Por: Arnulfo Benavente Díaz
La pandemia del Covid-19 recorre todo el territorio nacional y quita la vida a familiares, amistades y ciudadanos de toda condición social. El gran problema es no tener dinero y esto significa no poseer oxígeno medicinal y otros importantes medicamentos. En este panorama de angustia, como en las películas de terror, la vida no vale nada. ¿Quién puede solucionar? ¿La vacuna? Algunos se vacunaron y tuvieron reacciones adversas.
Pensamos que el presidente de la República tiene la responsabilidad de poner en práctica, lo que dice la Constitución Política del Perú, de lo contrario es un delito contra la humanidad: «La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado».
Con respecto a la denominada angustia existencial, sobre la muerte, está en todo ser humano y de este tema hay definiciones idealistas y materialistas que hemos reunido en síntesis a través del tiempo.
El sentido popular indica que a los instantes de morir se mira un túnel y una luz que trae placer.
La psicología informa y sustenta que en ese momento el cerebro segrega sustancias que dan placer (para morir feliz).
La revolucionaria definición de la muerte la encontramos en el filósofo griego Epicuro: «La muerte no significa nada para nosotros, porque mientras vivimos no existe y cuando está presente nosotros no existimos».