia se trasladaba durante seis horas para llegar a la provincia de la Unión y enseñar inglés a sus alumnos de 4° y 5° de secundaria de la I.E. Coronel Casimiro Peralta. Cuando empezó la cuarentena por el Covid-19, la distancia entre él y sus alumnos se hizo más grande, por los obstáculos tecnológicos y los problemas emocionales que se comenzaron a presentar.
El maestro tuvo que adaptarse aceleradamente a la enseñanza remota, pero debido a la falta de equipos tecnológicos, como computadoras, tablets y laptops entre los estudiantes, tuvo que realizar sus clases a través del WhatsApp, en el cual comparte imágenes y audios. Sin embargo, al inicio se dio con la sorpresa que la interacción e integración con sus alumnos era nula.
“Los alumnos ya no se comunicaban como lo hacían en las clases presenciales, donde no solo opinaban del tema de inglés, sino que había una conversación fluida: contaban sobre sus aspiraciones de vida, se relacionaban bastante. De un momento a otro, la relación cambió drásticamente”, contó Eiffer.
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La tecnología no puede ser un sustituto de las relaciones sociales, pero puede ayudar a potenciarlas. Eso aprendió el docente Eiffer, por eso decidió inscribirse en cursos gratuitos del portal Educared de la Fundación Telefónica Movistar y Fundación La Caixa, como la educación mediática que le ha servido para cuidar la salud mental de sus escolares y ayudarlos a superar las barreras emocionales que les pudieron surgir, cultivándoles capacidades críticas ante la información que consumen en los medios de comunicación y en las redes sociales.
«Considero que trabajar con los sentimientos y emociones de los estudiantes es importante, sobre todo en esta época de confinamiento donde nuestra comunicación se limita al alcance del internet. Como docentes, debemos percibir si el alumno está enfrentado una situación que necesita expresar”, manifestó.
Eiffer desarrolló su proyecto de inteligencia socio emocional que les permite a los alumnos conocerse, contar su día a día, cómo se encuentran, explayarse sobre sus futuros intereses, sueños y metas. “De esta manera, se fortalece la familiaridad y amistad que tenían como compañeros durante la modalidad presencial”, sostuvo.
El docente inició con ponencias individuales para que los estudiantes presenten su plan de vida en los próximos años. “Mi objetivo es preservar la comunicación entre ellos y la integración de la comunidad que forman como compañeros de clase, amigos y futuros profesionales, y yo poder guiarlos como maestro”, aseguró.
Finalmente, Eiffer recomendó a sus colegas prepararse para desarrollar las habilidades emocionales de sus alumnos. “El colegio es la base donde se construye la amistad y los primeros valores, y los maestros podemos ayudar a mantener esa interacción, generar buenas emociones que reduzcan la ansiedad, depresión, entre otros problemas que surgen por el confinamiento”, acotó.