Zenón Cuevas: incapacidad + miopía histórica = ¡fracaso total! (2)

“En una jerarquía, todos tienden a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse” - Laurence J. Peter.

POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ   

Cabe precisar en este segundo, –y espero que sea el último–, artículo en torno al “político” don Zenón quien hoy funge de gobernador regional, que coincido casi totalmente con lo señalado por Antón López-Leitón Veiga el 2010 en su blog personal, en cuanto los atributos que debe tener un buen guía, haciendo hincapié que una cosa es ser jefe y otra muy distinta ser líder. Veamos algunos de ellos, sobre todo aquel que indica que hay que optar ante todo por la verdad antes que por lo falso o la demagogia barata y engañosa.

Es decir, no prometer lo que no se va a poder cumplir dado que las líneas que separan la mentira de la estafa son muy tenues, algo notorio al observar que prácticamente nada de lo que prometió en su Plan de Gobierno se ha cumplido, –y por favor, no se refugie en la pandemia producida por el Covid 19–, porque la misma no tiene nada que ver con su personalidad que en líneas generales es errática, desconectada de la realidad e impulsada ante todo por el temor al poder y a los poderosos de turno antes que por la pasión de los ideales y el amor al terruño, siendo además incapaz de trabajar en equipo y fomentar la aparición de nuevos líderes. ¡Pero eso sí! A la hora de viajar está presto a hacerlo al margen de que los periplos sean útiles para el bien común.  Por ejemplo: ¿Qué utilidad tuvo para Moquegua su viaje al Canadá?

Y es que un líder político serio no debe olvidar cuál es su verdadera misión: servir a los demás y no buscar tan solo su propio interés. Por ello no puede llegar a un puesto público y ver recién qué pasa, ¡no!, debe antes prepararse, informarse y saber cuál es su responsabilidad y de qué manera llevará a cabo sus propuestas, teniendo siempre presente que usualmente el mundo de la política corrompe a las personas y las trasforma, desviándolas de sus principios.

Por esa razón, es fundamental que el aspirante a convertirse en un servidor público se mantenga firme en sus valores e ideología. Valores e ideología que parecieran haber pasado en el caso de don Cuevas al olvido, convirtiéndole en un anecdótico ejemplo o modelo de aquellos que Laurence J. Peter considera que han alcanzado un nivel de incompetencia que les impide tomar decisiones adecuadas, limitándose a dejar pasar el tiempo teniendo como máxima “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, cayendo bien en el maquiavelismo, el narcisismo o la psicopatía, obviando cualquier intento de gobernar que significa esencialmente prever.

Y si bien es cierto que ya tiene su lugar ganado en la historia de la región, me temo que la valorización de su gestión no será muy halagüeña  a tal punto que de vivir en nuestros días González Prada, podría escribir refiriéndose a su persona  y no a Piérola:  “Pero, descúbrase o no se descubra la trama, le importa un comino, siendo lo que llaman los franceses un je-rríen-foutiste, que es el hombre que viene atrás y al cual le corresponde arrear, porque después de usted, el diluvio”.

Y aquí cabe hacerse una pregunta: ¿Por qué en los últimos tiempos a lo largo y ancho del país e incluso del mundo, salvo honrosas excepciones los incompetentes siempre llegan más lejos en la vida política?

Me atrevo a pensar que estamos cosechando la falta de educación e información adecuada, las cuales vienen siendo reemplazadas por el internet y la “distracción” brindada por la televisión que usando la tecnología están casi todas las horas del día en los centros urbanos o ciudades marcando o delimitando nuestro actuar a tal punto que mayormente nadie lee, nadie piensa en el bien común y menos aún les interesa la política.

Pero cuidado: al carecer gran parte del campo y los poblados de los andes de servicios de agua potable y energía eléctrica, también se vienen librando de la influencia en muchos casos nefasta de los medios que no llegan con sus “mensajes, contenidos y distracción”, lo que quizás explique algunas de las tendencias electorales y el perfil de las autoridades elegidas, las cuales “sintonizan” con el imaginario popular que vota más en función de sentimientos que de capacidad, ideas o razones, encumbrando ciegamente a políticos que a decir de un gobernante del siglo pasado: son siempre lo mismo. Prometen construir un puente, aunque no haya río, tal y como temo que ocurrió con don Zenón, más porque llegó a su nivel de incompetencia que por buenas o malas intenciones.

Lo Último

ANÁLISIS Y OPINIÓN